La culpabilidad de la culpa

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"Titutututu". El móvil de Sofía recibió un Whatsapp. Era Tom. "¿Te apetece quedar mañana viernes en el Beat a las 20?. Sofía dijo un "mierda" para sí misma. Creía que aquello de quedar para tomar algo era lo típico que se decía para quedar bien pero que luego no se hacía nunca. Pero Tom lo había hecho. "Ok, allí nos vemos". "Ay, Dios, espero no arrepentirme de esto" dijo para sí misma Sofía. Eran las 11 y estaba en la sala de profesores comiéndose su manzana de media mañana mientras ojeaba el periódico. Su cabeza no hacía más que dar vueltas a su quedada con Tom. A las 11.25, cuando quedaban 5 minutos para volver a las clases, fue al baño. Mientas se lavaba las manos oyó la cadena de uno de los retretes de detrás. Se abrió la puerta y por el espero pudo ver que la que salía del baño era Martina. "Venga, ya hombre!" pensó Sofía. 

-Ey, hola, parece que siempre nos veamos en los mismos sitios,jejeje...- bromeó Martina.

-Eh...sí, vaya.- contestó Sofía levantando las cejas.

-Oye, que ese día no pasó lo que tu crees, eh? . -dijo Martina.

"¿Cómo? ¿Cómo que no pasó lo que yo creo?" pensó Sofía. No se lo podía creer.

-Ah, no pasa nada. No me importa. Cada uno es libre de hacer lo que quiera. Además, Tom ya no vive allí. Se fue.

-Sí, ya lo sé. Hablamos de vez en cuando y se le ve afectado. Y ese día no pasó nada porque él no quiso, ¿sabes? 

Sonó el timbre.

-Bueno, Martina, hablamos otro día. Tengo clase. 

Sofía se fue del baño flipando en colores y totalmente desorientada. Había sido una estúpida profunda todo este tiempo. Y a pesar de todo, seguía enamorada hasta las trancas de Tom, aquel chico inglés que le puso el mundo del revés y que tenía una novia en los Estados Unidos. "Vale, Sofía, estás entrando en una espiral de autodestrucción que flipas", pensó para sus adentros. 

Mientras se autoflagelaba mentalmente por todo lo que había pasado, llegó el viernes. Sofía estaba muy nerviosa por su "cita" con Tom. No quería estropearlo más, quería ser su amiga, que volviese a casa...sólo así se autoperdonaría por mandarlo todo al garete. A las 18h se empezó a duchar. Para su "cita" escogió un vestido negro ancho, una chupa de cuero y unos tacones. "Vamos allá". Salió de casa a las 19.45, el tiempo justo para llegar a hora al Beat. Cuando llegó, allí la estaba esperando Tom en la puerta. Tan guapo y elegante como siempre. "Me cago en todo, es perfecto", pensó Sofía.

-Ey, hola, Tom. - dijo Sofía tras darle dos besos.

-Hola, guapa -dijo Tom- entramos?

Pidieron dos vinos blancos y unas aceitunas para picar. 

-Bueno, espero que me cuentes un poco qué ha sido de tu vida estos meses. Yo sólo te quería pedir perdón por haberme ido de repente. Te apreciaba mucho y me gustaba mucho nuestra amistad...pero de repente...

-No tienes que pedirme perdón por nada - lo interrumpió Sofía. Soy yo, por estúpida, por haberme metido donde no me llaman, qué más da con quién te acuestes si a mí eso me da igual. -sorbió un poco de su copa.

-No me acosté con nadie. No soy de ese tipo de hombres. Martina se emborrachó mucho y no era capaz de decirme dónde vivía para acompañarla, así que la llevé a casa. Eso es todo. 

"Aún me siento más culpable y aún lo veo más perfecto" pensó Sofía para sus adentros. El vino estaba empezando a hacer efecto en ella, así que decidió soltar la lengua un poco.

-Si me puse así es porque me gustab...importabas, me refiero. 

Tom sonrió. Miró a Sofía con esos ojos azules que eran su perdición y se cogió la mano. A Sofía casi le da un infarto de lo rápido que le iba el corazón.

-Sofía, si me fui tan de repente no era porque creía que estabas rara, era porque creía que estaba empezando a sentir otras cosas. Que estaban mal, porque yo tengo novia, Taylor, ya sabes. 

Sofía se acabó la copa de vino de un trago. No se podía creer lo que había escuchado. "¿Que le gusto? en serio?", pensó.

-Camarero, dos copas más por favor.- espetó Sofía.



El apartamentoWhere stories live. Discover now