001

10.2K 429 63
                                    

Me incliné sobre la barra removiendo mi trago favorito el cuál estaba tan lleno como mi mente de pensamientos, la música en el fondo sonaba excelente, lástima que mi humor en esos momentos era más como para un blues.

– Las feas se sientan en la barra mientras sus amigas bailan.

– ¿Perdón, qué dijiste? – me dirigí incrédula al idiota que anteriormente había hecho aquél comentario.

– Que las fiestas son más agradables cuando toda la gente canta. – asentí no muy segura de si aquello era lo que él realmente había dicho.

Miré mi trago nuevamente decidida a darle un sorbo, pero, el chico al cuál aún no podía verle bien las facciones a causa de la poca luz de la disco, habló interrumpiendo mi recorrido.

– Borracha debes ser menos arisca.

– ¡¿Disculpa?! – de nuevo mi vista se enfocó en la sombra de aquel sujeto.

– Que aquí no hay buena vista. – gruñí, aquello tenía sentido, quizás estaba un poco paranoica a causa del cansancio.

– Aparte de tonta, sorda.

– ¡Eso lo escuché bien, pendejo!

– Bueno, no es tan sorda la fea.

– ¡¿Perdón?!

– Te perdono lo sorda, pero no lo fea.

Aquello era demasiado, me levanté dispuesta a irme lejos de aquel sujeto, antes de que terminara por lanzarle el trago y perdiera 25 dólares en vano.
Caminé a través de un túnel que posiblemente conduciría a algún lugar, del cuál no estaba muy segura.

Maldita sea, no había tomado ni un sorbo de mi trago y me sentía borracha y aturdida. Con tan sólo una hora en aquél lugar, mi cabeza comenzaba a dar vueltas a causa del olor a alcohol mezclado con sudor y sexo; asqueroso.

Me dispuse a buscar a Valentina la cuál meneaba al culo como una stripper sobre el lugar en dónde se suponía debía estar sólo la banda que tocaba esa noche, oh esperen, Valentina estaba besando al vocalista, el cual seguramente no sólo le daría acceso al escenario sino también a su cuarto de hotel. Tomé mi celular para dejarle un mensaje y decirle que me largaba de allí. La única razón por la cuál no lo había hecho antes era porque Valentina había venido conmigo y debía esperarla para llevarla a casa sana y salva, pero, al parecer ya tenía transporte y buena compañía para esta noche.

A tan sólo metros de llegar a la salida y por fin poder respirar el aire puro, unos brazos tomaron los míos para regresarme cuatro pasos de los que ya había dado. Mi pulso se aceleró y estaba dispuesta a darle una patada en sus partes a quien sea el posible borracho idiota que me tomaba entre sus brazos. Pero aquellos brazos me llevaron hacia atrás posándome contra un sólido pecho, que sorpresivamente olía bien, demasiado bien como para ser un idiota pasado de tragos. Y una voz completamente sobria logró estremecerme de pies a cabeza.

– ¿A dónde crees que vas, fea?

Me di la vuelta para enfrentarlo estando aún entre sus brazos, los cuales parecían no dar señal de querer soltarme, me estremecí en medio de aquel contacto, obviamente culpando al ajetreado día que había tenido y mis ganas de querer dormir.

Y allí estaba el nuevamente, Ruggero Pasquarelli. La razón de mi día de mierda.

.
.
.

Nueva adaptación a Ruggarol ♡

Espero que les guste, voten y comenten :3

Fea || RuggarolWhere stories live. Discover now