Parte 1: Capítulo 7: Aspiración antigua (2)

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Ahora era mi turno de estar sorprendida.

-Wow.

-No es tan genial cómo suena. Es mucho trabajo duro y...

-Señorita, su hamburguesa y su ensalada para llevar- dijo el mesero apareciendo de la nada. 

-Gracias- respondí y tomé el ecológico paquete café.- Creo que ya debo irme.- le dije esta vez a Sam.

-Al menos déjame acompañarme a tu auto.- dijo él.

-Oh, uhm, voy a volver a casa caminando- hablé tímidamente.

-Bueno, no mientras esté aquí. Voy a llevarte a casa, espérame un momento.- dio sin siquiera preguntarme porque sabe que de otra manera rechazaría la oferta. -Eddie, cerrarías esta noche por favor?- le preguntó al mesero que me había atendido.

El mesero asintió y Sam levantó un puño en el aire en señal de victoria. Reí por lo cómico que se veía mientras realizaba el juvenil acto.

-Venga por aquí señorita Hennig.- dijo Sam guiñándome un ojo.

Él me guió hacia su pulcro y brillante Ferrari negro, y cómo el hombre de buenos modales que es, abrió la puerta del pasajero para mi con facilidad.

Un par de minutos después, llegamos a mi casa y lo invité a pasar por un café. Es lo menos que podía hacer luego del esfuerzo que él hizo en traerme a casa a salvo.

Hablamos por tanto tiempo que se sentía cómo si nunca fuéramos a acabar. Nos pusimos en literalmente todo lo que había pasado desde que dejé la secundaria, y me quedé admirada por la manera en la que él había madurado a través de los años. 

-Así que luche los primeros meses cuando abrí cuando abrí la sucursal aquí, pero con el marketing correcto los clientes empezaron a venir. No es tan popular cómo mi sucursal en Washington pero me está yendo bien. Por qué estás mirándome de esa manera?- preguntó, tomándome desprevenida. 

-Sólo estoy pensando... tu novia debe estar muy orgullosa de ti.- dije y me sonrojé.

-Uhm, no tengo una novia. De hecho no he salido con nadie desde... bueno... ti.- habló y sus mejillas se tornaron bastante rojas.

-Pero acaso Leigh y tú no...?

-Leigh! Dios, no. Preferiría morir, no gracias.

Me reí por su comentario, él me sonrió, pero luego su rostro se tornó serio.

-He pensado mucho en ti. Aún te sigo amando.- dijo y puso su mano sobre la mía.

He estado sola por tanto tiempo que mi cuerpo anhelaba por el amor de un hombre. Mi corazón se aceleró y podía sentir la atmósfera cambiar alrededor de nosotros.

-Yo nunca dejé de amarte- hablé con suavidad pero él me escuchó.

-Ni siquiera después de que yo...

-Ni siquiera ahí.

Él se veía asombrado.

-Probablemente debería irme- dijo.

Mantuve mi expresión facial neutra mientras me ponía de pie y él hacía lo mismo.

-Deberías- dije asintiendo con la cabeza de acuerdo con él.

-Pero no quiero hacerlo- dijo y una traviesa sonrisa apareció en su rostro.

De repente, él estaba en frente mío, nuestros labios separados simplemente por centímetros y nuestras narices tocándose. Sus pupilas se dilataron con lujuria y su respiración se aceleró. Hice la primera movida y lo besé.

Sus labios se sentían celestiales sobre los míos y yo los saboreé mientras pasaba mis dedos por su cabello. Él me levantó y me puso sobre la mesa y yo envolví mis piernas alrededor de su cintura instintivamente. Él se inclinó hacia adelante, sus manos sujetaron mi cintura y comenzó a besar mi cuello. Podía sentir su erección en la parte interna de mis muslos y escuchaba cómo su respiración salía en jadeos.

La diosa en mi interior se sintió victoriosa al ver que lo estaba excitando de esa manera.

-Dónde. Está. Tu. Cama.- dijo, separando las palabras entre besos.

Apunté hacia el pasillo y él me levantó con facilidad. Posé mis brazos con fuerza sobre sus hombros con miedo de caerme y grité cómo un pequeño gato. Él se rió, lo que se sintió cómo música para mis oídos, y las esquinas de sus ojos se arrugaron. Abrió la puerta con mi espalda y la cerró con uno de sus pies. Me saqué mis zapatillas cómo reflejo.

-No soy pesada?- pregunté, genuinamente sorprendida por la manera en la que era capaz de cargarme sin hacer esfuerzo.

-Por favor, eres tan liviana cómo una pluma.- dijo y eso hizo maravillas con mi ego.

Lo besé en los labios para demostrarle mi apreciación y podía sentir su sonrisa debajo de la mía.

Me depositó en la cama y se quitó su camiseta. Si pensaba que se veía sexy con la camiseta puesta, créanme cuando les digo que se veía aún mejor sin esta puesta. Pasé mis dedos a través de sus abdominales y él tembló por mi tacto. Quitó mi moña de mi cabello y yo lo sacudí salvajemente, cómo un caballo sacudiendo su crin. 

Nuestros labios se juntaron una vez más, sus manos subiendo por mi espalda y las mías posadas en su abdomen.

Él me quitó mi cardigan junto con mi camiseta y los lanzó al suelo junto a su camiseta, dejándome desnuda de mi cintura para arriba, con sólo mi sostén de seda negro cubriendo mis pechos.

Repetimos la misma rutina: Labios juntándose, labios separándose, ropa cayendo al suelo hasta que los dos estuvimos desnudos con nuestros cuerpos entrelazados en la oscuridad.

Era mi primera vez teniendo sexo y estaba contenta de que fuera con él.

Por primera vez en un largo tiempo, dormí con una colosal sonrisa en mi rostro.





*Traducción de la novela en inglés: ''The Arrangement''.

*Autora original: @SmartiesHb

*Prohibido copias y/o adaptaciones.



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