Dos vidas

Comienza

Annabeth

Bienvenidos a la historia de mi vida.

La vida siempre cambia, cuando menos te da cuenta te da cosas que nunca pediste y te quita las que te encariñas, todo el tiempo es así.

Es como si de un momento a otro despertarás y volvieras a quedarte dormido, tan fácil, tan imposible, tan  normal. Es tan rara mi vida ahora, nunca fue normal y jamás lo será. 

Todo comenzó cuando era una niña, veía cosas distintas a las que ocurrían, vivía otra vida, podía estar en dos lugares distintos al mismo tiempo sin necesidad de viajar hasta allá, desconocía que lugar veían mis ojos solamente tenía aquella sensación de que no estaba sola.

Cuando les expliqué a mis padres lo que estaba pasando conmigo, al principio no me creyeron, "todo era parte de mi imaginación", hasta que un día, en un viaje familiar por la ciudad, ví tras de la ventana del automóvil un par de ninos en un parque, acercándose a donde estaba, lo último que sentí fue un golpe en mi rostro que me hizo gritar, tenía seis años.

Despues de ese día, mis padres decidieron mandarme con doctores quienes jugaban a adivinar que grado de locura poseía, creían que era algún trastorno o que simplemente deseaba atención, todo esto sin que la prensa supiera de mi, al parecer ser la hija loca de una doctora reconocida y divorciada era mucha carga para mi, para mi hermano menor Phil y para mi hermana mayor Zoey. 

Zoey fingía su no-interés por mi como nuestra madre lo hacia pero en el fondo le preocupaba que fuera el entretenimiento de los colegas de nuestra madre, es mayor que yo por dos años, y Phil era apenas un niño de dos años cuando los ataques llegaron. 

Lo que sentí ese día, fue tan real, el dolor fue real, el golpe que impactó en mi rostro aquel día fue real, nada era producto de mi imaginación, lo juraba o al menos eso creía, había salido un golpe en mi frente que no tenía explicación alguna, más que me hubiera caído de la bicicleta, cosa que no fue así ya que la diversión no estaba permitida en casa y no tenía clases de deportes aún, siempre fui torpe.

A los siete años, visitaba más hospitales que parques de recreamiento, a los ocho años ya estaba medicada, iba a terapias que no servían de nada dos veces a la semana, de tomar vitaminas para prevenir la gripe, llegue a tomar medicación para evitar esos ataques y por supuesto, distintos estudios con doctores diferentes, así se convirtieron mis años. Deje de ser una niña normal que salía a jugar con sus amigos a jugar solamente con su hermano menor.  Y aún así, su voz y su vida seguian presentes en mi mente, nunca se fue. 

Por supuesto que algunas veces veían que no hacía lo que los doctores demandaban que hiciera y tenían que aislarme de nuevo, aquella voz no desaparecía de mi cabeza, jamás me obligó a hacer algo que no quisiera o me mandará órdenes como muchas personas creyeron que pasaría, conmigo no fue así, escuchaba su voz de vez en cuando y casi siempre era cuando estaba en problemas.

Ha estado en los momentos más difíciles que he vivido en mi corta vida, sentía cada sensación que el tenía, algunas veces si cerraba los ojos podía verlo, sabía cómo era, me apoyo en los momentos que todos me habían abandonado, él ha estado aquí, me gusta jugar a que el tambien me escucha, que cuando el cierra sus ojos puede verme, que sabe mi nombre, que siente lo que siento, que le hago compañia como él me acompaña a mi.

Él, su voz todo lo recuerdo perfectamente, tenía mi mente divagando preguntándome como fue que el llegó a mi vida, y aunque sigo preguntándome eso, ahora se que nunca estuve sola. Seguí viendo la doble vida que solía ver, empecé a sentirme parte de otro mundo, de su mundo, la verdad es que la voz en mi conciencia no es la mía, una de esas vidas no me pertenece, no es conmigo misma con la que estoy hablando en este momento. 

Es contigo, con mi amigo, con la voz en mi cabeza, mi otra persona, un desconocido al otro lado de mi cabeza y del mundo...Jacobo.

Aquí es dónde nuestra historia comienza