Capítulo Veinticinco

Comenzar desde el principio
                                    

Me sirve lo que parece ser un chocolate frío y unas galletas. Comemos en silencio hasta que subimos de vuelta al despacho. En ese momento mi celular suena.

—¿Hola? —frunzo el ceño. Hay mucho ruido.

—¿Hablo con Leah Duncan?

—Sí, con ella —Christian me observa expectante.

—Le hablamos del Hospital Central. Queremos informarle que Louisa Williams ha ingresado a cuidados intensivos.

Podría jurar que mi corazón se detuvo.

—¿Q... qué? —Christian acerca una silla rápidamente y toma mi teléfono.

—Habla Christian Harris. ¿Qué ha sucedido con Louisa?

—No sabemos con exactitud qué pasó. Al parecer recibió una sobredosis de medicación.

—¿Qué? —Christian cierra su mano libre en un puño—. Vamos para allá.

Mientras cuelga, toma su abrigo y el mío.

—Vamos.

Corremos hacia su auto para luego dirigirnos al hospital. Me siento demasiado alterada. ¿Por qué quieren hacerle daño a mi tía? ¿qué ganan con eso?

Christian toma mi mano y la aprieta—. Te prometo que estará bien, Leah. No permitiré que algo más le suceda. Vamos a trasladarla a un hospital privado y estará bien.

—Gracias, Christian, pero no tienes que hacerlo.

—No es ningún inconveniente. Eres como una hija para mí, y sé que tú quieres a Louisa.

Pensaba que no lo hacía.

—Gracias —le doy una sonrisa de boca cerrada.


Llegamos al hospital, y en cuanto entro el olor a medicamentos y llanto inunda mis fosas nasales. Corro por los pasillos hasta llegar a cuidados intensivos. Christian me detiene antes de que entre a las habitaciones.

—Será mejor que preguntemos —asiento, aún aturdida.

—Disculpe —observo a Christian, quien habla con un enfermera preguntando por la información de mi tía. Suspiro al ver su semblante de preocupación.

¿Por qué se supone que tenía que ser así con mi padre? ¿por qué no pudo ser de otra forma? Vive tan aferrado al pasado que no puede seguir adelante. Sabía que Christian le hizo mucho daño a mi madre, pero eso no le impidió a ella perdonarlo, ¿por qué mi padre no puede hacer lo mismo y estar aquí para apoyarme?

—Leah —Christian toca mi hombro y yo me sobresalto.

—¿Estás bien?

—Sí, solo pensaba —debo enfocarme más.

—Ya sé donde está ubicada Louisa. Vamos.

Lo sigo hasta el final del pasillo donde se encuentra un policía custodiando la puerta de la habitación de Louisa. Yo frunzo el ceño.

—Disculpe —le llamo la atención—. Soy sobrina de Louisa Williams, me han dado el permiso para entrar a verla.

El hombre me mira enarcando una ceja—. ¿Tiene identificación?

Saco mi cartera y mi tarjeta para mostrársela. Él asiente.

—Puedo dejarla pasar, pero primero, ¿podría contestar a unas preguntas?

Comienzo a impacientarme y Christian lo nota—. ¿Puedo responder yo por ella? Se encuentra muy preocupada por su tía y me parece que es bueno que la vea.

—Si la señorita no tiene ningún problema.

—En lo absoluto, gracias Christian.

Me adentro en la habitación cerrando la puerta con cuidado. Me sorprendo al ver a mi tía con su mirada puesta en la ventana.

—Tía... —susurro. Ella voltea su rostro lentamente.

—Leah —sonríe débilmente y ese nudo en mi garganta se hace más grande. ¿Quién pudo atreverse a tocarla?

—¡Oh tía! —corro hacia ella y lloro sobre su hombro. Ella me abraza con pocas fuerzas.

—Estoy aquí, no iré a ningún lado.

—¿Quién pudo hacerte semejante maldad? Lamento tanto no estar para ti. Soy un desastre yo...

—Leah, está bien —mi tía sonríe nuevamente—. Estoy bien.

Mi corazón se encoge. ¿Es que disfrutan matando inocentes? ¿cómo pueden hacerle tanto daño a una persona que solo busca el bien? Sé que no me comporté de la mejor forma con Louisa, pero es mi tía después de todo, y no pienso permitir que le hagan daño. No a ella, no a Christian, no a Theo.

—Tía, —me limpio las lágrimas con rabia—. tienes que decirme quién intentó asesinarte.

Ella me mira por unos segundos hasta que asiente.


Salgo de la habitación dando grandes zancadas. Christian se levanta en cuanto me ve.

—¿Qué tal fue? —frunce el ceño—. ¿Está bien?

Lo miro directamente a los ojos. Esto tiene que terminar de una vez por todas.

—Necesito hablar con tu madre.

___________________________________

¡Hola hola!

He decidido darles un pequeño maratón ya que son unas lectoras increíbles y las amo.

En un ratito subo el siguiente capítulo.


Cumpliendo Promesas (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora