—Vamos, Sullivan—me tomó de las manos—Conozco al dueño, tengo un pequeño almacén justo aquí.

Imaginé las cosas que podría tener en un almacén, en una tienda de gasolinera abandonada en una carretera desierta, las imágenes no eran nada agradables. Decidí apaciguar mis pensamientos y entrar a la tienda. Drac tomó una bolsa de golosinas y la abrió, caminó con ella hasta que su cuerpo se detuvo frente a una puerta.

—Espera aquí.

Asentí incómoda, observando el lugar, parecía una tienda normal no un lugar donde un psicópata traería sus cadáveres sin vida.

Deja de ver American Horror Story, te estás volviendo paranoica.

¿Quién puede culparme?

Tate es perfecto.

—¿Qué haces?—su voz me hizo dar un leve salto.

—Nada, sólo veía las cosas y ya.

El asintió mientras colgaba un pequeño bolso negro en su hombro. Caminó hasta la salida y me guió a través de la oscuridad hasta quién sabe dónde.

—¿Falta mucho?. No creo que pueda seguir caminando.

—Si eres obstinada, Sullivan—se giró y empezó a caminar en reverso—Eso me agrada. Pero ya hemos llegado.

Drac abrió el bolso y sacó de éste un arma. Mis ojos se abrieron como platos y estuve a punto de gritar.

—Shh...calma,  Sullivan. No es lo que piensas.

—¿Entonces?

Drac esbozó una sonrisa ladina que apenas mostraba sus perfectos dientes de colgate luminous white. Y acarició el revólver que yacía entre sus manos.

—¿Dijiste que querías saber más de mí, no?

—Si pero...

—Te estoy mostrando una parte de mí—se sentó en el césped y palmeó su costado para que me sentara—Desde pequeño siempre escapaba de casa, mis padres tenían muchas peleas entre ellos, mi hermana era mas fuerte que yo en ese caso, un día, escapé de casa y corrí, corrí hasta que mis pulmones suplicaron por un merecido descanso. Cuando me dí cuenta estaba muy lejos de casa, me había perdido en un bosque desierto, unos ruidos golpeaban mi cerebro, disparos, busqué la fuente de ese sonido y ví a un hombre con un revólver entre sus manos, él lucía agitado aún así me acerqué al hombre, debo admitir que tenía mucho coraje, pues ni lo conocía. El hombre me dijo que disparaba a unos objetivos terrenales que el mismo hacía, cada disparo era un peso menos de encima, un día decidí hacerlo, me sentí tan bien que desde entonces se convirtió en un hobby para mí—observó mis ojos, sus orbes celestes centellaban y no podía evitar imaginarme a ese pequeño niño víctima de tantos actos que un niño no merece presenciar.

—¿Por qué te gusta hacer esto?

El se encogió de hombros.

—Es relajante. Venga, Sullivan, inténtalo.

Drac tomó el revólver entre sus dedos y lo sujetó con fuerza, disparó, una y otra vez haciendo que todo mi cuerpo se estremeciera.

—Inténtalo—su mano tomó la mía con fuerza, acercándome más a él, colocó el arma en mí cintura y besó mis labios con delicadeza.

Tomé el arma insegura de lo siguiente que haría. Sus manos apretaron mis hombros.

—Solo aprieta el gatillo, no tiembles—murmuró en mi oído haciendo que los vellos de mi piel se erizaran.

DRAC© [1] ✔Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora