Capítulo: 1

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Okay estas bien, debes ser fuerte. No llores, no llores, no llores, joder ¡no llores!”

Frotó ambas manos sobre mi piel caliente, intentando darme algo de consuelo yo misma, sólo para intentar borrar las huellas que tocaron mi piel.

Sólo de pensar en lo que me hizo al llegar a casa, un escalofrío recorre mi espina dorsal.

Esta es la tercera vez que llega en ese estado y, que me ha obligado a hacerlo. Pero esta vez no replique ni le pedí que me soltara, no lo hice porque sé que es totalmente inútil.

Soy vagamente consiente de como mis músculos duelen por el esfuerzo que hice, pero aún así no me muevo ni un centímetro de dónde estoy sentada. No me muevo. No abro los ojos. No respiro. Eso sería lo mejor, no respirar.

Escondo más mi cabeza entre el espacio de mis brazos y rodillas, para poder llorar aún más profundo sin que nadie vea que estoy haciendo. Aunque es inútil llorar cuando lo he echo toda mi vida. Lo hago.

No sé cuántos minutos han pasado, pero sé que tengo que irme ha al trabajo y también dejar de llorar, o sino, nuevamente me enviaran a limpiar platos y es lo menos que quiero.

Me pongo de pie como puedo y camino sigilosamente hasta la entrada del apartamento en donde vivo, saco las llaves de mi bolsillo trasero y abro la puerta. De inmediato, el olor a alcohol y tabaco inunda mis fosas nasales en cuestión de segundos.

Asomo un poco mi cabeza por la pared, intentando ver si sigue despierto o ya está dormido. Al parecer está tan ebrio que se ha quedado dormido, me alegra mucho. Así que sólo sonrió a medias y pasó de largo para dirigirme a mi habitación.

Una vez dentro de mi reducida habitación, le echo el pestillo a la puerta, asegurándome de que está a quedado completamente asegurada. Echo un suspiro pesado, mientras me recargo contra ella. Aún puedo ver cómo tiemblo. Aún puedo ver lo que pasó hace unas cuantas horas, desde que llegué de mi primer trabajo. 

Intento no pensar mucho en eso, porque sino voy a terminar llorando hasta quedarme dormida. Así que dejando aún lado lo sucedido, miro la hora en el reloj de hello kitty que hay en el muro arriba de mi cama.

2:38 pm.

Llegaré tarde si no me doy prisa. Así que me separo de la puerta al tiempo que intento recordar en donde es que deje mi uniforme, doy un suspiro cansado al recordar que esta sobre la mesa del comedor.

No quiero salir. Aún no estoy lista para confrontarlo. Pero tengo que hacerlo.

Me obligó a mi misma a intentar buscar en otro lugar en donde haya podido dejarlo, pero todo da a la conclusión de que tengo que salir y afrontar que voy a tener que verle la cara. No me queda más remedio o tendré que conseguir otro empleo, pero como están las cosas ahora, me sería demasiado difícil encontrar uno en donde no me paguen con basura.

Tomo un suspiro profundo, mientras me llenó de aire los pulmones, tomo la perilla entre mis manos y la giro un poco, esta se abre de un extremo. Me asomo por la pequeña abertura temerosa a que haya despertado, aunque no creo que en su estado pueda siquiera caminar.

Aprovecho para salir de puntillas y sin hacer ningún ruido posible, aunque pensando en que soy extremadamente torpe, es muy posible que algo malo pueda pasar en mi intento por recuperar mi uniforme. Dejo los pensamientos aún lado y, me concentro en poder tomar mi uniforme de la mesa.

Una vez en la sala, examinó el lugar con la mirada, viendo por donde podría pasar para llegar hasta el otro extremo, todo sin poder hacer el más mínimo ruido. Paso por el pasillo pegada a la pared, mientras echo un vistazo a lo que tiene en la mano, ahí tiene una botella de cerveza medio vacía.

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