Háblame.

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—Jack, es la hora —anunció el jefe al muchacho.

Este miró por última vez a su líder antes de dirigirse hacia la casa de la joven Kelly Grew. Velozmente, Jack llegó al hogar de su próxima víctima, para poder hacerla al fin uno de los suyos.

Era mucho el tiempo desde que Jack observaba a esa muchacha, esta había creado en él diferentes sensaciones que eran imposibles de explicar con palabras razonables.

Entró sigilosamente por la ventana y se acercó lentamente hacia la que sería pronto una nueva vampiresa, juntamente con él.

Tan solo unos centímetros más. Se acercó en dirección a su cuello, a punto de morderla al fin. Kelly abrió los ojos de un momento a otro, antes de que Jack pudiera llevar a cabo su misión. La muchacha gritó como nunca antes lo había hecho, ya que nada más abrirlos, se había encontrado con unos colmillos blancos como el nácar, provocándole así el chillido que había emitido. Su respiración era más agitada de lo normal, estaba más que asustada, lo que ella no sabía es que este miedo desaparecería de un momento.

Jack tapó su boca con su mano pálida y fría, creando en ella un escalofrío. Fue un movimiento rápido, mientras producía más gritos por parte de la chica, los fuertes colmillos del muchacho se enterraban en el cuello de la pobre chica.

Después de esa noche, nada volvió a ser igual.

1 semana más tarde...

Se encontraban entre las montañas, en su hogar desde hacía un poco más de un siglo. En todo el camino, la muchacha no se había interpuesto en ninguna ocasión, lo cual era una procupación para Jack y una satisfacción para los que acompañaban a este último.

La transformación de la muchacha todavía no estaba completa, todavía faltaba una semana más para que esta terminara. La explicación del por qué de este largo cambio de humano a vampiro, es porque eran los "Dark blood", uno de los grupos de vampiros más importantes, por ser los únicos de poseer la sangre oscura (de ahí el título). Por esa misma razón, era más lenta la transformación.

—Jack, ve con ella por las montañas, no la pierdas de vista. Aunque todavía no posea más velocidad que nosotros, es realmente rápida si se lo propone —ordenó el jefe al chico de pelo castaño.

El joven asintió lo más serio posible, mientras que sus pensamientos divagaban por otra parte, felices de poder estar con la hermosa muchacha que vivía eternamente en él. Jack se dirigió hacia donde se encontraba Kelly, abandonando por completo a su jefe.

Su puerta se abrió, y ella salió sin mostrar ningún sentimiento grato como agradecimiento. Tan solo caminaba con normalidad. Ambos paseaban por los pasillos del castillo oculto entre las montañas. El silencio reinaba en ese espacio, cosa que Jack quería evitar lo más rápido posible.

Cuando ya salieron, como si ella ya supiera a donde ir, caminó todo recto, decidida para llegar a un pequeño camino que había entre dos montañas, que estas se situaban en frente del hogar de Jack y muchos vampiros de su misma sangre más.

Todo el tiempo solo se oía la brisa de medianoche y los pasos que iban dando conforme andaban. El cabello de Kelly jugueteaba, gracias al viento que ahora había. Jack agarró la mano de la chica que adueñaba su corazón desde hacía pocos meses, y ella entrelazó los dedos. Poco después, él la paró con un poco de brusquedad, haciéndola girarse hacia su dirección, provocando que la chica esperara una respuesta.

—¿Esque no vas a hablar? —dijo al fin el joven, esperando una respuesta rápida.

Ella no emitió palabra, solo lo observó durante un par de segundos. Tan solo se limitó a negar con la cabeza, vocalizando algo con sus labios, que Jack no podía oír. Kelly se acercó al muchacho y le besó la mejilla. Miró su mano, donde sus dedos seguían entrelazados con los de él. Acercó estos a su mejilla, y se acarició con cautela con ellos.

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