Drama en la Isla

«CAPÍTULO VEINTITRÉS»

—Es hombre, tiene que comportarse como uno. Ahora si me disculpas, me daré un baño de espuma—se paró y se dirigió hacia el baño—. Es un idiota por comportarse así... solo es una chic...

—Hola Charlie.

El castaño soltó un gran grito y se quedó perplejo al ver a la chica que tenía parada al frente de él.

—T-Tambry... ¿Qué haces aquí?

—Me dirigía hacia la cafetería, amo tomar café mientras leo.

—¿E-En serio? —sonrió bobamente—. Qué bonita.

—¿Qué dijiste?

—¡Nada! V-Voy a bañarme, ya regresó—y se fue corriendo.

Tambry se encogió de hombros y siguió leyendo aquel interesante libro.

Por otro lado una pareja de una chica peli azul y un chico castaño empezaron a tomarse fotos, estos reían y disfrutaban del momento.

—No tomes mi lado malo, bebé.

—Tú no tienes lado malo, nena—y siguieron con las fotos.

Charles y Brie viraron los ojos al ver a sus hermanos de esa manera.

—Witt ¿Te apuras? —Se quejó la rubia—. No quiero estar al lado de este apestoso—señaló al castaño.

—¡Ah! ¿Apestoso? —El castaño se puso una mano en el pecho—. He usado un perfume Calvin Klein en la mañana ¿¡Y crees que apesto!? Es obvio que no conoces las buenas marcas—el castaño le dio la espalda a la chica—. ¡Apúrate Pain! No quiero estar más tiempo con los de... su clase.

—¿¡Mi clase dices!?

Pain viró los ojos y miró a su novia.

—Me tengo que ir, preciosa.

—¿Nos vemos más tarde?

—Claro, ahora... Dale un beso a Painsito Bubu Bonito.

—Solo si tú besas a tu bebé.

Y se besaron ganándose la mirada de desagrado de sus hermanos mayores.

—Qué asco.

—¡Horrible!

—¡Mis ojos!

—¡Todo duele!

—¡Mi bóxer!

—¡Mi bracier!

—¿Es amarillo?

—Sí ¿Cómo lo...?—y abrió la boca—. ¡Pervertido!

—Cierra la ventana al cambiarte, nena—se mofó el castaño y se fue corriendo del lugar.

Brie pisó el suelo con su zapatilla amarilla. Agarró una liga y se hizo una coleta, Pain ya se había ido y se había quedado sola con su gemela.

—Es tan atorrante—gruñó y Witt rio.

—Así te gusta ¿No?

Brie viró los ojos y empujó a su hermana con fuerza, causándole una queja. Si... no era muy femenina que digamos... y Charles no era muy masculino que digamos.

—¿El aire me despeinó?

—No, Charles. Te ves perfecto.

El chico sonrió de medio lado.

—Ya lo sé.

[...]

Mauricio gruñó a ver a Bryan y Shailenne haciendo las cosas completamente mal.