''Sí, la elijo a ella'' (capítulo 1)

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Venecia 

La alta música hacía vibrar mi cuerpo. Mis caderas se movían instintivamente, no tenía control de ellas. Mi cabeza comenzaba a dar vueltas, los tragos que había tomado minutos antes estaban haciendo efecto en mi. Tenía que parar y pedirle a Luke que me llevase a mi casa. Miré a mi alrededor tratando de localizar entre medio de toda aquella gente a mi mejor amigo. Lo encontré en una esquina de la pista comiéndose, literalmente, a una rubia oxigenada con senos de silicona. No me molestó, conocía esa parte de él.  No quería arruinar su noche, así que simplemente le dije a Maddie que me sentía mal y me quería ir. Ella, gritando por encima de la música, me preguntó si quería que me acompañara. Negué con la cabeza y le dije que le iba a mandar mensaje cuando llegara a mi departamento. Me di media vuelta y caminé hacia la salida. Saludé al gorila que estaba de seguridad, quien casualmente era mi vecino, y luego comencé a dirigirme hacia mi calle. Ignoraba esos comentarios fuera de lugar como ''Eh bonita, ¿no te importa que te acompañe hasta tu cama y nos llenemos de satisfacción los dos?'' ó '' Guapa! ¿Por qué tan solita, mi amor?'' de hombres borrachos en las calles.  Una vez en mi departamento, me deshice de mi corta pollera negra y de mi azulada camiseta. Antes de meterme en la cama, decidí tomar una rápida y fría ducha. Me puse mi siempre leal y hermosa remera color bordo con las palabras ''Shimmy, shimmy'' escritas en ella. Me quedaba grande, ya que era de Luke y él me la había regalado. Finalmente, me metí en mi cama para así, caer en brazos de Morfeo. 

Al día siguiente me levanté algo tarde ya que era domingo y no tenía que ir a la universidad. Fui al baño y lavé mi cara para poder despertarme totalmente. Cuando volví a mi habitación, tomé mi celular que estaba sobre mi mesita de luz y me fijé mis mensajes. Tenía 3 de Luke. ''Nena, ¿Dónde estás?'' '' Respondeme'' ''VENECIA CALLISON MÁS TE VALE QUE MAÑANA EN LA MAÑANA ME LLAMES Y DIGAS QUE ESTÁS BIEN PORQUE O SINO LLAMO A LA POLICÍA''. Un poco preocupada, salí de mi casa. Sí, aún seguía con ropa interior y la remera de Luke. No importaba. Él vivía cerca, más de lo que creen. En realidad, vivía en frente así que ir hasta allí requería de dar solo 2 pasos y abrir una puerta. Tenía el duplicado de su llave y por esa razón, entré allí sin siquiera golpear. Justo en ese momento, Luke salía de su habitación con solo un pantalón encima.Su trabajado y perfecto torso estaba descubierto. Él parecía enfadado y  estaba empujando a la rubia con quien lo había visto la noche anterior en el club. Sus azules ojos se encontraron con los míos y sonrió. Le sonreí de vuelta y alcé una ceja divertida.  Mi rubio amigo pareció relajarse, soltó a la rubia y caminó hacia mi. 

-Buenos días, nena- dijo besando mi frente y abrazándome. - ¿En dónde estuviste ayer?- preguntó frunciendo el ceño. 

-No me sentí muy bien y tuve que volver a casa- lo abracé y hundí mi cara en su cuello. Olía a un fuerte y barato perfume de mujer.- Hueles terriblemente mal- logré decir antes de estornudar. Luego, miré por encima de su hombro. La siliconada seguía allí de pie con cara de poco amigos. Me acerqué a ella con una sonrisa de fingida inocencia en mi cara y me incliné para olerla.-Ah, eres tú la del mal olor- traté de no explotar de risas en frente de ella por la cara que tenía. 

-¿Y tú quién eres?- preguntó con una voz chillona.  

-Alguien- respondí con tono cortante. 

-¿Y se puede saber por qué estás en la casa de mi novio con tan solo una fea y grande remera encima?- Puse los ojos en blanco. En serio, me estaba fastidiando de hablar con ella. 

-No, no se puede-sonreí- Y por cierto, esta ''fea y grande remera''- hice comillas con mis dedos - es de tu no tan novio.- La cara de la rubia se deformó. -Suerte en la próxima, cariño. Ahora, vete.- fui hasta la puerta y la abrí por ella.  

-¿Estás dejando que esta imbécil me trate asi, bebé?-  abrazó a Luke e hizo exagerados pucheros. Él agarró los brazos de la siliconada y deshizo el abrazo. 

-Primero que nada, ella no es imbécil. Tiene cerebro, algo que creo tú no tienes- reí ante su comentario- Segundo, sí. Estoy dejando que ella te trate asi.- ella lo miró enojada. 

-¿La estás eligiendo a ella por encima de mi?- ¿A esta chica le fallaban los oídos o qué?. Rodé mis ojos. 

-Sí- respondió simplemente Luke. Ella le pegó una cachetada y justo antes de salir me dijo: 

-Perra-. 

Cerré la puerta tras ella y miré a Luke. 

-No te quedes ahí, ve a darte una ducha que hueles a ella- le ordené empujándolo y dándole una palmada en su trasero. Fui hasta la cocina para preparar el desayuno: huevos fritos con zumos .¿creativa, huh? No pasaron ni cinco minutos cuando ya tenía a alguien abrazándome por detrás. Lo sentí reír. 

-Jamás dejarás de ser malvada con las chicas que traigo, ¿No?- cuestionó al mismo tiempo que negaba con la cabeza. 

-Jamás de los jamases.- puse mi mano derecha sobre mi corazón con una sonrisa de niña haciéndolo reír. Seguí haciendo huevos fritos para desayunar y serví zumos de naranja para ambos.  Desayunamos mientras hablábamos de cosas sin importancia. Luego, se quedó en silencio mirándome. 

-Por favor, nunca me faltes-  murmuró. Lo miré confundida. 

-¿Crees que sería capaz de dejar de querer a la mejor persona que existe en el mundo? Si piensas que sí, estás jodidamente equivocado- afirmé mirándolo a los ojos  como si fuese obvio. 

-No soy la mejor persona que existe en el mundo- me susurró entre dientes mirando a su vacío plato. Lo vi cerrar los ojos y soltar un largo suspiro. Me levanté de mi silla y fui hasta la de él. Me senté en su regazo y tomé su cara con mis manos, colocando una de cada lado. 

-Tal vez no. Pero eres la única persona que estuvo allí para mi cuando lo necesitaba. Eres la única persona que confió en mi cuando nadie lo hacía. Eres la única persona que no me dio la espalda cuando los malos tiempos llegaron. Y por último, pero no menos importante, eres la única persona que quiero en este maldito mundo. Y que te quede claro, que no pienso perderte por nada. Nada.- le aseguré sosteniendo su mirada por unos minutos. Nadie habló. No hacía falta, él sabía que tenía razón. Solté su cara y lo abracé por la cintura. Él hundió su cabeza en mi cuello y me dio un pequeño beso en ese mismo lugar. 

-Te quiero tanto, nena- sentí su respiración en mi piel y sin saber muy bien por qué, mi cuerpo se estremeció. Fruncí el ceño pero al final, decidí no darle mucha importancia. 

-También te quiero, rubio- murmuré dándole un suave beso en su cabello. 

Di lo que quieras, nena, te lo daré.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora