—¿Pero qué? ¿De qué hablas?

—Greg, la atacó.

—¿Pero está bien?

—Es mejor que vengan. Por favor.

Colgó, porque sentía que estaba a punto de colapsar. Estaba sudando de pies a cabeza y con respiración agitada.

≫ ──── ≪•◦ ❈ ◦•≫ ──── ≪

Explicar.

¿Cómo puedes explicar el resultado final de una acción cuando no sabes el principio?

Justo así le pasaba a Tom. Ante las preguntas de Jonathan y Lily, el rubio apenas si podía hilar oraciones, todo parecía un extraño rompecabezas, que sólo Greg y Celine, podrían completar.

—Estará bien, ¿verdad? —Preguntó Lily, esperanzada.

—Lograron estabilizarla, pero... tuvo un golpe en la cabeza y... — Tom finalmente se quebró y hundió el rostro entre sus manos y se limitó cerrar los ojos.  Pero aún así las lágrimas buscaban salida de sus ojos.

Solía podía escuchar los sollozos de Lily. Era como si éstos se hubiesen magnificado de alguna forma. Pero entonces, unos pasos apresurados, se añadieron. Levantó la vista, tenía a Dave y a Erin frente a él.

—No quiso quedarse. —Dijo Dave a modo de disculpa.

Erin abrazó a Lily. Ambas mujeres parecían darse apoyo. Erin ahora, sabía lo que era ser madre, y ni siquiera podía imaginarse lo que la madre de Celine estaba pasando en esos momentos.

—Erin, te va a hacer daño. No quiero que te pongas mal —pidió Thomas aclarándose la garganta—. ¿Dónde está Ryan?

—Se quedó con Lucy y Emilio. —Dave contestó con una expresión parca en el rostro. Estaba sentado junto a Jonathan, quien tenía la vista clavada en la recepción de enfermeras.

—¿Cuándo podremos verla? —Preguntó Lily.

—Yo me encargo de averiguar eso. —Dave se puso de pie, y se alejó a paso veloz. Tom lo conocía demasiado bien, como para saber que la situación lo estaba sobrepasando.

—Ella... tiene... tiene el rostro cortado —dijo Tom de pronto—, una costilla rota —esos detalles los había omitido, y lo más importante—... Erin, ¿tú sabías que estaba embarazada?

La pelirroja negó con la cabeza.

—¡Oh por Dios! —Lily soltó con dolor.

—¿Estaba? —Jonathan lo miró con lágrimas corriendo de sus ojos.

—Lo perdió. ¡Ese maldito desgraciado! ¡Si tan solo estuviera vivo para poder desollarlo!

—Cálmate Tom. —Intervino Jonathan, mientras que el rubio se ponía de pie. Los ojos parecían salirse de sus cuencas, y estaba pálido como la cera.

Tom ya no escuchaba, todos esos sentimientos que estuvo reprimiendo, habían llegado a tope.

—Llévate a Erin... —Pidió Lily mirando a Dave, quién en esos momentos se acercaba—.   No debe de estar tan estresada.

—¡No me voy a ir! Al menos hasta que sepa que ella va a estar bien.

—¡Esa buena noticia quizás tarde en llegar! —Se sinceró Tom— ¡Y no puedo hacer nada al respecto! ¡Nada!

La incertidumbre, cayó pesadamente sobre ellos. Erin abrió la boca, pero la cerró segundos después. Y entonces, la realidad se volvió terrible.

Minutos después a Tom le fue administrado un calmante y el resto de la noche, se volvió nebuloso, confuso... y un poco pacifico.


≫ ──── ≪•◦ ❈ ◦•≫ ──── ≪

Sintió una cálida mano frotarle el brazo. Sin siquiera abrir los ojos, sonrío. ¡Todo había sido un sueño!

Cuando abrió los ojos, los cerró de nuevo, porque todo a su alrededor se movía. De nuevo abrió los ojos, pero esta vez, todo parecía estar bajo control, excepto que no estaba en casa. Volvió la vista hacia la derecha y se encontró con los ojos serenos de su madre.

Hubiese querido preguntar quién le avisó o algo parecido, así como en decirle a su madre, lo estúpido y egoísta que era. Pero no lo hizo.

—¿Qué haces aquí?

—David me llamó —Tomó aire pesadamente—. El hecho de que hayan pasado meses sin vernos, no quiere decir que haya dejado de ser tu madre, y tú mi hijo.

Reproche y preocupación, todo en perfecta medida. Al rubio comenzó a darle dolor de cabeza.

—¿Qué fue lo que sucedió?

—Su ex marido, se volvió loco y la atacó.

—Me han dejado verla, sólo por un par de minutos...

—¿Ha reaccionado?

—No, hijo —Ellen lo miró—. Me temo que el diagnóstico, es el mismo de ayer. ¿Cómo te sientes?

—¿Cómo te imaginas? —La miró desafiante— Peor que la basura, a punto de perder la cabeza, si es que eso aún es posible. —Hizo el intento de levantarse de la cama, pero no su cuerpo no le ayudó en nada. Sentía sus extremidades pesadas y el mareo regresaba.

—Fue una pregunta tonta. Discúlpame.

—Discúlpame tú a mí. Yo... no sé lo que digo.

—Ella se pondrá bien, ya verás. No todo está perdido.

—Sí, una parte si se perdió. Ella estaba embarazada y ahora siento que voy a perderla, y no creo que pueda vivir sin ella.

Ellen, se abalanzó sobre su hijo, y lo envolvió en sus brazos. Tom se abrazó de ella, temblando. Como si fuera un niño pequeño, asustado a media noche por un monstruo imaginario. Pero era plena mañana, y el monstruo era real.

—Tienes que ser fuerte. Yo estaré aquí, contigo, día y noche si es necesario. Y ella se pondrá bien  —se separó de él para quedar frente a frente, pero el rubio no la miraba—. Thomas, mírame —pidió ella—, ¿qué habría dicho tu padre si estuviera aquí?

El rubio lanzó un suspiro de frustración mientras se frotaba la frente con fuerza. La verdad, habría dicho una y mil cosas, el noventa por ciento de ellas, seguramente habrían sido malas.

—Que no te rindieras —dijo con el amago de una sonrisa al ver que su hijo permanecía en silencio—. Que lucharas. Él, en tu lugar, estaría buscando especialistas, una segunda opinión... pero jamás se habría dado por vencido.

Era verdad, su padre hubiese desplegado un sinfín de alternativas, habría contactado a cada uno de sus conocidos para pedirle apoyo y se hubiera informado a detalle del asunto.

—Tú, aún estás a tiempo de ayudarla, de hacer algo... yo no pude. Tu padre se fue antes de que yo pudiera pensar en qué hacer. Lucha por ella, hijo.

Thomas se abrazó con fuerza a su madre. Ella tenía razón y ahora era momento de ponerse en acción.

Amor en manos enemigas.Where stories live. Discover now