Sindrome de Estocolmo

#3

Pretendo no escucharlo y sigo caminando, pero Caleb camina a mi lado, me paro en seco y suspiro frustrada, ¿en verdad tiene el descaro de buscarme después de todo? Hay gente sin sangre en la cara y después está él. Bueno, mientras antes termine con todo, mejor.

- Te lo pediré de buena manera Caleb, déjame en paz.

- Vamos Jenna, tenemos que hablar. Por favor, escúchame.

- No tengo nada que hablar contigo. Ya todo fue dicho. Pensándolo bien si tengo que decirte algo. Terminamos Caleb- digo yéndome y me jala del brazo.

- No te vas a ir a ningún lado sin oírme.

- Me estás lastimando.

- Te lastimaré más si no me escuchas, Riley fue algo para entretenerme mientras no estabas Jenna, pero vamos, tú eres mi novia. ¿Por qué no olvidamos que pasó todo esto?

- Bajo tu filosofía entonces cuando me vaya de nuevo lo volverás a hacer.

- Como si no lo hicieras tú también.

- ¿Perdón?

- Corazón, toda la escuela sabe que eres una zorra- dice y le tiro una cachetada.

- No me vuelvas a hablar así! ¡Te di dos años de mi vida, dos malditos años! ¿Cómo te atreves a decir eso? Es más, ese estúpido video nunca debió aparecer, yo no te di permiso que me grabes.

- ¿Quién necesita de tu permiso?

- Eres un idiota, Caleb – intento darle otra cachetada, pero sostiene mi brazo con fuerza.

- Nadie golpea a Caleb Jennings y menos una cualquiera como tu- su puño cerrado va hacia mi nariz y me hace caer al suelo- me las vas a pagar maldita zorra!

- Oye imbécil ¿no te han enseñado que a las mujeres no se les toca ni con el pétalo de una rosa? - Harry aparece y comienza a golpear a Caleb. Ni siquiera le da oportunidad a defenderse, tan sólo da golpe tras golpe. - esto es para que pienses mejor antes de poner tus malditas manos sobre cualquier mujer.

- Te mataré Harry.

- Tus amenazas de niño rico no me asustan, cuando aprendas a limpiarte el culo sin ensuciar puede que siquiera te respete. No te vuelvas a acercar a ella y mucho menos la vayas a lastimar ¿oíste? Te veo a un metro de distancia de Jenna y te juro que te mato. Ahora lárgate.

Caleb escupe al piso y se va. Harry se agacha a mi altura.

- No es un buen momento para tus burlas Harry- digo a punto de llorar. Me controlo, no puedo llorar, no delante de él.

De todas las personas en el mundo, tenía que estar justamente él en este momento, la única persona que se burla de todo lo malo que me pasa y que es capaz de humillarme delante de los demás. Posa su mirada sobre mí, y me tiende su mano, me ayuda a ponerme de pie y me siento en una de las bancas que están cerca. Harry se sienta a mi lado, esto es raro.

- Estás sangrando- susurra y remueve sus manos entre los bolsillos de su polera, saca un pañuelo y lo pasa suavemente sobre la sangre, duele un poco, pero lo aguanto- chica ruda- sonríe por un momento y luego se pone serio de nuevo- ya está.

- Gracias...

- No es nada...

- ¿No te burlarás?

- Solamente un malnacido se burlaría de esto Jenna, hasta yo tengo límites.

- No se lo digas a nadie, por favor. Sé que te encanta burlarte de mí, pero ...

- Jamás podría alegrarme de la existencia de un abusador de mujeres.

- Bueno... gracias.... Supongo.

- Él... ¿Te ha hecho esto antes?

La mayoría cree que tengo la vida perfecta, les aseguro que no se acerca ni un poco a la perfección. Aparento ser una chica fuerte y segura, cuando por dentro me cuestiono todo. Cada mañana, en el espejo no veo a Jenna Steinfeld, veo tan sólo una chica que quiere encajar y se aferra a que tendrá la familia perfecta que tanto sueña tener.

Alguien que calla sus temores y todo lo que siente con tal de poder tener un poco de atención, porque sabe que si supieran lo que realmente piensa nadie estaría dispuesto a seguir a su lado.

Desde hace casi medio año algunas veces cuando Caleb se alteraba me golpeaba, así como ahora. Y nunca dije nada, para no romper esa imagen que tienen de mí. Prefiero que crean que soy fuerte y no vean toda la mierda que llevo dentro.

Harry me queda mirando unos minutos, espera mi respuesta.

- Sí- veo como hace puño con su mano y entrecierra los ojos.

- Lo voy a matar. En serio lo haré.

- Deja las cosas como están Harry, no creo que moleste, ya no.

- ¿Tanto te importa el qué dirán que preferiste que te siga haciendo eso? Es inaceptable Jenna.

- Nadie sabe lo de nadie. Ya me has ayudado bastante.

- Bueno, te llevaré a tu casa, está haciendo frío y ya es un poco tarde como para que vayas sola.

- Mi chofer está por venir- miento.

- ¿Cuál? ¿El que está parado como dos horas antes de que sea salida? Sube a mi moto, llegaremos pronto y podrás estar en tu casa para descansar. Ha sido un día largo ¿no lo crees?

- No hay forma que me suba a una de esas cosas- Harry se ríe- ¿qué?

- Venga, ponte esto- me entrega su casco- anda tú adelante para evita que te caigas.

- ¿Sabes cuántos accidentes ocurren en estas cosas? Son demasiado peligrosas, Harry.

- No seas aburrida Jenna, no iremos hasta Italia, tan sólo a tu casa. Será como un videoclip de Lana del Rey.

Subo yo primero y él se pone detrás mío, pone mis manos en las manijas y las dirige todo el trayecto con las suyas.

Creo que ya sé por qué le gusta tanto esta moto a Harry, ir a toda velocidad, sentir el viento en tu cabello todo alborotado, se siente libertad. Sonrío. Me siento libre. Mientras estoy aquí siento que en mi mente de reproduce una canción de Lana del Rey, Harry tenía razón, me siento imparable.

- ¿Ves? Ya te está gustando- puedo asegurar que también tiene una sonrisa en su rostro.

Me ayuda a bajar de la moto y le entrego su casco.

- Gracias por todo.

- No hay de que Steinfeld.

- ¿No quieres quedarte a almorzar? - estoy siendo amable, él me ha ayudado mucho hoy. De una manera extraña, pero lo hizo. Él sonríe raramente.

- No confundas las cosas, esto no nos convierte en amigos. Tan solo fui amable contigo.

Y tenía que cagarla nuevamente. Estúpido Harry.

- Fue por lástima.

- No, nada de eso... Espera ¿por qué te estoy dando explicaciones? Supongo que nos vemos mañana - dice confundido. Veo como se sube de nuevo a la moto y se va.

- ¿Se puede saber qué rayos pasó?