10. Cuidando a los que quiero.

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Reí, un poco más tranquila, de lo que seguía diciendo Lee. Cuando pensamos que todo había vuelto a la normalidad y que el juego seguiría su curso normal, Harry decidió bailar encima de su escoba, algún tipo de danza rara, que de seguro había visto de su familia Muggle

-No sé qué está haciendo Harry -murmuró Hagrid. Miró con los binoculares al cielo - Si no lo conociera bien, diría que ha perdido el control de su escoba... pero no puede ser...

- Entonces no lo es - dije - tal vez quiere ir al baño

- No lo creo, Sara - dijo la voz de Hermione - se mueve mucho

De pronto, la gente comenzó a señalar hacia Harry por encima de las gradas. Su escoba había comenzado a dar vueltas y él apenas podía sujetarse.

Entonces la multitud jadeó.

La escoba de Harry dio un salto feroz y Harry quedó colgando, sujeto sólo con una mano.

Este niño iba a matarme de un susto, algún día de estos, ni el mismo patoso de mi hermano se mete en tantos accidentes.

-¿Le sucedió algo cuando Flint le cerró el paso? -susurró Seamus

Ahogando un grito, mi hermano negó

-No puede ser -dijo Hagrid, con voz temblorosa-. Nada puede interferir en una escoba, excepto la poderosa magia tenebrosa... Ningún chico le puede hacer eso a una Nimbus 2.000.

Ante esas palabras, Hermione cogió los binoculares de Hagrid, pero en lugar de enfocar a Harry comenzó a buscar frenéticamente entre la multitud, no le dije nada ya que mi mirada no dejó a Harry en ningún momento

-¿Qué haces? -gimió Ron, con el rostro grisáceo

-Lo sabía -resopló Hermione-. Snape... Miren

Tome mis binoculares velozmente al mismo tiempo que Ron cogió los binoculares de Hermione. Snape estaba en el centro de las tribunas frente a ellos. Tenía los ojos clavados en Harry y murmuraba algo sin detenerse. Esto no era posible, iba a escucharme severamente.

-Está haciendo algo... Mal de ojo a la escoba -dijo Hermione

-¿Qué podemos hacer?

-Déjamelo a mí - interrumpí a Hermione antes de que le contestara a mi hermano, sin escuchar respuestas de alguno de los dos me encontraba saliendo de la torre donde estábamos todos los de Gryffindor, escuche pasos atrás de mi pero no me importo, estaba tan molesta que sólo me fije en mi objetivo. Snape. Nadie se metía con mis amigos y salía libre de eso.

Todos miraban aterrorizados a Harry, mientras mis hermanos volaban hacía él, tratando de ponerlo a salvo en una de las escobas. Pero aquello fue peor: cada vez que se le acercaban, la escoba saltaba más alto.

Se dejaron caer y comenzaron a volaren círculos, con el evidente propósito de atraparlo si caía. Trate de concentrarme en mi objetivo y no en la posible idea de que Harry cayera.

Cruzando las gradas, corría por la fila de abajo. Ni siquiera me detuve a disculparme cuando en las prisas choque con el profesor Quirrell, cuando llegue donde estaba Snape, me agache, saque mi varita y susurré unas palabras que había escuchado de Herms mientras estudiábamos.

Unas llamas azules salieron y saltaron a la túnica de Snape. Sin quedarme a ver como lo solucionaba el maestro y satisfecha con mi trabajo me aleje de allí.

Eso pareció ser suficiente, Harry pudo subir de nuevo a su escoba

-¡Neville, ya puedes mirar! -escuche a Ron decirle a Neville cuando llegue, quien había estado llorando dentro de la chaqueta de Hagrid, aquellos últimos cinco minutos. Ni idea de como había llegado ahí.

Sara; La melliza de Ron Weasley.Where stories live. Discover now