20|El tiempo corre...el recuerdo se acerca.

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—Sarah... ¡Sarah! —Dean la tomó por los hombros para tranquilizarla había empezado a alterarse— Tienes que calmarte.

—¡No puedo! Amie está en peligro.

—¡Lo sé! Pero no puedes hacer nada, no recuerdas como luchar y mucho menos nada sobre el mundo de los demonios.

—¿Demonios? Me duele la cabeza.

Sarah volvió a sentarse en la cama, había empezado a marearse con todo aquello.

—Yo me tengo que ir —habló Meg— os avisaré de cualquier novedad. Adiós...mi querido Unicornio.

Castiel puso sus ojos en blanco y se acercó a Dean.

—¿Qué piensas hacer?

—Yo no me puedo quedar aquí —habló Sarah antes que Dean pudiera responder— Tengo que ayudar a Amie.

—No puedes, al menos no sin tus recuerdos.

—¿Y qué puedo hacer para recuperarlos?

—Eres fuerte —dijo Castiel— No es normal que recuerdes cosas tan rápido como lo haces, tus recuerdos terminarán por regresar, pero demorará en suceder. No sabemos cuánto tiempo tiene Amie.

—Dean —allí estaba de nuevo aquella mirada desesperada pidiendo ayuda a gritos que Dean no soportaba— Tienes que ayudarme, tiene que haber algo que pueda hacer.

—Sí, claro que hay algo...

No estaba dispuesto a pasar por lo mismo de nuevo, no la iba a dejar sola, la ayudaría hasta que sus fuerzas se acabaran.

(...)

—¿Que se supone que haremos?

Sarah observó aquella estructura abandonada. Estaban solos, Dean la había llevado allí y le había dado uno de sus cuchillos, él mientras sostenía otro en su mano.

—Tus recuerdos están allí, tus conocimientos, tus habilidades —Dean la observó y con el cuchillo alzó la mano en su dirección, el sonido de ambos metales chocando llenó en lugar, Sarah había cerrado los ojos del susto, y al abrirlos, se sorprendía al ver que había parado su ataque. Dean sonrió— Solo hace falta ayudarlos a salir.

—Pero... ¿y si no recuerdo cómo hacerlo?

—Oh vamos Sarah —con su puño cerrado hizo el intento de pegarle, Sarah por un momento se paralizó, pero no tardó nada en tomarle la mano y retorcerla de modo que él quedara de espaldas a ella. Lo soltó de inmediato mientras él reía— Eres muy buena, solo tienes que practicar.

—No lo sé.

Ella estaba asustada, no sabía cómo podía moverse tan rápido y defenderse de esa manera, pero lo hacía, Dean siguió atacando, ella bloqueando y esquivando golpes, incluso proporcionándole a él unos cuantos. Ambos terminaron cansados.

—Casi olvidaba lo activa que eras.

Dean la miró con una sonrisa de bad boy sensual y traviesa, sonrisa que Sarah empezaba a adorar cada vez más.

—¿Olvidar? Solo hace unos meses que tengo Amnesia.

—Sí, claro.

Dean se dio cuenta de que había hablado más de la cuenta y se acercó a ella sin hablar y tomándola de la cintura la besó. Sarah se sentía en las nubes, adoraba sin dudas los labios de aquel chico.

Sus dedos se enredaban en el pelo corto de Dean, las manos del chico acariciaban su muslo con suavidad y justo antes de que subiera un poco lo detuvo y se separó de él.

—¿Qué crees que haces?

Sonreía ampliamente y Dean no apartaba la mirada de los labios de Sarah.

—No puedes dejarme así —sus ojos verdes se habían oscurecido por la excitación, apoyó su brazo en el volante del coche— No siempre me calentarás y me dejarás así pequeña.

Sarah sonrió y se encogió de hombros.

—No pienso acostarme contigo Winchester —Dean puso su típico rostro entre sorprendido y desilusionado, pegó un brinco al apoyarse de más en el volante haciendo que el claxon sonara con fuerza. Sarah se echó a reír— ¿Cómo pretendes que haga eso contigo?

Sarah era diferente, en aquel recuerdo parecía no conocer el miedo o la vergüenza, y Dean parecía estar perdido en aquella chica que realmente solo jugaba con él.

—No soy tan malo cuando te encantan mis besos —sonrió de lado y se volvió a acercar— Te haces la dura ahora Sarah, pero caerás. Y yo nunca te dejaré ir.

Se volvieron a besar.

—Sarah, ¿Estas bien? —reaccionó y les miró a los ojos, ya no se besaban— ¿Otro recuerdo?

Asintió.

—Gracias —Dean frunció el ceño— Me dijiste que nunca me dejarías ir y aquí estas. Gracias.

Enrolló sus brazos en el cuello de Dean, lo besó, pero este no estaba cómodo, ella podía notarlo en la forma de besarla ahora. Se separaron.

—Mejor vámonos —no podía mirarla a los ojos— Sam debe estar preocupado.

—Dean...—Sarah le tomó de la mano cuando se iba a marchar, se acercó de nuevo a él esta vez mordiéndose el labio— No sé cómo explicarlo, pero...gracias por estar a mi lado.

Quiso besarlo, pero él se alejó nuevamente.

—De nada. Ahora vámonos.

No pronunciaron palabra en todo el recorrido, Sarah no entendía el porqué de su reacción, Dean por otra parte se sentía como una mierda. ¿Qué pasaría cuando recordara que él no hizo nada por recuperarla? Por defenderla cuando Crowley se la había llevado.

—¿Dónde estabais?

Sam preguntó en cuanto entraron a la habitación.

—Asegurándonos de que Sarah sigue sabiendo cómo luchar.

—Dean, necesito ir a ver a Amie.

Sarah estaba preocupada.

—Cas me ha contado todo —dijo Sam— Ha ido al hospital para asegurarse de que Amie está bien.

Aquello solo la relajaba un poco, seguía queriendo ser ella quien estuviese al lado de su amiga. Se sentó en la cama y soltó un suspiro.

—¿Que se supone que tenemos que hacer?

Preguntó Jazel, quien acababa de salir del baño.

—Yo estoy agobiada —respondió Sarah— ¿Que se supone que yo deba hacer? Todo esto es muy confuso, me duele la cabeza.

—¡Ya lo tengo! —Jazel dibujó una enorme sonrisa— Salgamos.

—¿Que?

—¿Hace cuánto no os vais a una buena disco a disfrutar de la noche? —los hermanos se miraron por un segundo— Aunque seáis los famosos Winchester, tenéis que despejar la mente. No se diga más, esta noche nos vamos a cenar por ahí y a bailar.

—Yo no estoy segura.

Ellos apenas se atrevían a hablar.

—No digas tonterías, vamos, te ayudo a arreglarte.

Una media hora después Sarah estaba lista para salir, Jazel era una chica preparada en todos los sentidos, de alguna manera agradecía su presencia allí.

—¿Os falta mu...? ¡Joder! —Dean se quedó paralizado al ver a su chica arreglada— No podré soportarlo, tienes que cambiarte.

—No digas tonterías Dean —le dijo Jaz— ella está perfecta y así se quedará.

—¿Y qué quieres? ¿Que mate a todo aquel que la mire? Porque es lo que sucederá —protestó, Sarah soltó una risita y lo besó en los labios antes de pasar por su lado— Sarah, de esta noche no creo que pueda pasar. No lo aguantaré.

—Tranquilo, ya nos encargaremos de interrumpir cada 5 minutos.

Bromeó Sam, una broma que a su hermano le pareció de todo menos graciosa....

Cazadores |Dean WinchesterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora