Prólogo

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¿Existirá la magia? Es algo que aún es un misterio y para Alyssa era algo improbable, aunque siempre podría dar el beneficio de la duda, para ella leer es uno de sus pasatiempos favoritos,  a sus veinte años se consideraba introvertida, a diferencia de su mejor amiga Peyton, rebosante de alegría y entusiasmo. Se hallaba sentada en un banco en el parque leyendo El club de los corazones roto de Elizabeth Eulberg, una de sus autoras favoritas... Se preguntaba como una chica podría formar un club y cerrar su corazón, le pareció algo irónico y divertido.

—Ahí estas...andando tu hermano nos espera en el auto. Dijo Peyton, quién llegó y se sentó a su lado, iba con un vestido de flores y zapatillas, su cabello era dorado y sus ojos de color ámbar que  realzaban su belleza. Alyssa se sentía incómoda por su forma de vestir, ya sean vaqueros o camisetas rara vez usaba faldas, su cabello castaño era lacio, siempre lo llevaba en una trenza y sus ojos grises se ocultaban a través de sus lentes.  sonrió y guardo su libro, casi olvidaba que tenían una salida.

—Me recuerdas porque accedí a ir de compras y no seguir con mi lectura? Le dijo irónica, ella preferiría estar todo el día en la biblioteca o en una librería, pocas veces asistía a fiestas, excepto cuando su amiga le obligaba.
—La fiesta de Connor será dentro de una semana, y obvio irás conmigo. Habló haciendo un mohín, a eso se refería, por lo general suele ser muy persistente. —Vamos a vitrinear!!! Agitaba sus manos con euforia.

Mientras recorrían varias tiendas Alyssa se perdía en sus pensamientos, visitaban una tras otra, cada que observaba los estantes su mente viajaba ida y vuelta de la realidad. Estaba de pie esperando a Peyton, y fijo su vista en la vitrina, varios maniquíes vestidos casual y a la moda, se rió de si misma al imaginarse como sería tener a un novio con esas características, sacudió su cabeza negando, que absurdo pensó. Los libros de fantasía eran sus favoritos, por lo que su imaginación era muy amplia. Miró hacia el extremo de la calle y divisó una pequeña tienda de antigüedades común poco llamativa, sus pies echaron a andar y se detuvo al ver los maravillosos objetos que se cernían en la estantería, una anciana salió y sonrió al saludarle.

—Jovensita desea incursionar adentro. Dijo la anciana con voz —Le agradezco, quizás en otro momento. Le hablo bajando su mirada, odiaba ser tímida, volvió a mirar y notó un cuadro viejo de una pareja que se abrazaban y sonreían el uno al otro —Tiene usted un buen ojo, Sir Arthur y su amada lady Marienne. Alyssa se sentía cohibida al ver el amor que profesaba aquel el hombre a través de sus ojos a la mujer que sostenía en sus brazos.

 —Es hermoso. suspiró. —me encantaría viajar a esa época, en donde el amor era magia. susurró. —Todo es posible si crees en ello, aún eres joven para comprender, el futuro es incierto, es uno mismo quien rige sus propio destino. dijo la anciana con sabiduría. giró para verle pero ya había desaparecido, una escalofrío se esparció por su cuerpo, todo a su alrededor se hallaba en silencio. volvió hasta la tienda en busca de su amiga pero antes de entrar miró el maniquí de la derecha, era como si la observará, ladeó la cabeza y entró. 

Alyssa no sabía que aquella mujer de aspecto mayor en realidad no era quién aparentaba ser, aquella persona ocultaba un secreto que daría a su vida un giro de ciento ochenta grados en un parpadear.

¿Enamorada de un Maniquí? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora