Contra el contrato.

Start from the beginning
                                    

—Actúa o cierra las cortinas, cariño —dijo sonriendo de costado.

No me molesté en contestar y me dirigí con una sonrisa al ventanal que daba al comedor para cerrar las cortinas y obtener la privacidad que realmente no quería tener. 

—Cortinas cerradas, ¿para qué diablos viniste?

Suspiró.

—Mira, tampoco te soporto, ¿bien? Hago esto únicamente para que los papparazzis no se olviden de mi existencia. Pero sería bueno tratar de tolerarnos y tenemos que compartir saliva durante 9 meses más. 

Hice gesto de vómito, pero debía admitir que tenía razón. 

—¿Quieres conocerme mejor? Bien, hoy era mi día libre porque, como verás, mi madre y mi hermana no están. Y estaba viendo mi película preferida. Y como quieres conocerme mejor, te diré que odio que me interrumpan en mi día libre cuando miro mi película favorita.

Bufó.

—Veámosla, entonces.

Rodé los ojos y asentí. 

—Siéntate. 

Tomé el plato con los pochoclos y lo dejé en el medio del sofá, de modo que uno tendría que estar en cada punta. Me tapé con la frazada y después de que él se sentó, tomé el control para darle play. 

—Uhm, ¿Brooke?

—¿Sí? —pregunté irritada.

—¿Podría taparme yo también? Tengo algo de frío. 

Rodé los ojos y suspiré exageradamente. 

—Deja de rodar los ojos, y tocarme no te transmitirá ningún tipo de enfermedad, tranquila. 

—De acuerdo —contesté frustrada, haciendo un gesto de rendición con las manos. 

Agarré el plato con pochoclos y me acerqué a él, poniéndole la frazada sobre las piernas y el plato sobre las mías. Quedábamos prácticamente pegados, pero es cierto, no es como si él tuviera alguna enfermedad, y tarde o temprano debería empezar a tolerarlo. Así que le puse play y me sumergí en mi historia favorita.

Sentí la voz de mi hermana en algún lugar y abrí los ojos. Me había quedado dormida junto a Niall, ¡genial! ¿Algo más podía pasarme? Levanté mi mirada y vi que él también se había dormido. Probablemente durante la película, ya que recién estaban empezando los créditos. Me levanté siguiendo la voz de mi hermana, que ahora se mezclaba con la de mi madre. Ellas estaban en el cuarto de mi madre. Miré a través de la perilla y estaban jugando con muñecas. Mi madre y Emily eran muy, muy unidas. Y eso era bueno, sí. 

Así que tomé, probablemente, la peor decisión de mi vida: volver al lado de Niall, ponerme en la misma posición que antes y otra vez dormir. Al fin y al cabo, seguía con sueño. Y apenas era consciente de las decisiones que tomaba. Me acosté a su lado, me tapé y volví a caer en un profundo sueño.

Estaba sola en un bosque, todas las hojas eran naranjas, rojas o amarillas. Debía de ser otoño. Estaba algo perdida, pero sabía que si seguía el sendero, saldría justo a la puerta de mi casa. Pero hubo un problema: el camino se bifurcó. Al principio de uno estaba Niall, vestido con un traje todo negro y una rosa en su mano. 

—Ven, sígueme —me dijo.

En el otro camino también estaba él, pero estaba con una camisa desabotonada hasta la mitad y con sus típicos jeans oscuros, su pelo estaba alborotado, no tenía nada en sus manos y tenía su mirada perdida, pero de todos modos me incitaba a ir con él. 

Decidí por el Niall bien vestido. Tomé su mano y lo seguí, lo seguí, y seguía caminando por el sendero y él, por alguna razón, se iba desvaneciendo y yo no sabía volver para atrás, y cada vez se ponía más oscuro, hasta que él desapareció. Y yo quedé en el bosque, perdida, y ruidos se empezaban a escuchar y sombras a ver.

Me desperté gritando, todo se había sentido más que real. Estaba algo sudada y mi respiración era rápida e irregular. Lágrimas caían rápidamente por mi cara. Miré a mi lado y Niall no estaba ahí. Los sollozos se escapaban de mi garganta. Escuché cómo alguien corría hacia mí y volví a gritar. ¿Dónde diablos estaba mi mamá? ¿Emily? Necesitaba su ayuda, mierda. 

Y me olvidé de ellas cuando lo vi frente a mí, las puntas de su cabello estaban mojadas y su mirada reflejaba verdadera preocupación. Necesitaba consuelo, necesitaba un abrazo y alguien que me dijera que todo estaría bien. Así que simplemente me levanté, rodeé la mesita y me lancé a sus brazos, abrazándolo por la cintura y sollozando contra su pecho. Él pasó sus brazos por mi cintura y besó mi cabello.

—Tranquila, Brooke, ya está, fue sólo una pesadilla —repetía una y otra vez.

De a poco mi respiración se fue controlando, regularizando y yo me calmaba. Me separé de él y vi que su camisa, justo donde mis ojos habían estado, estaba totalmente mojada. 

—Lo siento —dije algo avergonzada. 

—No te preocupes —contestó colocando una mecha de cabello detrás de mi oreja. —Sólo fue una pesadilla, ¿sí?

Asentí con la cabeza.

—¿Quieres hablar de eso? 

Y por primera vez, y creía que también última, decidí confiar en él y asentí dirigiéndome al sofá.

Detrás de las cámaras » n.h «Where stories live. Discover now