—¿Estás nerviosa?

—Lo estaba —respondió Amanda—. El vino ha ayudado a disipar los nervios, pero aún estoy preocupada. Mi madre dice que escoja al joven más fuerte; tú, al que más me atraiga. Ni siquiera sé qué significa eso.

Jane era un año mayor que ella, por lo que ya había pasado por la ceremonia de selección. Desde entonces, siempre iba acompañada de William, un hermoso muchacho de cabello rojizo y unos ojos verdes y vivaces.


—En realidad, tiene que ser una combinación de ambas cosas. Quieres que sea fuerte para que pueda ayudarte con tu trabajo, pero piensa que lo tendrás a tu lado a todas horas; no querrás escoger a alguien que te parezca repulsivo. Ten en cuenta que tendrás descendencia con esa persona.

Recogió la copa de vino que Amanda había abandonado sobre el chifonier con ribetes dorados que había bajo el espejo y le dio un sorbo.

—Lo sé —asintió Amanda—. Pero mi madre ha insistido tanto en que escogiera al más fuerte y al que me pareciera más inteligente. Ella tiene más años de experiencia en esto que nosotras.

―¿Al más inteligente? ―repitió Jane mientras reía.

―A mí también me resultó extraño. Nunca antes oí hablar

de la inteligencia de un hombre.

Jane cruzó los brazos sobre su pecho.

―¡Qué tontería! Todos los hombres son iguales, no hay unos más inteligentes que otros. Todos portan la bacteria en su cerebro.

No supo qué decir, y Jane la sostuvo del hombro para darle la vuelta y situarla justo frente a ella.

—Amanda, no te preocupes. Cuando le veas, lo sabrás.

—Eso me preocupa incluso más. ¿Y si alguien me lo roba?

Su amiga le cogió la mano y tiró de ella de vuelta al salón principal, donde las demás jóvenes charlaban y bebían anima- damente la última cosecha que les había llegado de la bodega Ridge View. Una alegre tuna de violines y arpas resonaba en la sala.

Amanda recogió otra copa de Port de las mesas dispuestas junto a la pared este del salón. Se trataba de un vino fortifica- do con brandy que había sido muy popular entre los hombres. Quizá por esa razón lo servían aquella noche.


—Ya sabes cómo funciona la ceremonia, y te he explicado todos los trucos posibles. Respira hondo, tranquilízate y todo irá bien.

Apenas un cuarto de hora más tarde, la partida abandonó la posada para dirigirse al Andrónicus.

La mirada de Callum  #Wattys2017Where stories live. Discover now