5. Sé quién eres

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Feliz por haber repetido el examen y sabiendo que estaba perfectamente realizado, su mente volvió a centrarse en su pequeño problema. El sexo. Se fue a casa a comer y por la tarde se acercó al centro, a una librería en la que nunca había estado y a la que estaba segura, jamás volvería. Tenía un plan para expandir sus conocimientos, y era tan fácil como leer todo lo que encontrase.

«Es enorme». Pensó al entrar y ver las decenas de estanterías que juntándose, iban creando misteriosos pasillos que embriagaban con el olor a papel y tinta.

Oh, era tan maravillosa que ni la mayor vergüenza del mundo le impediría volver a disfrutar del paraíso que conformaban todos aquellos libros.

«Centrarse. Qué más da lo que compre, ahora están de moda las novelas eróticas».

Mirando los elegantes carteles, fue atravesando las estanterías en busca de la zona de Novela Adulta Romantica, en la que desde luego, encontraría todo lo que necesitaría saber para lo que se avecinaba.

—Desde luego que las portadas son muy sugerentes... —comentó en un susurró mirando los tonos oscuros, las imágenes llenas de sensualidad y los atractivos títulos— Hay zona de Superventas...

Dejó la novela que había estado ojeando y se dirigió a la zona más llamativa, en la que se reunían los éxitos de ventas del año.

—Son un poco caros... —volvió a murmurar. Sacó la cartera y contó el dinero que guardaba de su cumpleaños.

Con un rápido cálculo, llegó a la conclusión de que podría comprarse el libro más vendido del año y unos cuantos que había apartados por estar descatalogados debido a su antigüedad.

—Perfecto, me llevo más de los que pensaba —sonrió.

Con un fuerte abrazo en el que guardaba ocho libros que escogió con cuidado, se dirigió a la caja para pagar y correr a casa con la intención de comenzar su lectura a contrarreloj. Giró por una de las estanterías por las que pasó rato atrás y chocó dejando caer todos los libros al suelo, ella incluida.

—Otra vez, señorita Garrison. Por lo que veo se vuelve una costumbre atropellar a la gente.

—¿Profesor Howl? —dudó un instante, pues era la primera vez que le veía peinado. El cabello oscuro se estiraba hacia atrás de forma firme y las gafas que llevaba eran más modernas. Como añadido, su ropa estaba planchada e impoluta— Lo-lo siento... —masculló aceptando la mano que él tendía en ayuda. Estaba anonadada.

—No es la clase de lectura que un profesor de filosofía suela recomendar —una suave risa pareció apuñalarle los oídos a Kate.

«¡Los libros. maldita idiota!» Le gritó su yo interior.

Sintió, segundo a segundo, cómo el ardor alcanzaba su máximo esplendor alrededor de toda su cara, hasta casi quemarle la piel de las mejillas. Howl sostenía en la mano, y de forma casual, el libro con la portada más sugerente. La foto de una mujer en ropa interior con las manos esposadas a la espalda y una mordaza de seda a la boca.

La mano de Howl se estiró de nuevo devolviendo el libro. Ella lo aceptó sin dejar de mirarle ni para tomarse una milésima de segundo en pestañear.

—Espero que tenga una lectura agradable —antes de darse la vuelta y seguir caminando a su destino entre las estanterías, dejó que Kate viera una sonrisa tan amplia que el blanco brillante de sus dientes la cegó.

«Creo que me acabo de morir y mi espíritu está flotando alegremente en dirección al infierno...» Se dijo aún estupefacta.

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⏰ Última actualización: Jan 28, 2017 ⏰

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La Mariposa ATrapada [PUBLICADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora