16. ¿Por qué lanzas tus misiles?

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Saco fuerte bocanadas de aire y a su vez escupo el agua que entraba por la fuerza hacia mi garganta.

— Tú viste quien dijo que la gente se desesperaba tirándole un vaso con agua en la cara—dice Heissen

— Sí, pero tú le aventaste toda el agua sucia que había en el florero, idiota—contraataca, por quien ahora reconozco la voz es Bambi.

Me incorporo en mi cama y visualizo a mis amigos sentando al borde de ella. Heissen tiene un florero en la mano y sé que fue de ahí donde saco el liquido que casi me mata—muy exagerado lo sé—, Bambi me mira sonriente y dice

— Dormilona —se inclina un poco y alborota mi cabello—. Cinco minutos más y pensamos que estas muerta.

Rodeo mis ojos y la empujo—. Son unos idiotas, pensé que me ahogaba.

Hiessen me mira divertido pero no dice nada.

Me paro de la cama y avanzo hacia el baño para asearme un poco dejando a mis amigos solos en mi cuarto. La verdad que el sueño que tuve me tiene algo desconcertada, la gente dice que los sueños significan cosas pero entonces ¿qué significa ese sueño?

Salgo del cuarto y mis amigos me miran extrañados

— ¿No lo recuerdas cierto? —pregunta Heissen. Y no, la verdad que no lo recuerdo porque no se dé que me esté hablando.

Niego con la cabeza y pregunto—. ¿De qué es lo que no me acuerdo?

— El parque de diversiones al que iríamos, lo planeamos desde hace un mes, ¿cómo es que no lo recuerdas? —dice Bambi algo indignada, Heissen niega con su cabeza y añade

— ¿Sigues distraída por lo de tu madre? —avanza hacia a mi y me toma por los hombros acercándome a su cuerpo para después posar sus brazos en mi cintura, abrazándome tiernamente.

Sonrió sin ganas y asiento con mi cabeza. Bambi se nos une y me abraza por detrás. Nos mantenemos así por unos minutos.

— ¿Quieres venir para distraerte un poco?

Me separo de Hiessen y Bambi. Paso mis manos por mi rostro por desesperación.

— Lo siento chicos, pero lo había olvidado y ayer quedé con Nathan de vernos hoy, de hecho en un par de horas iré a verlo a una cafetería cerca de aquí.

Bambi asiente y Heissen me mira ceñudo—. En verdad te gusta ¿cierto?

— Me lo quiero violar con la mirada, ¿eso responde a tu pregunta?

— Y tú eras la santa ¿eh?, maldita mosca muerta—se burla Bambi—. Lo que no entiendo es ¿por qué si te gusta tanto, no follaron duro toda la noche?

Ayer estuvimos a punto de hacerlo, me excitó como nunca me había excitado, mi cuerpo estaba en llamas y posiblemente el suyo estuviera frío como el hielo porque en cada roce que teníamos producía un choque térmico, estando a punto de colapso si su miembro no estaba dentro de mí. Me sentía algo avergonzada porque jamás había estado en una posición igual pero en ese momento lo único que quería era tirar de mi pelo de la desesperación por no sentirlo más cerca. Pero todo se fue al diablo cuando su madre abrió la puerta, si la señora Dorian-Greyson llegó como chivo por su casa y nos cacho en plena movida, así que si me sentía avergonzada por lo que estábamos a punto de hacer, mi vergüenza creció más tanto que me fui sin siquiera despedirme de ella.

Nathan por su parte se lo tomo todo con gracia y la señora, bueno ella, ni siquiera dijo nada pasó directamente al cuerpo de Nathan y dijo que lo esperaba allí, a mi no me saludo posiblemente porque no me recuerda, quién sabe.

Medio kilómetro de distanciaWhere stories live. Discover now