De ejercicio a pastelitos con crema

Magsimula sa umpisa
                                    

— ¿En qué piensas?

—En si no estás cansado de llevarme.

—Para nada Sophie, tengo más fuerza de la que crees.

—Detente —le ordeno, bajo de su espalda y me agacho igual como lo hizo él unos minutos antes—. Me toca llevarte

—Vamos levántate So, no es nada machista o por el estilo pero tú no puedes llevar mi peso.

— ¿Quién dice que no podre? Hay muchas mujeres capaces de levantar tu peso y más.

—Sí, pero esas chicas entrenan para eso tu no.

— ¡Solo hazlo!

— ¡Te dañaras la columna! —asegura.

—No lo haré, ahora sube.

Me observa detalladamente y asiente, tal vez piensa que es cuestión de demostrarle que no soy tan débil.

—Es una muy mala idea, lo presiento —dice al subirse.

Al principio me caigo de nalgas unas cinco veces, cuando por fin lo logro Christian ha recuperado la cordura negándose a hacerlo.

—No lo haré ya te has caído varias veces y me has ensuciado el culo, si, el culo —se da media vuelta para demostrar que dice la verdad, suelto una carcajada tremenda.

—Deja lo aguafiestas —refunfuño, sin parar de reír.

—Si te caes esta vez, olvídate que lo vuelvo a intentar.

Se sube y hace exactamente lo mismo que yo. Bueno, esto no fue tan buena idea, ahora que tengo todo su peso encima, doy un paso y luego otro, las rodillas me tiemblan como gelatina.

—Vale, muy bien ya demostraste que podías mi peso, ahora déjame bajarme.

—Yo puedo —insisto, el problema no es tanto su peso si no su altura, sus piernas y brazos casi me cubren por completo, es como si un hámster le hiciera caballito a una jirafa.

—Ya en serio bájame.

—No —digo, sigo caminando, no lo escucho hablar durante el resto de camino de regresa, lo dejo caer unas cinco veces, esta vez sí ha sido intencional, terminando así de ensuciar su pantalón y camisa.

— ¿Sabes que está me la pagas Powell? Y no con dinero, sino con venganza y de la buena.

— ¡Tu comenzaste primero! Yo no quería salir de mi casa, eras tú el fastidioso que insistió.

— ¡Me has dañado la ropa! Y no digas que fue un accidente porque te veo la malicia en los ojos —se apunta de pies a cabeza.

—Eso es para que aprendas a no interrumpir mi querida lectura.

—Eres mala Sophie.

—Mucho.

Llegamos a la casa, tengo las piernas entumecidas y la espalda adolorida, me siento en el sofá y Christian en el piso para ver a Abby bajar las escaleras.

— ¿En dónde estaban? —Pregunta ésta cruzada de brazos y nada contenta.


—Salimos a caminar un rato —responde Christian al ver que yo no lo hago.

— ¿Me estás diciendo que mi hermana movió la pequeña protuberancia que tiene como culo y camino? —el uso de la palabra pequeña solo aclara que es bien grande.

—Sí, eso mismo.

— ¡Por Dios, Christian! Eso es fantástico y pues se han ganado sus pasteles de masa de hojaldre rellenos con crema.

— ¿Qué ocurre? —le pregunto. El hecho de que Abby haga pasteles sugiere problemas o un simple antojo.

—Nada, ¿acaso no puedo querer comer algo dulce? —Rueda los ojos

Nos vamos a la cocina donde comemos, hablamos y reímos. Ya es tarde y estoy lista para ir a dormir, me acomodo en la cama esperando conciliar el sueño. Pasa media hora cuando me rindo, tomo mi almohada y manta para dirigirme a la habitación de huéspedes.

— ¿Abby no se molestara?

—No lo hará —rezongo.

— ¿Segura? —Me hace espacio en la cama.

— ¿Estas desnudo?

— ¡No! Aunque sospecho que eso te encantaría —levanta las cejas de una manera tan sincronizada que es difícil de ignorar.

Ruedo los ojos— ¡por favor! Ya quisieras que ese fuera el caso.

Me acuesto en la cama y me acomodo para abrazarlo, mañana tengo clases y no necesitaba quedarme dormida en Historia a lo que en ese preciso momento recuerdo que no he estudiado nada para el examen, resoplo frustrada. ¿Y que si no paso el examen? Ya he hecho las solicitudes para ingresar a una buena universidad, ¿pero y si este examen me baja la nota final de la asignatura?, ¡Ay me vale tengo mucho sueño!

—Buenas noches Sophie, que duermas bien.

—Acabo de recordar que mañana tenemos examen —le susurro.

— ¿Entonces?

—Supongo que no lo vamos a aprobar.

—Tranquila, son solo notas insignificante.

—Ujung y si solo son notas... ¿Entonces por qué tienes buenas calificaciones?

—Bueno es porque... ¡Vete a dormir y deja de hacer preguntas!

—Amargado.

Me aferro a él, creo que es una de las mejores cosas de la vida, a pesar de ser algo muy común es un sentimiento y una sensación tan placentera, el calor que produce otra persona, el sentirlo de esta forma; es reconfortante y más aún cuando estas triste o enfermo, es simplemente fabuloso.

—Me encanta dormir así.

—Somos dos —se gira, quedamos cara a cara— mi turno. Me doy la vuelta y este me abraza.

— ¿Mejor?

—Muchísimo mejor.

Nota: Soy un asco en los deportes igual que Sophie :3

Mil Palabras Por Decir Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon