— Yo estoy estudiando para ingeniero químico —arqueo una ceja sorprendida.

Realmente no pensé que estudiara eso, digo pense que no estudiaría nada tampoco no tiene esa cara de chico, más bien tiene cara del vago de la casa, bueno no, son los estereotipos que pone la gente.

— Me sorprendiste —aseguro. — No eres la primera —afirma Luca.

Dan las 11 de la noche y la noche es joven. Les comenté que una de las 5 cosas que no sé hacer aparte de manejar estilo Domick Toretto, es jugar boliche y dijeron que ellos son expertos y yo les dije que cerca de mi casa hay un lugar para jugar boliche las 24 hrs, que si vamos y ellos aceptaron.

— ¿Podrían invitar a Heissen?— Mi bello amigo ama el boliche, no me perdonaría si no lo invitara.

— Claro, me cayó increíble.— acepto Sam.

— Me da igual, no lo conozco.

— Genial, le marcaré.— digo, saco mi celular de mi bolsillo y marcó el numero.

Mientras timbra, miro hacia al frente y Nathan sigue igual de callado y concentrado en su celular, me pregunto qué lo tiene así.

—Nalga, boliche hoy a las 11:30 en Wonderland.— digo apenas contesta.

Okay amor, porque tengo que contarte lo que me hizo el chico sexy de ayer, todo por romper mi estúpida regla.— me responde Heiss con tono molesto.

— No te compliques, si el muy hijo de puta no te valora, entonces a la mierda y a por el siguiente. Recuerda siempre quién eres y que nadie pasa por encima Heiss.— le digo con orgullo en mis palabras.

Heissen me dice que por eso me ama y que en media hora nos vemos y nos contamos todo, y creo que debo decirle que irán estos chicos pero optó por no hacerlo. Le digo que está bien y que también lo amo y finalizamos la llamada.

Guardo mi celular en mi bolsillo y levanto mi vista

— Toda una Regina George.— dice Nathan enarca una de sus cejas, pegándose al respaldo de los asientos y cruzándose de brazos.

Arqueo una ceja. Me sorprende que un hombre sepa quién es Regina George. Pongo ambos codos sobre la mesa y lo miró curiosa.

— Me sorprende que alguien como tú sepa quién es Regina.

—Tengo una hermana.— Contesta simple.

— Andando, te enseñaremos jugar bolos.— Luca ríe y palma mi hombro.

Le sonrió con ganas, me gusta aprender cosas nuevas.

— Para luego es tarde.— Comenta Sam y pone de pie, seguida le sigo yo y Luca.

Nathan no hace nada por levantarse y creo que no vendrá.

—¿Vendrás con nosotros?

— No, gracias. No quiero ver como haces el ridículo.— Bufo y ruedo los ojos.— Aunque tal vez los alcance a la salida y podemos ir a correr un rato.— Termina de decir poniéndose de pie y guardando por primera vez su móvil.

— Qué asco, no quiero correr aparte tengo tacones, genio.— Le digo de mala gana.

Sam quien está detrás de mí, se acerca a mi oído y dice— Nat se refiere a correr pero con autos.

En mis labios se forma una O perfecta debió a lo que Sam me dijo y a lo estúpida que debí haberme oído.

— Sí, a veces se me olvida que eres una chica.— me dice Nathan y yo lo fulmino con la mirada. Pero si es idiota.

Medio kilómetro de distanciaWhere stories live. Discover now