No podía ser más simple...
Los ojos más tiernos...
La sonrisa más brillante...
La personalidad más radiante...
Que quieren que les diga...
Me enamore...
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No hay mucho para explicar, es una simple historia, era como en cualquier película de romance. Yo, un simple chico normal que asistía al colegio en su primer día en una nueva escuela.
Ella, una chica que me cautivo desde el primer momento, estaba en aquella escuela en su primer día también.
El destino, quien hizo que acabaramos sentados uno al lado del otro en dos pupitres muy cercanos.
Su cabello era marrón, ojos color café, piel blanquecina, complexión delgada y estatura promedio, aunque a mi lado se vería más baja.
Era una chica normal, se podía destacar que siempre estaba sonriente y resplandeciente, llevaba unos audífonos la mayor parte del tiempo y aunque casi siempre estaba sola, se llevaba bien con la mayoría de las personas.
Su nombre era Katsuna Niko.
Yo no tenía grandes cualidades, tenia cabello negro y ojos grisáceos, era un poco más alto que el promedio. No tenía muchos amigos, también prefería estar solo, aunque no todo el tiempo.
Esta chica era bastante simple y a la vez singular, jamás prestaba atención en clase, siempre estaba distraída, pero la observe dibujar varias veces, era buena en eso, le gustaban mucho los mangas al parecer y tenia un estilo muy similar al de los mangakas.
Yo tenía muy buenas notas, pero las de ella eran pésimas, lo cual no parecía importarle en lo más mínimo.
No era en absoluto deportista, en educación física hacia lo posible para no mover ni un músculo, era bastante floja en cualquier aspecto, tampoco cuidaba mucho su imagen, su largo cabello que siempre estaba suelto se veía un poco desordenado, el uniforme arrugado y su única preocupación parecía ser no perder sus audífonos.
A pesar de todo, de su desordenada imagen, su alocada forma de ser, su flojera constante y todo lo demás, a mis ojos era preciosa, su sonrisa podía iluminar una habitación y su brillante resplandor encender una noche sin luna. Aquellos ojos café que me quitaban el sueño por completo eran hipnotisantes, la forma en la que caminaba o más bien bailaba como si estuviera sola en el mundo y su incomparable singularidad eran todo lo que necesitaba para tener largas noches de insomnio.
