Lunatiques

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—¿No duermes? —Una cálida voz la sacó de su ensimismamiento, pero no la hizo apartar la mirada de la luna.

—¿Hay toque de queda esta noche?

—No, pero empieza a hacer frío. —El hombre se encogió de hombros y tomó asiento al lado de la chica albina.

—¿Y tú por qué no duermes, Leiftan?

—Creo... que sencillamente me agrada estar aquí. —Se inclinó ligeramente hacia ella y apartó uno de los mechones de cabello que le impedía apreciar del todo aquel pálido rostro. —La vista es realmente hermosa.

—Es reconfortante estar aquí...

—...especialmente cuando no hay nadie.— dijeron al unísono e intercambiaron una sonrisa de complicidad.

Drabbles de EelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora