Capítulo 7. | Un completo caos mental.

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Adiel me observa, haciéndome entender que no entre por ese camino, pero yo soy demasiado terco y inconscientemente deseo que reaccione, que entienda que su trabajo es temporal y que su esposo estará ahí para ella, pero si ella no está para el ¿entonces a dónde irán con ese matrimonió?.

—no lo eres, él chico viene de ser herido. Por lo menos sacrifica más de dos días de tu trabajo por él.

Una parte de mi, solo desea que ella no cometa más errores. David siempre ha estado dispuesto a que ella pase por encima de el.

—yo..yo..

Su evidente tartamudeo, hace que Adriana la observe y me asusto. Porque sé que cuando se trata de su hermano ella puede llegar a ser muy "hiriente.."

Adiel da un apretón a su pierna, y niega viendo como los ojos de ella, comenzaban a cambiar de tono.

—Adriana por favor..

Le susurró muy levemente. Pero ella pareció no oír el tono suplicante de su esposo.

Entonces su derrame verbal, lleno de sinceridad comenzó:

—mi hermano ha sacrificado más que su tiempo por ti, y ¿tú ni siquiera eres capaz de dedicarle dos semanas de tu valioso tiempo?.—chasqueo la lengua, enojada. Adiel dio otro apretón a su pierna.—¡esto debe ser una broma!.

Gemma parecía entre la espada y la pared, Adriana y yo estábamos molesto, como no estarlo si ella actúa así.

—yo sí soy...

Su frase fue cortada por la voz de David.

—ella no tiene que sacrificar nada, estoy de acuerdo con las decisiones que tomé, si solo me puede dedicar esos dos días que desea tomar, entonces yo me sentiré orgulloso de ver que sacó tiempo para mi.—apoyó su mano sobre el hombro de su esposa, luego tomó asiento a su lado y beso su frente.

Adiel toma la palabra.

—disculpa a estos dos.—dice entre tanto que nos observa.—son tus decisiones y creo que nadie está para juzgarlas, si te sientes bien con el tiempo que ella te dediqué, es tu asunto no el nuestro.

Adriana chasqueo su lengua enojada, Adiel le regalo una mirada, de esas que solo ellos dos pueden entender.

Adiel prosiguió con sus sabias palabras, poniéndonos a todos en nuestro lugar.

«sabes que tu hermana se pone siempre un poco histérica cuando se trata de ti.—esbozó una sonrisa, entrelazo su mano con Adriana.—ya que eres su único hermano y lo único que desea es verte bien—clavó sus ojos en David, tratando de transmitirle alguna emoción.— el simple hecho de verte con esos moretones en el rostro, le puso los pelos de punta.

David esboza una sonrisa triste. Pero luego clava sus ojos en su hermana.

—sé que me amas y te preocupas por mí, pero ya tengo alguien para que lo haga.

Adriana hizo un mohín. Adiel me observo evidentemente enojado. Como no estarlo, si David hablo de una manera espeluznante..

Estoy en problemas lo sé.

—bueno no es como si ella realmente se preocupara.—contraatacó Adriana, enojada, ofendida y herida.

Adiel rasco su nuca.

—Adriana, por favor...

Le murmuró, tratando de que ella no echará más leña al fuego.

David hablo, irritado como jamás lo había visto antes.

El secreto de la Chica  Pentecostal © [Verdades no Dichas #2] Where stories live. Discover now