—¡Agáchate!—ordenó en voz firme mientras me empujaba en el asiento—No permitas que te vean.

Sentía como un hueco crecía en mi estómago al escuchar sus palabras y por supuesto, al encontrarme ante esa extraña situación. La adrenalina recorría mi cuerpo entero y simplemente no lograba concentrarme en lo que estaba ocurriendo.

—Esto es lo que haremos—se apresuró él en hablar, parecía confundido e incluso algo nervioso pero prefería pensar que tenía todo el control de la situación—Cuando lleguemos al puente tendrás exactamente un minuto para salir del auto y correr.

Entorné los ojos.

¿Correr?

—¿Correr a dónde?

Drac juntó sus labios con fuerza mientras soltaba un suspiro.

—¿Al agua?—dictaminó finalmente.

Tragué grueso sintiendo como empezaba a faltarme el aire.

—¿Estás bromeando?—no respondió, joder—¿Me estás pidiendo que me lancé de un maldito puente?

—Practicabas natación.

—¡No es lo mismo!

El cruce con el puente estaba cada vez más cerca, las palmas de mis manos sudaban y mis piernas junto con mi cuerpo entero no dejaban de temblar.

—Escucha Sullivan, no tienes opción, es eso o morir—soltó un gruñido—Lamento ponerte en ésta situación, pero...—observó al retrovisor—Hay personas malas, hay personas con muy malas intenciones que no les va importar que seas una chica, su objetivo es asesinarte, probablemente le añadirían algún abuso sexual, y yo no podría protegerte, ¿comprendes?

Algunas lágrimas amenazaban con escapar de mis ojos, tragué grueso y observé al frente.

¿En qué mierda me había metido?

—Debes hacerlo—el auto se detuvo frente un pequeño bosque—¡Corre, corre y no mires atrás!—me ordenó—Estarás bien, estarás bien.

Algunas lágrimas empezaron a caer de mis ojos, negué con mi cabeza, sabía que no quedaba mucho tiempo.

—¿Qué pasará contigo?

—Estaré bien, nena—me guiñó un ojo y esbozó una sonrisa—estaré bien—se repitió a sí mismo.

—Drac...

De pronto sus labios besaron los míos, sus boca succionaba mis labios con fuerza, apoyó su frente en la mía y se alejó.

—Corre, nena.

Ni siquiera lo pensé, me bajé del auto y corrí, corrí tal y como se lo prometí, sin ver atrás, las lágrimas caían a cada lado de mi rostro mientras mi ritmo cardíaco aumentaba, aún era de día así que no estaba tan nerviosa, mis piernas flaqueban de vez en cuando y solo rogaba porque mis pies no me fallaran ahora. Sentía en mi pecho un sentimiento que no podía explicar, solo el hecho de pensar que quizás no podría ver a Drac jamás hacía que mi corazón se arrugara.

Cuando mi cuerpo empezó a agotarse y a pedir a gritos un merecido descanso, me ví en la obligación de detenerme, había perdido la cuenta de cuánto tiempo llevaba internada en este arbóreo. Estaba cerca de la autopista, observé una gasolinera a poca distancia, decidí caminar hasta ella. Quería esperar a Drac, tenía la esperanza de que volviera por mi, pensaba que en cualquier momento aparecería con su intimidante y ególatra semblante pero mientras más tiempo pasaba me daba cuenta de que no sería así.

Autos venían e iban pero ningún auto que en realidad llamara mi atención hasta que unos hombres se estacionaron frente a mí. El hombre encargado de la gasolinera me observó con una mueca en su rostro.

DRAC© [1] ✔Where stories live. Discover now