EL NORTE

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ZONA PANTANOSA DE LA ACTUAL NIGERIA, HACE 7.000.000 DE AÑOS

 

            Había ocurrido hacía mucho tiempo. La vida de sus antepasados se vio seriamente afectada. Casi sin darse cuenta, su vida también iba a verse afectada.

            Y, por lo visto, aquellos sueños extraños eran hereditarios.

            Al oeste del continente africano, los primates se verían envueltos en un gran fenómeno geológico. Aquel fenómeno marcaría un antes y un después en sus vidas.

            Ocurrió hacía unos 9.000.000 millones de años. 2.000.000 millones de años antes de la aparición de los tumai.

            No se sabe a ciencia cierta quién fue el primer humano en venir a este mundo. Sólo sabemos las condiciones que se dieron para que los primates evolucionaran.

            Los primates vivían en los árboles. Eran herbívoros. No tenían necesidad alguna de bajar al suelo.

            El continente africano quedó partido en dos. Fue una época de grandes terremotos. Los volcanes entraban en erupción de manera constante. Fue en aquella época cuando aparecieron las grandes montañas. Y cuando apareció la falla del Riff. Una falla que cruzaba de Etiopía a Mozambique. En las regiones del Este, las grandes y nuevas montañas cortan el paso a las nubes. A raíz de esto, las lluvias comienzan a ser más escasas.

            Los grandes simios están atrapados. Los ríos, las montañas y los lagos los rodeaban.

            No podían salir de allí. 

            Su existencia corría un serio peligro.

           

            La hembra echó un vistazo a su alrededor. Y posó la vista en dirección al Norte. Todo parecía que estaba en calma.

            Una hembra estaba amamantando a su cría. Los pájaros trinaban en lo alto de los árboles.

            Se mantenían alejados de las hienas. Casi podían oírlas reírse con aquella risa histérica que tenían.

            Estarían dando cuenta de un poco de carroña. La hembra apartó la vista del Norte. Era mejor no recrearse en tonterías cuando tenía cosas más importantes que hacer.

            Parecía que todo estaba en orden.

            Pero, oculto por el agua, un cocodrilo esperaba. Tenía hambre. Se mantenía bajo la superficie del agua a la espera de capturar una apetitosa presa. El momento…La ocasión…Casi podía oler a su futura fuente de alimento.

            Los habitantes del pantano hacían sus vidas normales. El clan de homínidos conocido como tumai pasaba la mañana cerca del pantano. Varios de ellos se alimentaban de los insectos que encontraban en el suelo. Una pareja se desparasitaba mutuamente. Un macho orinaba al lado de un árbol. El cielo estaba despejado. Las crías intentaban correr.

            A lo lejos, se oía a los elefantes.

            El cocodrilo dio un rodeo. De vez en cuando, asomaba su cabeza. Sus ojos de color ámbar adquirían una expresión casi lujuriosa al mirar a los tumai. El paso del tiempo le había enseñado a ser paciente. Era descendiente de los que fueron una vez los amos del planeta. Los dinosaurios. Pero los dinosaurios habían desaparecido. En cambio, los cocodrilos habían sabido adaptarse a los cambios que se habían producido en el planeta.

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⏰ Last updated: Jan 26, 2014 ⏰

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