Parte 1

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¡Sé real!..

"Necesito que por una vez en tú vida te decidas"... (Sam)

Narra Willy.

He cometido la peor cosa de todas; caminaba a aquel edificio. Sentí como todos me veían, creía que podían saber lo que haría. Encontrarme con un hombre.

El impacto de cómo cada palpitación se hace más y más fuerte es descomunal; era como estar diez veces un piso más del que estaba realmente subiendo.

Él vive en el séptimo piso; ya lo había estado llamando varias veces.

Sabe lo que quiero, no se negó a dármelo.

-Sube. –Fue lo que dijo a la cuarta llamada después que llegase de su trabajo a las tres de la tarde.

El clima era de lo más absurdo eso se los puedo asegurar; hace menos de media hora el sol que cubría el norte de la ciudad lo odiaba y ahora las nubes negras pasan con una inestable brisa de lluvia.

Estoy demasiado nervioso, quiero regresar a casa.

Era el último piso; toqué la puerta.

-Quién es? –Se escucharía de la parte de adentro.

-W. Willy. –No sé cómo lo pude decir.- El corazón en la garganta y la respiración era tan pausada.

La puerta se abrió.

Él sonrió; quedé más nervioso al verlo en su marcado bóxer blanco. Sin más ya no podría o quería, pudiera retroceder.

-Espera que me dé una ducha. Está bien? –Él sabía que no diría nada.

Vi como caminaba hacia el baño.

-Ya regreso. –Diría sin antes regalarme una sonrisa.

Odiaba su calma; no logre entender como él está sin más.

Dejé la maleta encima de la mesa delante de su televisor; estaba el canal que no veo con un show de los que más odio, ello no recordaría.

Incliné la cabeza hacia atrás en su sillón, puse las manos en la cara tratando tranquilizarme. No funcionaba, nada parece que lo hará.

Respiraba por la boca; no parece que pueda hacerlo por donde normalmente se da, era muy de prisa. Me sentía encerrado.

Caminé a la cocina y bebí un vaso con agua; era la sensación de sed que jamás padecí. Seguía teniendo sed, el aire de su apartamento estaba puesto y en mí el cuerpo tenía la sensación más potente que aquel artefacto. Estaba helado.

Volví al sillón; estaba más calmado.

Cerré por un momento los párpados; creyendo o tratar de asimilar que iba a hacerlo.

Anteriormente había visitado a Samuel (Jamás en su apartamento); él continuamente me llamó la atención, no seré mentiroso. Samuel siempre me ha atraído de ésa forma tan superficial, he imaginado como sería sentirlo entre mis manos.

Al fin era verdad, finalmente podría pasar.

...

La ducha se escucharía que se cerraría; sus pasos que hacen el detalle del agua contra el piso.

Giré, él salió.

No podía creerlo. Al fin Samuel se mostró como lo había imaginado en tantas noches. Su cuerpo desnudo, sus músculos que al fin podría tocar.

-Listo. –Su pudor y confianza en su cuerpo eran de no temer.

Me paré, no sé cómo podía moverme. Tan solo ocurría.

Tomé su miembro. Se notaba más que diferente tomarlo a imaginarlo que lo hacía realmente.

-Puedes sentarte? –Diría con la máxima confianza, como si lo hubiese hecho antes. No sabía de donde me vino tanta seguridad de repente.

Samuel se dio vuelta. Dios santo su trasero era tan jodidamente sexy.

Pase mi mano pos su cadera hasta que se sentó.

Los nervios nuevamente se hicieron presentes y la seguridad se esfumó.

Samuel se sentó. No diría nada.

Le subió al aire. Al televisor. Su mirada en mí era algo diferente, podía ocasionar un quiebre en mis sentidos.

Él se acomodó en su sillón.
Decidí, lo haría.

Quité mis lentes y de golpe caí de rodillas a la altura de la posición que él tenía en el sillón.

Acaricié de forma nerviosa sus muslos, eran más que fuertes viéndolos de tan cerca.

Su piel clara; su sonrisa por saber que estaba en todos lados menos aquí.

Acerqué las manos a su miembro; era demasiado lento aquel proceso.

Puse un pulgar encima de la punta de su miembro; era suave, él estaba ya a tope.

-Adelante... -Su voz era segura y calmada; sus ganas que lo hiciera de una maldita vez también lo tenían con ansias.

Subí y apretaba mientras soltaba y bajada de forma lenta mi mano sobre su miembro.

Él se movía de forma fuerte sobre mi mano.

-Métetelo a la boca... -Su voz era diferente; lo haría.

Puse mi labio inferior primero; acaricie su punta con la punta de mi lengua. Él se haría cargo de que más de él entrara en mí.

Su cadera se inclinó y difícilmente pude hacer lo opuesto para alejarme.

Él no tendría mucho tiempo; los segundos eran eternos justo ahora.

Él se acomodaría para estar algo así como acostado en el sillón. Puse su pierna encima de la mía.

Algo extraño que puedo hacer es que a pesar de ser diestro uso más la izquierda.

Él me dijo que lo estaba lastimando; cambié de mano y fliparía de placer por la destreza que tengo con aquella mano.

Finalmente...

Todo acabó.

Era la primera vez que ocurría esto con un hombre.

Tomé mi maleta luego de que él se encargara de revisar que todo estuviese bien. Su cuerpo lleno de sudor; la sensación de culpa, y una fuerte sensación que las cosas entre él y yo no cambiarán.

-Puedo regresar? -Pregunté. No supe por qué o como vino eso de mí.

Él sonrió.

-Claro... -La puerta la cerró después de esas palabras.

Bajé las escaleras de forma tan lenta y aun así no sentí los siete pisos que fueron lo opuesto.

El señor encargado de la puerta me dijo algo que ya no recuerdo que respondí.
A Samuel lo vería otra vez, ello no sé cómo interpretarlo...

¡Maldita sea! ¡DECÍDETE! /WIGETTAWhere stories live. Discover now