Subo las escaleras con el corazón amenazándome por salir de la boca, y cuando llego al pasillo de las habitaciones pico a la puerta con fuerza, pero no me abre nadie.

Vuelvo a picar diez, veinte, treinta veces. Nadie me abre.

¡Estaba ahí dentro!

Me apoyo sobre la puerta, volviendo a sollozar.

-Brave, por favor. –Suplico rendida- Te juro que quería contártelo. Pero tenía miedo de que pasara esto. ¡Joder no quería que te hiciera daño! Brave, por favor…ábreme.

Vuelvo a suspirar cansada cuando no escucho una respuesta, y me apoyo en la pared de enfrente. Dejándome caer al suelo.

No me iba a ir de ahí hasta que no me abriera. Me daba igual que pasaran miles de chicos encima de mí cuando acabaran las clases.

No me iba a mover hasta que no me abriera la puerta y pudiera explicarle.

*Brave

Cierro la puerta de un portazo, aliviando toda la furia que llevo dentro. Me paso las manos por la cara, bufando.

Me estaba convirtiendo en un jodido calzonazos.

¡Dos veces! ¡Iban dos veces!

Yo no compartía chica con nadie. Y menos con dos gilipollas a los que odiaba a muerte.

Empiezo a darle puñetazos a la pared, aliviando la tensión que me corre en este momento por todo el cuerpo. Me estaba jodiendo los nudillos, pero me daba igual. El dolor físico no se comparaba en nada a lo que acababa de sentir cuando ese tío soltó eso por la boca.

‘’Tu chica besa genial’’

Le había besado. Irene le había besado. ¡¿Cómo?! ¡¿Cuándo?! ¡¿Por qué?! ¡¿Qué mierdas había hecho mal para que le besara?!

Me tiro sobre la cama, suspirando fuertemente. Y el dolor que sentía antes en el pecho aumenta, haciéndose insoportable.

Yo no lloraba por tías. Nunca lo había hecho. Y esta no podía ser la primera vez.

No.

Pero es inevitable. Me froto rápidamente los ojos, deshaciendo esas pequeñas gotas que se habían formado en mi lagrimal. No podía. No me lo creía.

Simplemente no creía que Irene fuera a ser capaz de hacerme eso con todo lo que yo le he dado. Me había decepcionado, me había mentido.

Me había hecho daño.

Me habían entrado ganas de volver a mi vida de antes cuando había descubierto eso. Donde las tías eran como pañuelos de usar y tirar. Pero ya había pasado. Ya no volvería nunca más a eso.

Ahora lo único que tenía en mi mente eran furia, ganas de llorar y rencor.

Y se me hacía imposible pagarlo con ella, porque el simple hecho de gritarle ya me hacía daño a mí. Podía estar muy enfadado, pero no era capaz de pagarlo con ella. Prefería sumirme en mi mundo y empezar a destrozar muebles a tener que ver como ella lloraba delante de mí.

No podía, no lo aguantaba.

Escucho golpes en la puerta, y me giro a mirarla detenidamente. Los golpes siguen sin cesar, y el corazón me da un vuelco cuando escucho su voz.

-Brave…por favor –Se escucha un sollozo, y me vuelvo a pasar las manos por la cara, suspirando-

Brave [1T]Where stories live. Discover now