Marlon, quizás, no la conocía como pensaba hacerlo.





—No puede ser tan malo —en cada palabra mencionada había inseguridad, pero incluso así trataba de creérselo él mismo —Cleo es agradable. Solía serlo. Lo más probable es que congenie rápido y...





Hasta ahí llegó. Detuvo aquel discurso sobre Cleo que ni quiso empezar, por algo que realmente quería ver terminar. Cleo y Bruna. Sentadas en las escaleras a unos metros de ellos. Mirándose como si nada. Y es que realmente no había nada malo en ellas.


En el sí.






—¿Y...? —Cody, su amigo, no parecía estarle creyendo nada —Vaya, Marlon, y yo pensaba que no se te iba la cabeza por cualquier chica —siguió esperando. Aún no había respuesta —¿Marlon?


—¿Sabes qué, Cody? —se levantó y le lanzó unos billetes —Dile al chico ese que si iremos. Te encargo el producto.





Y como si nada, se fue. Cody estaba satisfecho. No pensó que hablar de Cleo le haría convencer a su amigo.





Paso a paso Marlon se preguntaba si estaba bien lo que hacía. Acercarse a Cleo. Acercarse a Bruna. Cualquiera le diría que está loco. Lo estaba. Pero nadie sabe lo que ha hecho.





Empujó su chaqueta hacia atrás y escondió sus manos en los bolsillos de esta. Marlon era un alumno más. Él estaba en segundo de la segunda fase. Era algo así como el consentido de los profesores. Todo porque su madre solía ser alumna de la escuela. A veces se preguntaba el porqué sólo lograba agradarle a gente mayor y no a los de su edad. Y la verdad es que no habían tantas razones. Él alejaba a todos.


Como lo hizo con Cleo.





Se apoyó en el barandal de unos escalones más abajo. Ella estaban en los primeros. Sonrió. No había hablado aún y las dos chicas ya lo miraban. Supo de inmediato que fue el torpe golpe que dio con su yeso sobre uno de los escalones. Cleo mantuvo su vista en él. Bruna se notaba más insegura. Desviaba su mirada en cada segundo.





—¿Ya decidiste volver a casa? —preguntó en forma de broma. Punto en contra hacia Marlon. Los chistes no iban con él.


—No me quedaba de otra. Acá está todo lo que quiero.





Mientras su mirada aún observaba la de él, presionó la mano de Bruna con calidez. Marlon miró aquello con incomodidad.





—Ya veo —esta vez se concentró en Bruna, quien a duras penas lo observaba —Que bueno que vuelvan a estar juntas. Faltaba el dúo icónico en los recreos.





Bruna quería hablar. Cleo sólo quería acabar con el momento. Aunque, ¿realmente iba a ser todo así? No quería eso. No quería que la relación de ellos dos fuera sólo palabras fingidas y miradas evasivas. Cleo sólo quería volver a ser una alumna más de primero con calificaciones regulares.





Así fue como Marlon volteó con sus cejas alzadas. Y pudo confirmar lo que se planteaba.


Realmente no conocía a Cleo.








*





Cody hundió sus manos en su cabello. Solía hacer eso cuando estaba relajado. A veces frustrado e incluso asustado. Pero en ese momento no dejaba de sonreír ante los ojos del otro chico. Gracias a los billetes que Marlon le dio minutos atrás, se le hizo todo más fácil a Cody. Otto, de tercero, contó con paciencia. Quince billetes.





1990.Where stories live. Discover now