El silencio inunda la sala un momento, el aire podría romperse con un golpe.

—Bien, creo que me iré —dice levantándose de su asiento.

—¡Espera! —exclamo poniéndome también de pie— No te vayas... odio estar sola.

Lo duda un momento, pero finalmente accede y vuelve a sentarse.

—Y bien... ¿Qué hacemos?

Tarea —pienso— ¿Quieres ver una película? —digo.

Ahren dice que sí, así que busco en la caja de cartón donde guardamos las películas, que está a un lado de la televisión, y me doy cuenta de que sólo hay películas infantiles.

—¿Te molesta si vemos Buscando a Nemo? —pregunto mostrando la cajita que contiene el disco.

—No, no hay problema —dice sonriendo.

La película empieza, y noto a Ahren distraído... ¡Demonios! Ya se aburrió.

—Ahren —empiezo a hablar—, ¿Qué fue todo eso de ayer?

—Yo, no lo sé —niega mirando algún punto imaginario.

—¿Por qué Chris te golpeó? —me preocupa que haya sido por romper el plato, sería mi culpa.

—Él no es lo que parece, Jane... Que no te engañe su sonrisa —se limita a decir.

—Christopher... ¿Él no es tu padre? —mi curiosidad puede más que mi pertinencia.

Ahren me mira con molestia.

—No, él se casó con mi madre.

—Tu madre... ¿Dónde está ella? —él cierra los ojos unos segundos antes de contestar.

—Ella... Murió en un accidente automovilístico cuando yo tenía seis años —contesta con los ojos vidriosos.

—Oh, Ahren... Lo lamento mucho —musito con sinceridad.

—También yo... —se suelta a llorar silenciosamente. Sólo se escuchan suspiros entrecortados.

Me acerco al chico de ojos azules que se encuentra al lado mío, parece tan vulnerable en este momento, que no me importa absolutamente nada, ni el hecho de que sea casi un extraño... Lo abrazo como si lo conociera de toda la vida.

Y así estamos durante un largo tiempo, mientras acaricio sus castaños cabellos.

Su llanto ha cesado. Se incorpora en su asiento desplazándose un poco lejos de mí.

Me mira a los ojos.

—Lo siento, soy un idiota —ríe desganado al ver sus ojos rojos en el reflejo de la ventana.

—No, no lo eres —niego con seriedad.

Lo miro a los ojos, él me mira también. Extrañamente, el contacto visual ha dejado de ser incómodo. Mi mirada va de aquel azul iris, a sus labios. Me acerco lentamente, él permanece quieto sin separar su mirada. La distancia entre nosotros cada vez se acorta más. Me detengo a pensarlo, ¿Esto está bien? No ha pasado ni una semana desde que seguí al vecino de al lado hasta el parque...

No... No me importa. Me acerco más a él para terminar con la poca distancia que existe entre nuestros labios, que ahora es casi nula. Cuando se escucha que se abre la puerta, ambos damos un pequeño respingo y nos separamos.

Mi madre entra con expresión alegre, la cual se deforma al ver al chico de la casa de al lado en su sofá.

—Madre, llegas temprano —digo tratando de regular mi respiración.

—Conseguí trabajo en una farmacia no muy lejos de aquí.

—Bien —sonrío—. Él es Ahren, el vecino. Vino a estudiar

—Creo que me voy —Ahren tiene la mirada perdida— Buenas noches, señora.

—Buen...—mi madre está por despedirse, pero yo la interrumpo.

—Ya es hora de la salida de Jordan, madre. Si quieres puedo ir. Ahren me acompañará. Nos vemos.

Hablo rápido para que mi mamá no tenga la oportunidad de negar algo. Tomo las llaves del auto,  llevo a Ahren del brazo y salgo de la casa.

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c: no

c: me

c:   odien

No pueden besarse, no por ahora c:

<3 Adiós
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Lo prometiste © #PGP2020Where stories live. Discover now