Capítulo 43: Por tonta.

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—La voy a llevar a su casa— escuché decir a Gregor decidido.

—¿Estás loco? ¿Y que la mamá la vea así?—preguntó Mel alterada.

—¡Hola!. Soy Bastian, mucho gusto— se presento a Mel. ¿Es en serio? ¿Se estaba presentando mientras todos discutían?

—Eh, hola— respondió Mel confundida— ¿Qué papel juegas tú en todo esto?— preguntó.

—Este bastardo estaba besando a Salomé— se quejó Gregor.

—¿Estabas qué?— preguntó Willi levantando la voz. ¡Mierda!

Willi Heine

Heine

Nik.

Willi se había acercado bruscamente hacia Bastian, quedando justo en frente de él, empuñando las manos como solía hacerlo Nik, esperando que Bastian sólo dijera una palabra que no le agradara para poder golpearlo. Bastó recordar a Nik para que yo reaccionara.

—Es hora de irnos— dijo Mel, posicionándose en medio de los dos chicos. Agradecí al cielo su reacción.

Bastian quedó completamente confundido en medio de la sala mientras el resto de los chicos nos miraban. Habíamos hecho un papelón, uno que me había podido haber ahorrado si tan sólo me hubiera controlado. Salimos de la casa y yo intentaba caminar derecha pero me era imposible. Cada vez sentía que todo a mi alrededor comenzaba a girarse más y más rápido. Escuché a Melanie explicarle a Dana y a Alonso lo sucedido; seguramente Dana me preguntaría más tarde si ese chico era el mismo Bastian del que yo le había contado hace algunas horas. Willi me miraba con desaprobación y yo sabía que era por el hecho de haber besado a alguien que no era su hermano, pero por Dios, al fin de cuentas Nik y yo no éramos nada ¿Verdad?.

—Será mejor que se queden todos en mi casa— escuché hablar a Mel— Le diré a Elena que nos fuimos más temprano de la fiesta porque queríamos un plan más relajado y decidimos ir a ver películas a mi casa, así que para no irse tan tarde decidieron quedarse. Hay suficiente espacio para todos y mis padres no llegarán sino hasta mañana.

— Su madre querrá hablar con ella— comentó Willi.

—Pos, fácil cariño, hablaré con mi viejita linda—dije riendo. Esa risa no la podía controlar.

—Ni siquiera puedes dejar de reír— escuché decir a un Gregor fastidiado.

—Dame tu cel, Salomé—ordenó Melanie. Fruncí el ceño sin entender nada— Le mandaré un mensaje desde tu celular.

Y eso hice, Melanie escribió no sé que cosas y al parecer funcionó, camino a casa de ella, mamá respondió el mensaje con aprobación, afirmando que le parecía bien que hubiéramos preferido mejor irnos tan temprano a casa en vez de quedarnos en esa fiesta. Si ella supiera. Eran a penas pasada la media noche.

Me bajé del coche con dificultad, quitándo rápidamente mis tacones y tocando el suelo frío con la plantilla de mis pies. Mi risa había cesado un poco, pero me iniciaba un atormentante dolor de cabeza.

Entramos todos a la casa. Gregor se había despedido al llegar, dijo que preferiría quedarse en su casa pero que había quedado en llevar a sus otros amigos que se encontraban en la fiesta a sus respectivas casas así que debía volver al lugar. Yo hice caso omiso a todo lo que me decía, se estaba quejando y me estaba regañando, no me importaba, mi cabeza estaba a punto de estallar.

Willi y Melanie me llevaron a una habitación que yo ni siquiera sabía que existía, tantas veces que había venido a esta casa y jamás la había visto.

—Yo me quedaré con ella—escuché decir a Mel.

—Sí, creo que es lo mejor— respondió Willi dándole un pequeño beso en los labios.

NIKLAS I (Let me love you) Where stories live. Discover now