—No necesito la aprobación de nadie para beber —entrecierro mis ojos ante su comentario y él ríe.

—Tranquila fiera.

Luego de cuarenta minutos de viaje en los que Theo se dedicó a molestarme por mi "rostro de bebé", finalmente llegamos a un bar frente a un mirador. Precisamente para ser un bar se veía acogedor. Me gustaba.

—¿Vamos? —asiento y lo sigo.

En el momento en el que entramos el olor a alcohol se impregna en mis fosas nasales y dudo entre si debo estar aquí con Theo, o no.

—¿Asustada dulzura?

—Claro que no, nada me asusta —sonrío con suficiencia y el enarca una ceja

—¿Debo recordarte la noche en la que salvé tu aterrado trasero?

Con ese último comentario y mis mejillas rojas, caminamos hacia la barra donde Theo pide dos Cosmopolitan. Sí, el hombre tiene gustos.

—Cuentame algo de ti —sus ojos me estudian con cuidado y yo me siento temblar.

—¿Como qué?

—¿Por qué saliste de la casa de ese gilipollas tal vez?

Con un suspiro de resignación, decido contarle. —Había discutido con mi padre ya que él está saliendo con una mujer y pues, no estoy acostumbrada del todo. Así que me enfurecí al encontrarlo en una posición comprometedora con ella y salí de la casa. El padre de Derek, quien es ex novio de mi madre me encontró en la calle, y decidió llevarme a su casa para no ponerme en peligro. Desgraciadamente no me sentí muy cómoda ahí al día siguiente, ya que me topé con la abuela de Derek, quien odiaba a muerte a mi madre y por ende, me odia a mí.

Theo asiente y bebe el líquido de su copa. —Tu vida es una mierda.

—Gracias —río ante su sinceridad —¿Qué hay de ti? —Theo se tensa al instante.

—¿A qué te refieres?

—Ya yo te hablé algo de mí. Dime algo de ti.

En ese momento se levanta del taburete. —Voy al baño —y se marcha dejandome sola.



Pasan alrededor de 15 minutos y Theo no aparece, ¿cómo se atreve a dejarme aquí sola? Le doy otro trago a mi bebida la cuál no sé que carajo contiene y miro a mi alrededor, no hay nada ni nadie interesante. No hasta que el gigante vejete frente a mí me guiña el ojo.

Demonios.

Viene en mi dirección.

—Me parece que estás muy guapa como para estar sola —el olor a alcohol inmediatamente se hace presente y quiero huír. Esto no es bueno.

—No estoy sola, mi novio está en el baño —intento darme la vuelta pero su mano sujeta mi brazo.

—¿Y sin ti? Que mal novio —veo como se acerca y me aterro. ¡Necesito a Theo!

—¿Qué estás haciendo? ¡Alejate! —le doy una bofetada la cual sirvió para una sola cosa...

Enfurecerlo.

—¡Maldita estúpida! —su mano viaja directo a mi cabello —. ¡Te voy a enseñar como tratar a un hombre como yo!

—¡AYUDENME! —las personas a nuestro alrededor parecen congelarse en su sitio, ¿pero por qué?

No lo noto hasta que Theo lo lanza al suelo, el hombre llevaba una navaja y estaba por usarla conmigo.

Theo se cierne sobre él y comienza a golpearlo con una fuerza impresionante. No me muevo hasta que veo sangre emanar de su torso, ¡le ha herido!

Cumpliendo Promesas (EN EDICIÓN)Where stories live. Discover now