―¿Tu eres Yuuri Katsuki?―
No fue una coincidencia. De ninguna manera.
―¿¡Ah!?... ¡sí!
La mirada de la chica era indescifrable para el japonés, al igual que sus intenciones.
―¿Puedo estrecharte la mano?
―¿¡Ah!?... ¡sí!
En...
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―Discúlpame en serio, no quiero asustarte o algo como eso. Es solo que ¡Tú eres Yuuri Katsuki!
Pero el nipón solo podía mantenerse inmóvil, asombrado, con su respiración taladrando su corazón, aun no se reponía del susto.
―Normalmente no suelo seguir las competencias de otros patinadores pero de verdad me sorprendiste, aunque verte en persona es algo aún más asombroso.
Yuuri seguía igual, ni siquiera se habían destensado sus hombros, que seguían erguidos como la cola de un gato.
―Sé que no deberá estar aquí, pero al escuchar que alguien patinaba yo no pud...
―¿¡Cómo es que entraste aquí!?― interrumpió el chico. Como si hubiese sido un efecto retardado de la impresión.
―Soy amiga de Mila― sonrió ella de forma amistosa― Estábamos en los vestidores y de repente llegué aquí.
Yuuri aun tardaba en asimilar todo.
―Realmente me impresionaste en la Gran Prix, era como estar en un mar de sensaciones. Me gustaría poder tener la concentración que tú tienes en la pista y...
―¿Patinas?
Él seguía interrumpiendo todos los grandes discursos que Isabella tenia para dar en forma de respuestas.
―¿No sabes de verdad quién soy?― preguntó la chica con cierto grado de decepción.
―Lo lamento, de verdad no tengo la más mínima idea de quién eres.
―¡Que cruel, Yuuri! Es terrible cuando alguien a quien admiras no te reconoce.
―¡Isa-la-bella! Con que aquí estabas― dijo Mila de repente― ¿Ah, Yuuri? No sabía que entrenaras hasta tarde.
―¡Ah, Mila! No estoy entrenando, yo solo vine a des-estresarme un poco pero si molesto mejor me voy.
―¡Yo también hago eso, Yuuri! ¡Dame cinco!― Chilló Isabella, parecía la niña mas emocionada del mundo pero el japonés solo pudo sonreír con inseguridad.
―¿Esta Viktor contigo?― Preguntó Mila.
El rostro de Yuuri entristeció de repente.
―Me temo que no― respondió amable― pero si tienes algún mensaje para él, recuerda que siempre tiene su celular a un lado.
―¿Entonces has estado solo todo este tiempo?― preguntó una curiosa Isabella.
―Bueno, vi a Viktor por la mañana y almorcé con Yurio pero además de eso creo que sí.
Isabella escuchaba con atención cada palabra que Yuuri decía, le parecía un chico de verdad muy tierno.
―¿Entonces no tienes planes para el resto de la noche?― preguntó la italiana.
