Capitulo 20

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¿Cómo es posible amar tanto a alguien? ¿Como es posible sentir que uno podria dar la vida y más aun por alguien sin esperar nada a cambio? ¿Cómo podemos volvernos tan débiles al amar a alguien pero al mismo tiempo, por ese ser amado podriamos sacar fuerzas de donde no las tenemos?
Jamás habia sentido algo como esto, no antes de conocerlo y no cuando huí de él. No fui esas típicas mujeres que sufre, llora y vive encerrada comiendo helado, por supuesto que no, pero siempre lo eché de menos, no hubo un dia en que no pensara como estaría o si pudo haberme olvidado y encontrado otra novia, una sin tantos problemas familiares, sin tantas complicaciones... Y cuando lo vi en el hospital, dios, en ese momento supe que el Destino si existe.
Lo miro como hace el papeleo de arribo mientras yo estoy sentada esperando por él, mis vómitos pararon pero aún me siento débil, agradezco al cielo que Sam no haya hecho preguntas sobre mis vómitos repentinos,  no sabría que decirle, aun no estoy segura y no quiero ilusionarlo.

-- Ven Alex -- dice tomando los bolsos y pasando su brazo por mi cintura en modo que me sostenga de él -- vamos por un taxi -- dice en mi oído para luego depositar un beso alli.

Asiento y me limito a intentar seguirle el ritmo, mis piernas me pesan y la cabeza aún me da vueltas,  el taxi llega rápidamente y nos acomodamos en el asiento trasero, Sam dice el destino y el conductor conduce, me recuesto en el hombro de mi novio y cierro mis ojos, él me reconforta, me transmite serenidad, armonía; todo lo que siempre anhelé, lo encontré en Sam.

-- Aquí es -- anuncia el chofer y yo abro mis ojos
-- Aqui tiene el dinero, quédese con el cambio. Gracias por todo. -- dice mi novio saliendo del auto y ayudándome a hacer lo mismo, recoje nuestros bolsos y me encamina hacia el lugar.
-- Nuestro departamento -- digo apoyada en la pared.
-- Querrás decir nuestro hogar -- dice dándome un beso -- Solo te pido algo, no te pongas histérica cuando entres -- me pide, frunzo en ceño pero le sigo el paso, llevo mis manos a mi boca ante la pinta que tenia nuestra casa... -- Cuando te perseguí hasta Londres, uno de los amigos de Dimitri me atacó -- sentí un escalofrío recorrer mi espalda al oir ese nombre -- me hirió,  por eso estaba lastimado cuando nos vimos en la casa de Thomas.
-- ¿Por que no me lo dijiste? -- pregunté sin moverme de mi lugar y sin quitarle la mirada de encima
-- Pues porque no fue nada y el corte que me hicieron me lo curaste. Luego no le di importancia, yo estaba distraído e histérico buscándote,  por eso me atacaron en la calle, Thomas me llamó,  volví aquí y luego tome el primer vuelo a Londres y ya sabes el resto de la historia.  -- intenté acercarme a  él lo mas rápido que mi cuerpo me permitió,  pero tuve que sostenerme del desayunador de  la cocina ya que no pude mantener el equilibrio,  automáticamente Sam sostuvo mi cuerpo y me ayudó a ponerme de pie de nuevo pero no me dejó allí,  me tomo en brazos al estilo nupcial y me llevó a mi su cuarto. -- Creo que mejor descansas en tu cuarto, ya sabes... la ultima vez... nosotros... bueno, no he cambiado las sábanas -- dice avergonzado, yo solo asiento y me dejo llevar por él. -- Aqui cielo, descansa, yo me encargo de todo. Cuando despiertes tendras preparada tu comida favorita y luego iremos a ver a tu papá.  -- me dice dejandome en la cama.
-- No -- le digo y el voltea confundido -- No te vayas. Acuestate conmigo, al menos hasta que duerma. -- le pido y el sonríe, asiente y se acuesta a mi lado,  me acurruco en su pecho y respiro su aroma. -- Lamento tener una vida tan complicada,  lamento ser una carga,  lamento no poder tener una familia contigo,  lamento no poder darte tranquilidad,  no poder recostarme contigo sin temer que nos maten... Yo... Te amo Sam, jamás he sentido lo que siento por ti, en un inicio temia a lo que siento pero ahora ya no se que miestras estemos juntos todo estará bien y no importa el mundo... te amo y no te dejaré jamas -- le digo y siento lágrimas caer por mis ojos.
-- No necesito una vida simple, o una familia, o tranquilidad, o incluso no necesito todo tu dinero si te tengo a ti. Entiendelo, te amo demasiado,  desde el primer momento que te vi como la Chica Ricachona que todo el mundo decia que eras, ya te amaba y ahora solo te amo mas. Mataria por ti, ya lo he hecho, moriria por ti e incluso si me lo pides dejaria de ser quien soy por ti. No quiero que sea fácil,  no me interesa si lo es. No mientras estés conmigo, te amo Alex.  Y nunca dejaré de hacerlo, incluso si muero, moriré amándote. -- dice mientras acaricia mi mejilla con su pulgar y besa mi cabello. -- ahora duerme que estás débil, luego hablaremos -- me dice y su mano baja a mi cintura, haciéndome sentir sus dedos apretando el costado de mi vientre.

Cierro mis ojos, no necesito nada mas. Sólo él y yo.

El sonido de una llamada entrante me despierta y me siento en la cama un poco desorientada, por suerte para mi ya no siento esa molestia en el estomago, observo el lugar en busca de Sam y comienzo a recorrer la casa al no encontrarlo a mi lado, me lo encuentro cocinando y hablando por teléfono, sin remera y despeinado. 

-- Si, no te preocupes... llegamos bien... si ya se que te dije que llamaria solo que... que si hombre, Alex esta bien, solo se descompuso en el vuelo y llego cansada por eso... bueno... que si... pero eres un pesado... muy bien, adios. -- deja el teléfono en la mesa y se encuentra con mi mirada, sonríe -- tu hermano casi me asesina telefónicamente por no haberle avisado que ya estabamos aqui. -- me explica -- ¿Has dormido bien bonita? -- asiento -- Ya está la comida, luego si quieres vamos donde tu papá.
-- Bueno -- digo sonriendo, cuanto amaba a este maravilloso hombre... comenzamos a cenar y le digo -- ¿Sam que piensas de tener hijos? -- él me mira y casi se ahoga con la bebida, sonrío y ya sé su respuesta.
-- Mierda, no esperaba esa pregunta. Pues, me encantaría tener una mini Alex volviendome loco de amor pero no creo que sea el momento -- me dice -- justo ahora, con tu padre, Vanessa, y todo esto... no creo que estemos listos -- me dice y yo asiento mirando mi plato, una punzada se extiende por mi pecho.

Cenamos en silencio y luego nos preparamos para ir al hospital donde estaba internado mi padre. Al llegar uno de sus guardias me impide el paso, le sonrío y lo miro de mala manera articulando un dejame pasar, soy su hija  pero el guardia solo respondió

-- No es el horario de visita, debe esperar.

Lo miro furiosa, ese hombre no me permitia ver a mi padre

-- déjame pasar o me aseguro de que tu carrera como guardia se acabe en lo que dura un pestañeo, soy su hija  ¿que otra razon necesitas?

Sam a mi lado me mira sorprendido y sonriente, el guardia nos mira a ambos y luego me abre paso, sonriendo le agradezco y entro a la habitación de mi padre y siento mi pecho encogerse,  me aferro al agarre de Sam y camino hacia mi pobre padre, quien yacía en la camilla, conectado a cientos de máquinas... Pobre mi viejo hermoso, está tan grave. Comienzo a llorar y no me animo a hacer contacto físico con mi padre, solo me abrazo a Sam.

-- Deja de llorar por tu viejo Alejandra, que estoy bien muchacha.

Volteo en dirección a esa voz y miro la camilla confundida. Esto no es posible.

La Hija de Mi Jefe Donde viven las historias. Descúbrelo ahora