– ¡Esas galletas son mías, Jake! – exclamó mi primo corriendo en dirección de mi amigo para arrebatarle el paquete de galletas. Ambos son buenos amigos, y me da la sensación de que Jake y Jackson pueden llegar a ser mejores amigos, ya que Jackson y Dylan no se hablan.

– ¡En cinco minutos nos vamos! – gritó Dallas bajando las escaleras como un loco, llegó hasta mi, dejó un beso en mi frente y fue a abrir la nevera para prepararse un vaso de zumo de naranja, el último que quedaba también – Vaya mañana más ajetreada – bufó.

Iba a responder, cuando Harper bajó las escaleras y apareció en la cocina. Ella tenía un cepillo, un peine y un montón de trabas enredadas por todo el pelo.

– ¡Ayúdame! – exclamó corriendo hacia mí y colocándose en frente de mi – Intenté hacerme un bonito peinado y mira lo que me ha salido, ahí dentro puede haber incluso un gato – soltó un grito frustrada y comenzó a tirar de todas las cosas que tenía enredadas a su cabello – ¡Dios!

– ¡Oye, así te vas a hacer daño! – exclamé y rápidamente comencé a tirar con ayuda de ella misma y Dallas de las cosas esas del pelo.

– ¿Qué son esos gritos? – preguntó Connor alarmado en lo que se reunía con nosotros en la cocina junto con Emily, la cual miraba la situación entretenida – ¿pero qué demonios ha pasado en tu pelo? – preguntó horrorizado.

– ¡Cállate Connor, no ayudas! – gritó Harper enfadada. Continuamos intentando sacar todos aquellos objetos de su cabello hasta que finalmente lo conseguimos. Bueno, conseguimos quitarlos todos, pero su pelo era un total desastre y ya era la hora de irse. Ella, al darse cuenta de aquello fue hasta su habitación y bajó con un sombrero bastante grande en la cabeza, cosa que nos causó mucha gracia.

– ¡Nos vamos ya! – gritó Dallas lo suficientemente alto como para que se escuchara por toda la casa. Un par de minutos más tarde se encontraban todos en la entrada organizando un poco las cosas. Me recordaron un par de veces más lo que tenía que hacer, y finalmente, se fueron.

Dios mío... Vaya comienzo de mañana. Esto es lo que pasa cuando tú te encargabas de despertar a todos los demás y el despertador decide no funcionar.

– A ver, Skyler, céntrate – hablé para mí misma intentando aclararme un poco la cabeza – primero has la cama de todas las habitaciones ya que a ellos no les ha dado tiempo de hacerlo – asentí con mi cabeza y me dirigí a la mía primero.

Oh, una de las cosas que pasó cuando mi tío Marco estuvo aquí, fue que cuando intentó encender las cámaras de mi habitación de nuevo, se confundió de botón. Ahora todas las cámaras de mi habitación están apagadas y no graban nada, así que puedo hacer lo que quiera porque no me verán. Incluso desnudarme en mi habitación en vez de en el baño, gracias a dios.

Comencé a estirar las sabanas de mi cama, cuando de pronto comencé a escuchar un ruido en la planta baja. Estaban abriendo la puerta. Me asomé desde las escaleras para ver quien había entrado. Y cuando le vi no lo podía creer. Dylan.

– ¿Qué haces aquí? – le pregunté desde el piso de arriba haciendo que él diera un salto del susto. Pero después me miró a los ojos con la mandíbula apretada. Tenía miedo, y mucho.

– Pues digamos que me he escapado solo para verte a ti, creo que tú y yo tenemos un par de cosas pendientes, ¿no es así, Skyler? – preguntó con un tono cínico mientras se acercaba al pie de la escalera – Es decir, tenemos que hablar, y lo sabes.

A medida que él subía un escalón, yo retrocedía un paso hacia detrás, en lo que yo decía –: Yo no quiero hablar contigo, Dylan, después de lo que me hiciste y de lo que me dijiste no quiero saber nada más de ti, y sobre todo después de lo que le dijiste a nuestro tío. No tienes corazón, Dylan.

¿Podré con tanta sobreprotección?Where stories live. Discover now