El asco se instala en mi sistema, haciéndome parar en seco sólo para pensar en si ir al trabajo o quedarme a matarlo a sangre fría. Un escalofrío me recorre de sólo pensar en matar a mi propio hermano. Y sí, él hombre que está aquí sentado, él que me ha echo tanto daño, es nada menos que mi hermano.

Dejo los pensamientos de sólo pensar en que es de mi propia sangre y, me concentro en poder tomar mi uniforme para ya poder irme al trabajo. Una vez frente a la mesa, tomo mi uniforme de ella. Una sonrisa ladina tira de mis comisuras, mientras festejo internamente por mi misión buen realizada.




















🖤🖤🖤


























El pesar de mis párpados es tanto, que me encuentro dando pequeños trompicones por la sensación de cansancio que tiene mi cuerpo. Una siesta es lo que me exige ahora mismo mi cuerpo. Pero sin duda prefiero quedarme aquí afuera a pasar el rato, sólo hasta que él se haya desmayado de tomar tanto.

Estoy consciente de que voy a desmayar me, sino tomo una siesta lo antes posible. Pero estoy tan concentrada en no caer y tirar todo a la mierda, que me mantengo diciéndome a mi misma que aguante un par de minutos más y, que más tarde, podré entrar al departamento a tomar una ducha y luego me iré a dormir.

Así que me siento en el piso sucio y alfombrado de el pasillo se fuera del departamento, mientras flexione mis rodillas hacia mi pecho, escondiendo mi cabeza entre el espacio de mis hombros. Una extraña sensación de relajación me abarca el cuerpo, soltando un suspiro cansino me limito a llorar en silencio. Apenas y se logran escuchar mis sollozos.

No se cuanto tiempo he pasado aquí sentada, pero mis rodillas empiezan a palpitar del dolor que tengo en ellas, además mis ojos me arden de tanto apretarlos con fuerza para poder dejar fluir las lágrimas.

Estoy muy cansada de mi jodida vida, estoy consciente de que un día va a perder el control de lo que está haciendo y va a terminar matando me de un mal golpe. Pero simplemente no puedo irme, no puedo dejarlo. Sé que suena estúpido o tal vez irracional, pero la única verdad es devastadora. No tengo a donde mierda ir.

Hace tanto tiempo que no veo a mis padres, hace tanto tiempo que no abrazo a mi madre, hace tanto tiempo deje de sentir amor hacia mi imbécil hermano. Hace tanto tiempo que deje de preocuparme por mi aspecto, que luzco terriblemente mal.

Vuelvo a la realidad cuando escucho el crujido de las escaleras sonar, pero no puedo ver quien es o si probablemente sea alguien o algo. Sin tomarle importancia, limpio mis manos en mi falda del uniforme que llevo puesto, mientras me animo para poder levantar me.

Pero al hacerlo, mi pecho choca contra el de alguien. Chilló al momento de sentir un helado líquido colarse por mi ropa, mojando así toda mi blusa con algo verdaderamente frío y pegajoso. Mierda, ahora tendré que gastar dinero para poder lavar bien mi ropa.

Levanto la vista, pego un grito ahogado, que parece un jadeo dolido y asustado, sobre todo al ver aquel rostro a sólo centímetros del mio.

Sus ojos esmeraldas me escanean las facciones por completo, al tiempo que sus labios grandes y rosados se forman en un perfecta línea recta. Me sobresalto cuando me doy cuenta de quién es.

“Es él aterrador vecino del piso trece” mi subconsciente susurra, mientras una extraña sensación de que debí acercarme más a él, invade cada parte de mi cuerpo.

Sin embargo, se aparta dando unos tres pasos lejos de mí, mientras mi pulso se acelera. Mis mejillas toman calor y se tiñen de rojo, a la vez que le doy una sonrisa de disculpa.

Intentando, literalmente, no orinar me por accidente o, del miedo que siento al ver las cicatrices que ensucia su ceja derecha, hasta atravesar su ojo. Mientras otras dos marcan su cuello hasta bajar a quien sabe dónde. Unas horribles marcas escandalosas, para un rostro tan atractivo como el de él. Admitirlo no me cuesta nada. ¿O sí?

—L-lamento haber tirado tu c-café —Digo, pero aún así quiero golpearme por sonar tan asustada.

—Para la próxima, ten más cuidado por donde vas —Escupe, al tiempo que de un ágil movimiento recoge el bote del Late que derrame segundos atrás.

—C-claro —Asiento con la cabeza, perdiéndome en la profundidad de su mar frío esmeralda—. Que tengas buenas n-noches.

De su garganta sale un sonido reprobatorio, mientras niega con la cabeza, sin ninguna otra palabra más comienza a caminar sigilosamente hasta empezar a subir las escaleras que le faltan para poder llegar hasta su piso.

Doy una mirada al suelo, encontrando me con una gran mancha café en el suelo alfombrado. Miro también mi blusa y me doy cuenta de que tendré que batallar mucho para poder quitarla, si es que me da tiempo de poder siquiera lavarla.

Resignada y algo molesta, entró al departamento, siendo lo más silenciosa posible. Me asomo por el borde de la pared, inspeccionando que este dormido o tan siquiera que ni este en cada. Me sorprendo al no encontrar rastros de mi hermano en ningún lado, así que me decido a irme a mi habitación lo más rápido, antes de que llegue y quiera volver a repetir lo de esta mañana.

Una vez dentro, le echo el pestillo a la puerta y me quito la blusa y la aviento por un lado de la cama, sabiendo donde rábanos habrá caído. Pero ahora mismo no me importa, sólo lo que quiero es tirarme en la cama y dormir una eternidad.

Pero estoy segura de que hoy soñaré con el color esmeralda...

Para mi desgracia.

















🖤💜🖤

Hola lindas personitas...

Esta es una nueva novela que estoy llevando a cabo y me siento muy bien al saber que cuento con su apoyo, sobre todo de unas escritoras tan geniales como las que leen y me están apoyando en este proyecto. Se los agradezco muchísimo. Gracias. 😉💖

Les mando un beso, espero que les este gustando. 😘💕💕

Se despide su escritora;

💚Olivia💙

BESTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora