¿Raro? ||Frededdy.

~•● XI ●•~

Capítulo 11: ¿Una linda historia de amor?

Fred, Con dificultad miró a quien había hablado.

Un pequeño castaño, Unos hermosos orbes azules, Brillantes al parecer de Fred.
Su piel levemente morena...
Se sonrojo levemente.

—Eh... Dije... ¿Estás bien? —Dijo otra vez él castaño.

—...

—Uh... Al parecer eres tímido...

—¿Quién eres?... —Con algo de nervios se alejo del contrario.

—Tranquilo... no te haré nada... Me-... T-Tu ojo... E-Está...

—¡Ah! —Gritó algo fuerte, Tapándose su ojo izquierdo, Miro al castaño con algo de pena. —S-Supongo que ahora me diras... Raro... ¿Verdad?

—N-No... Claro que no lindo... Tu ojos... Es realmente bonito... —Sonrió con sinceridad.

—A-Ah... Yo... —Las mejillas del Pelinegro estaban de un lindo color carmesí, No dijo nada más y desvió la mirada.

—Oh... —Él castaño enpezo a reír tiernamente por la actitud del de tez pálida. —Soy Freddy... ¿Y vos?

—Oh... M-Me llamo AlFred... Dime Fred... —Sonrió levemente.

—H-Hum... —Él castaño se acercó a Fred y le Acaricia la mejilla levemente. —Será mejor curarte esas heridas... Son muy graves...

—Oh... No te preocupes... Estoy bien, No pasa nada...

—Claro que no... Vamos a mi casa, ¿Si?, Oh... ¿Acaso quieres que tus heridas empeoren?, Eso será malo, ¿Sabes? —Dijo mirando todas las heridas del contrario algo preocupado.

—Bien... Lo siento por la molestia... —Respondió desviando la mirada.

—No digas eso... Ven... —Dijo agarrando la mano del contrario, Ayudando a que se levante.

—Gracias... —Dijo con un leve rubor en sus mejillas.

—No es nada, Me gusta ayudar. —Dijo, Agachandose y empezar ayudar agarrar los libros sueltos y la mochila del Pelinegro.

—Uh... Eso se nota Demaciado... —Sonrió.

—¡Me alegra que pienses eso!, Toma. —Le dio su mochila ya con sus libros adentro. —Ahora vamos. —Dijo, Agarrando la mano del un poco más alto que él, Para luego guiarle a su casa.

—Y... ¿Por qué tu ojo es así?, Son... ¿Especiales?... —Dijo con algo de duda el de tez morena.

—Realmente no lo sé, Mi padre me dijo que nací así por... Por mi madre... Nunca la conocí, Por lo que me dijo mi tía, Se murió cuando... Humm... —Paró de hablar.

—Oh... no digas más, De verdad lo siento... —Dijo él de ojos azules poniendo su mano en el hombro del otro.

—¿Acaso por tu culpa murió?... No... Sólo... Tratemos de... Hablar de otro tema, ¿Te parece? —Dijo tratando de sonreír.

—Si... Pero... Sólo te diré algo más.
Tus ojos... Son... Muy lindos, No digas que son raros... —Lo miró, Haciendo que el azabache esté más rojo de lo que estaba.

—Oh, Mira... llegamos. —Él castaño Soltó a su mayor y toco la puerta. —Le agradará agrada mi madre, Le gusta que traiga... ¿Somos amigos?