Epílogo

6.7K 860 155
                                    

8 años después.

—No puedes espiar. —Dije intentando mantener de pié tanto a Luke como a mí a lo largo del camino que nos quedaba hasta arriba. Las escaleras eran empinadas y aún faltaban un par más antes de llegar.

Luke sonrió. —Tengo el presentimiento de que en cualquier momento termino en el hospital.

Aquéllo hizo que se me escapara una risita. Lo chité.—Sé lo que estoy haciendo.

Continuamos nuestro camino hasta llegar a donde tenía planeado, solo esperaba que él no sospechara nada ya que me había tomado muchas molestias para que todo fuera perfecto.

Había tenido que pedirles ayuda a mis amigos en todo este asunto, aunque la mayoría de la decoración pasó por manos de Darrel, Yanet y Ashley, el tener que traer las cosas hasta aquí había sido trabajo de Patrick y Adriel. Trabajo en equipo, sin duda.

El viento de verano hizo que ambos nos estremeciéramos un poco, el sonido de la ciudad impactó un poco con el castaño confundiéndolo totalmente cuando llegamos arriba. Sonreí para mí mismo algo nervioso, bastante diría yo, antes de preguntar. — ¿Listo?

Él asintió emocionado.

Lentamente coloqué mis manos sobre la venda que cubría sus ojos deshaciéndome de esta cuidadosamente. Entrecerró sus orbes esmeralda antes de que la imagen a su alrededor hiciera que su mente se nublara completamente. —Oh, Jack—cubrió sus labios con su mano derecha, su visión se puso un poco cristalina. —No puedo creerlo.

Nos encontrábamos en la terraza del bar de los Solano, años después de que empezáramos a salir habíamos tenido que renunciar a "nuestro lugar" ya que se estaban haciendo remodelaciones en el mismo. Finalmente terminamos olvidándolo completamente, por eso mismo decidí reconstruirlo con un toque más moderno. Pero sin perder la esencia de lo que lo hacía nuestro.

Los sillones habían vuelto a su lugar junto con la pequeña mesa frente a estos, las luces colgadas en el barandal le daban un toque íntimo y romántico, además la botella de champagne en el centro de este era como el broche de oro para cerrar la noche.

Sonreí acercándome a mi pareja rodeando su cintura con mis brazos. —Féliz cumpleaños, Luke. —Susurré en su oído, este me dio un pequeño beso en los labios en forma de agradecimiento antes de correr hacia el barandal como si fuera u niño pequeño, el viento lo despeinó mientras cerraba sus ojos abrazando esa sensación casi olvidada.

El recuerdo de mi primera vez aquí se me hizo presente como algo lejano, pero a la vez una parte de mi extrañaba esos tiempos, cuando éramos jóvenes e inexpertos, jugando a amarnos, ocasionando miles de conflictos a nuestro alrededor y en nosotros mismos. Teniendo una y mil discusiones por semana, pero tras esto siempre llegaban las reconciliaciones, aquellas que nos hacían felices y nos hacían sentir que a pesar de todo éramos el uno para el otro.

Años después seguimos eligiéndonos.

Mis pies se movieron lentamente en dirección a mi novio, metí una mano en mi bolsillo buscando aquello que había querido entregarle a Luke durante meses, quizás años, pero nunca tuve el valor de hacerlo, ni encontraba el momento adecuado, hasta ahora.

Tomé aire ante su presencia distraída con el paisaje urbano antes de ponerme de rodillas frente a su hermosa figura, alcé mi vista hacia él que por lo visto notó que algo estaba ocurriendo y se giró hacia mí, al verme se quedó de piedra.

Presioné mis labios divertido ante su expresión estupefacta. —Luke, te conozco desde hace nueve años y desde el momento en que cruzaste la puerta de mi tienda supe que me traerías problemas. —Él soltó una risita. —Pero los problemas que me traes son el motivo por el que me siento vivo, tú te convertiste en la persona más indispensable para mí, a pesar de todo seguimos juntos y nos amamos el uno al otro. No creo que exista alguien que pueda darme más felicidad de la que me has dado tú. Así que...—Abrí la delicada cajita negra que contenía un anillo de oro con un pequeño diamante en el centro, Luke cerró sus ojos por un instante y al abrirlos las lágrimas rodaron por sus mejillas. — dime que te casarás conmigo.

Un sollozo se escapó de sus labios antes de caer de rodillas poniéndose a mi altura. — ¿Estás hablando en serio?—Yo asentí en silencio. —Oh por Dios Jack, sí, por supuesto que me casaré contigo.

Todo el miedo que inundaba mi sistema fue reemplazado por una sensación de alivio acompañada por una impresionante alegría, coloqué el anillo en su dedo y abracé a mi prometido con todas mis fuerzas sintiendo sus lágrimas dejando su humedad en mi camiseta, finalmente lo besé.

Lo besé con pasión dejando mi corazón y mi mente el tocar sus suaves labios, moviéndolos lentamente siguiendo el compás que tan conocido tenía, pero que adoraba. Finalmente los besos se volvieron cada vez más lujuriosos y terminamos recostados en el lugar donde tuvimos nuestra primera vez.

Y a pesar de todo, el principio de esta historia se encontraba tan atrás que parecía casi imperceptible en nuestro ahora, pero las decisiones que tomamos en ese entonces nos convirtieron en lo que somos.

Por eso mismo, no me arrepentía haber saltado, de haberme arrojado al vacío en caída libre.

***

Secrets. 

Caída libre /Yaoi/ [Finalizada] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora