43

298 15 0
                                    

Narras tú:

Las cosas han tomado un ritmo lento, tardío y sombrío. James ha estado sumamente callado, y lo comprendo. Tanto así que tomé la decisión de vivir con él, es decir, estaba acostumbrado a la compañía de Stefany, y aunque yo no quiera reemplazarla, quiero estar allí para él. Quiero acompañarlo en su dolor, estar ahí para lo que necesite. Es obvio que esto ha cambiado significativamente las cosas, no me casaré con Daniel

Tú: ¿James? –Lo observaste en el sofá, conservaba su mirada fija en el suelo- amor, no puedes seguir así

Al no recibir respuesta te acercas a él, sentándote a su lado

Tú: sé que no es fácil por lo que estás pasando –acaricias su espalda en modo de consuelo- pero necesito que seas fuerte, no por mí...sino por nuestro hijo –acariciándote la pancita-

James reacciona a tus palabras, se voltea y coloca su mano en tu vientre

James: nada le va a suceder, ni a ti, ni a él –acariciando tu pancita-

Te daleas y lo abrazas

Tú: te necesito tanto James...no sé qué haría sin ti

James: yo te amo ______, y ustedes dos son todo lo que me queda ahora. No estoy dispuesto a perderlos, y por lo mismo tengo que acabar con las amenazas de una vez por todas

Tú: pero ahora estás tú solo, no podrás enfrentarte a ellos si son muchos

James: sé perfectamente quienes son... Julia, Elvira, Edith y Juan Carlos...

Tú: ¿qué? ¿Ese señor también es...? (impresionada)

James asiente

James: no va a ser fácil enfrentarme a ellos, y mucho menos ahora que no cuento con Logan ni con mi hermana

Tú: yo sé lo que hay que hacer...y estoy dispuesta a ayudarte

-------------------------------------------

En la plaza del pueblo, un tumulto de gente está expectante ante la llegada forzosa de una prisionera. Pese a la descomunal fuerza usada por parte de ésta para escapar, no podía contra los soldados que la llevaban, amarrada con unas cadenas en los pies y brazos. El Sacerdote y el General Francisco van a la cabeza, los guían hasta el centro de la plaza.

Elvira: No! –Forzando- ¡suéltenme! ¡no me toquen! ¡No me hagan esto!

Pueblerino: ¿qué pasa?

Pueblerino2: ¿qué le harán a esta mujer?

Mueven a la cautiva y la amarran a un grueso palo que está levantado sobre un montón de madera (aspecto de fogata)

-------------------------------------------

Victoria en su celda, escucha un ruido desde afuera, lo que la asusta

Una mujer llega afuera de su celda

Victoria: ¿Jessie?

Jessie: shhh! –Intenta abrir la celda, utilizando un manojo de llaves- te sacaré de aquí

Victoria: ¿qué? ¿Por qué?

Jessie: estoy aprovechando que todo el pueblo está presenciando un espectáculo horrible, tenemos que irnos

Victoria: pero ¿por qué?

Jessie: ¡todos estamos en peligro! –Abriendo la celda- ven, nos esconderemos en una cabaña –saliendo las dos-

----------------------------------------

Mujer: ¿Qué le van a hacer padre?

Gabriel: escuchen Santa Lucianos, está mujer es uno de los monstruos de los que les hablé, este adefesio se alimenta de sangre. No me extraña que ella haya sido quien mató a sus vecinos, esposos, mujeres, hijos o a algún otro familiar

Xxx: ¡quémenla!

Gabriel: eso haremos hijo mío, en el nombre de Dios, este monstruo arderá en las llamas del infierno...

Gabriel toma una antorcha, que le facilita un soldado, y la acerca al montículo de madera y hojas secas que dan soporte al cuerpo amarrado de Elvira

Elvira: ¡no padre! ¡No lo haga!

Gabriel: que dios te perdone... -haciendo arder la ¨fogata¨-

Las llamas rápidamente envuelven el cuerpo de Elvira, quién comienza a sentir el ardor en su piel ante todo el pueblo. Con sus últimas energías esboza

Elvira: ¡siempre tuvo razón padre!... –ardiendo y desesperándose por el dolor- ¡No soy la única! ¡Juan Carlos y esa monja de mierda también son como yo! –Mirando a Julia, la cual viste su túnica de religiosa-

Todos se voltean a mirar a los nombrados. Julia y Juan Carlos sonríen, ambos están juntos.

Jc: vaya, cuánto les costó enterarse –puede notar el miedo de quienes lo rodean-

Gabriel: no teman hijos míos, sean fuertes, no demuestren debilidad ante el demonio

Coronel: ¡soldados! Tomadlos prisioneros –ordena. Sus soldados con temor se acercan a ellos-

Jc: No –se dirige al soldado más cercano a él- no se atrevan a dar un paso más

Coronel: ¡vamos! ¿Qué esperan? Solo son dos contra todos nosotros –comienza a enojarse-

De pronto Edith llega hasta dónde Juan Carlos

Jc: creí que no llegarías a tiempo –sonríe victorioso-

Muchos desconocidos rodean la plaza, algunos pueblerinos lo notan

Jc: ¿qué dicen ahora? –mira intimidante a Francisco- ¿aún somos pocos?

Edith: decidan Santa Lucianos, ¿lo quieren rápido o lento? Porque no les puedo asegurar que no vayan a sentir dolor

Gabriel: todos conserven la calma, Dios está de nuestro lado, él no permitirá que gane Satanás –nervioso-

Edith: ¿nadie? –sonríe, viendo terror en los ojos de todos los presentes- está bien, que sea rápido

Un chasquido por parte de Edith desata una masacre. Los vampiros se tiran sobre las personas y comienzan a alimentarse de estas. Todo se vuelve un caos. Niños corriendo para allá, mujeres llorando aquí, hombres forcejeando por allí y por acá. Pero todos terminan de la misma manera... muertos.

Un vecino diferente (James Maslow & tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora