Termino de comer y de cumplir la respectiva medicación. Al llegar al instituto confirmo que estaba en lo correcto, voy media hora tarde a la primera clase, corro por el pasillo hasta llegar al salón. Toco la puerta esperando que me dejen entrar; cuando veo a la profesora llegar detrás de mí.

La profesora pide que la excusemos ya que al parecer se le han olvidado las guías y pues en teoría no nos puedes dar clases. Al final termina dejándonos sin hacer nada por los cuarenta minutos restantes.

Gracias al cielo que Abby no movió nada de mi bolso, saco mi IPod y comienzo a escuchar música a todo volumen, hasta que siento que me tocan el hombro, giro la cabeza en busca de quien pide mi atención.

—Mira lo que he hecho —Christian me enseña el block abierto y en la hoja de papel estoy yo sentada mirando a través de la ventana, está hecho a carboncillo, pero de verdad que tiene talento.

— ¡No sabía que tenías tanto talento! —respondo a modo de cumplido, sabía que el dibujaba porque me lo había contado.

—Eh... No es nada lo hice porque parecías bastante perdida en tu pensamientos y bueno tenías ese brillo en los ojos que te hace lucir, bueno... Bella, luces bella cuando estas perdida en tu mente —dice con una sonrisa. Supongo que me ruborice porque éste continúa hablando—. ¿Qué música escuchas?

No sé qué decir, no es la primera vez que me lo dicen, tampoco tan a menudo, así que estoy medio ida por la idea de que él me llame bella, respondo con torpeza.

—Yo este... Yo estaba escuchando música, de esa que se escucha con los oídos digo BMTH —desee golpearme por ser tan estúpida.

Parpadea varias veces en un gesto de sorpresa, bueno no es el fin del mundo, las chica también pueden escuchar bandas de metal alternativo, deathcore, post-hardcore, heavymetal, pop rock y muchos más.

—No sabía que te gustaba BMTH —Junta las muñecas y las frota—. Es interesante que escuches esos géneros musicales.

Noto esa pequeña acción poco normal — ¿por qué haces eso con las muñecas?

— ¿Qué hago?

—Nada.

Comienzo a revisar su trabajo para evitar mirarlo, de verdad que es bueno, en especial con el color, sigo revisando y sin darme cuenta los cuarenta minutos pasaron. El resto del día fue relativamente tedioso, los temas parecían aún más aburridos hasta que el timbre sonó indicando la hora de salida.

Abby me espera, ésta luce cansada más de lo habitual, al llegar a casa Abby se va a su habitación, yo en cambio comienzo a arreglar las cosas, los libros y demás, almuerzo a toda prisa. El timbre suena, abro la puerta y él está allí parado con el cabello húmedo y ropa casual le hago señas para que entre y se siente.

— ¿Soy yo o nuca te quitas ese abrigo? —Me pregunta sin saludar ni nada.

—Sufro de frío —respondo con amargura .No me cree pero no insiste en hablar sobre ello, nos concentramos en el trabajo hasta que parece no soportarlo más.

—No en serio, ¿por qué no te lo quitas?

A lo que replico igual de malhumorada— ya te dije, sufro de frío y solo lo he usado dos días.

Él se levanta para quitármelo mientras yo me cruzo de brazos intentando detenerlo, logra hacer que separe los brazos usando un truco sucio, cosquillas. Al ver las heridas una mirada de preocupación se forma en su rostro, se acerca para revisarlas.

Me cubro de nuevo con el abrigo avergonzada y enojada, lo agarro por un brazo con una mano y con la otra su bolso, quiero que se vaya de mi casa.

—Sophie, ¿tus padres saben de esto? —me sujeta de la muñeca.

Mil Palabras Por Decir Where stories live. Discover now