VINO TINTO

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Esto no pretende ser un diario, o quizá si.

Hace algo más de un mes conocí a una persona, a una chica, en el banquete de una boda.

Se sentaba a mi lado, a mi derecha, y ella llevaba un vestido largo y blanco con flores.
Estuvimos bebiendo vino hasta las tantas de la madrugada, unas ocho o unas nueve copas.
Recuerdo mis labios rojos marcados en aquella copa.
Entre medio de estas, también tomé dos copas de cava, un cubata y una cerveza.

Estuvimos fumando en la puerta del restaurante, y entre calada y calada nos explicábamos nuestra vida, como si nos conociéramos desde siempre.

Me pasé toda la noche buscando una excusa con la que pudiéramos brindar con ese vino tinto.
Entre canción y canción me di cuenta que ella no era una chica normal, no se, me sentía de una manera extraña.

Al cabo de unas horas, al rededor de las 4 de la mañana nos despedimos. Quería quedarme más rato, quería bailar más canciones con ella, no quería irme tan pronto.

Con tanto vino me di cuenta que no me acordaba ni de su nombre, pero sabía que se convertiría en alguien especial para mi.
Sabía que me cambiaria la vida, y que ya nada seria como antes.

Que siempre he pensando que las peronas cambian, y me he dado cuenta de que esta vez me toca cambiar a mi.

ANDEN 10Where stories live. Discover now