besaba mis labios como si me quisiera, como si me amara, lo cual parecía únicamente posible en su cabeza. Nunca supe que pensabas, amor, pero yo nunca me quise. Sólo quise a mi yo que estaba a tu lado.
Cuando me besabas, cuando las yemas de tus dedos tocaban mi cintura y cuando sentía tus labios rozar la piel de mi cuello, en esos momentos de mi vida fue en los que más me quise, quizá hasta llegue a amarme, porque tu tacto me enloquecia, me convertía en algo que podía llegar a querer e, incluso, apreciar.
Nunca supe como sus ojos pudieron ser capaces de verme, apreciarme y desearme, pero siempre anhele saber como se sentía quererme y eso, solo tú me lo diste.
Podía perderme en sus ojos, como si se tratase de un abismo en el que estuviera cayendo y en el cual quisiera aferrarme y vivir. Queria permanecer para siempre a tu lado, porque me sostenias incluso sin darte cuenta, porque me motivabas, me mejorabas, me estabilizabas... sin tener la mínima idea de lo mucho que causabas en mi.
y te aleje de mí.
porque tu desesperación me agobiaba; no me dejaba respirar e incluso podía sentir como cada partícula de mi corazón se rompía cuando me decías que me amabas.
Lo lamento si te rompí, pero me rompiste incluso sin darte cuenta.
