Capítulo 39: Julia

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Todo este tiempo me la pasé preocupándome por Julia o por los sentimientos que Niklas pudiera tener hacia ella, pero ¿Cómo podía alegrarme sabiendo que ella estaba muerta? No, definitivamente no podía, me daba pena y dolor por ella porqué si de algo estaba segura, aunque no lo conocía, era de que ella no merecía morir.

¿Podía entender ahora el odio de Lukas?

Esa pregunta se me pasaba por la cabeza una y otra vez y llegaba a la misma respuesta : No. Porqué sea lo que sea que haya pasado la venganza nunca lleva a nada bueno.

¿Cambiaría mi opinión cuando Niklas me contara lo qué pasó? ¿Estaba dispuesto a hacerlo? ¿Me diría la verdad?.

Tantas preguntas sin respuesta, estaba confundida y aún aturdida por el hecho de saber que Niklas pudo haber cometido errores más graves de los que yo imaginé. Sin embargo quise escucharlo,no podía simplemente pensar que él la mató, no lo creía; él me dijo una vez que había matado y que no siempre fue por defensa propia o a gente que lo merecía ¿Se refería a Julia con esto? ¿Quién era Niklas en realidad?.

Sentí por un segundo que todo este tiempo quise sacarlo de las sombras de la culpabilidad pero al parecer sabía mucho menos de lo que debería, ¿Y si Nik era culpable y por eso era como era? ¿Si no podía vivir con el remordimiento?. Sacudí mi cabeza en negación, no podía pensar en esas tonterías, a pesar de todo lo amaba y eso no cambiaría en cuestión de horas.

(...)

Entramos a la habitación aún cortantes, aún distantes. Me quité la chaqueta y la bufanda y las puse sobre el guardarropas, eché un vistazo al lugar y me encontré con una gran cama doble, la puerta que daba al baño, un televisor, un pequeño closet y un escritorio con una lamparita, y un sofá.

No me había dado cuenta que Nik tenía un bolso en la mano, el cual ahora colocaba sobre el sofá. Comenzó a sacar ropa deportiva limpia y me miró indicándome que me podía vestir con una de las camisas que había doblado con un pantalón. Asentí en signo de afirmación y los tomé yéndome al baño.
Me vestí, aún con la mente en blanco y al salir me encontré a Nik en sudaderas con su pecho libre, acostado sobre un lado de la cama dándole la espalda a la puerta del baño.
Me acerqué a él sin dudarlo y lo abracé por detrás haciéndolo estremecerse, no lo esperaba, no contaba con mi abrazo.

—Es ropa que siempre tengo en el auto para cuando vaya a entrenar— dijo volteándose a mi lado y abrazándome de tal manera que mi cabeza quedaba justo a la altura de su pecho. Besó mi cabello y me apretó más hacia él.

—Cuéntame de ella, cuéntame qué pasó— le dije. Se tensó de inmediato y suspiró.

—Quiero hacerlo...quiero hacerlo desde hace tiempo pero no he podido. Desde que eso pasó, no he podido hablar más con nadie, no de ese tema— respondió con voz ronca.

—Necesito que me lo cuentes Nik, necesito tu versión.

—¿Porqué Salomé? ¿Porqué estás simplemente aquí abrazándome sabiendo que acabas de escuchar que maté a alguien? ¿Porqué simplemente no te alejas y ya?— preguntó.

—Porqué te amo, Niklas. Te amo, y no puedo simplemente no escucharte, por qué no le creo a Lukas, porqué prefiero creerte a ti— respondí con sinceridad. Entrelazó sus manos con las mías y carraspeó un poco. Quise moverme para mirarlo a los ojos.

—Quédate así, se siente bien rodearte con mis brazos— indicó y eso fue lo que hice. Tomó aire y noté como se tensó una vez más— Conocí a Julia a los trece años, acababa de llegar de Nürnberg a la ciudad con su familia. Lukas estaba en mi clase y nos hicimos buenos amigos, Julia estaba en una clase menos que yo, en la de Willi y siempre lo envidié por eso, fue la primera chica que me llegó a gustar pero nunca me atrevía con ella, al lado de ella me sentía como un tonto. Muchas veces iba con compañeros a la casa de Lukas y pasábamos horas jugando Play Station y yo siempre buscaba una excusa para quedarme a dormir allá— comentó— me gustaba mucho desayunar y que ella estuviera en la misma mesa, en el mismo lugar— hizo una pequeña pausa— Desde que la conocí, ella había sido muy tierna y siempre trataba de verse bien,no tenía que esforzarse mucho. Ella era hermosa— agregó. Sentí un malestar en mi estómago al escucharlo decir esto, pero lo ignoré, no tenía caso— Cuando cumplí los quince, empecé a andar con chicas y me gustaba mucho que mis amigos me alagaran por ello, comenzamos a ir a las carreras, a tomar, a drogarnos...nos gustaba meternos en problemas. Yo era el dolor de cabeza de Saskia y Mark y había metido a Willi también en esto también. Yo no podía participar en las carreras, pues aún no tenía pase de conducir pero me gustaba apostar y siempre estábamos iniciando peleas, nos creíamos los dueños del mundo— tomó aire de nuevo— ¿Sigues escuchándome?— preguntó, ya que no podía mirarme a los ojos, por la posición en la que estábamos.

NIKLAS I (Let me love you) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora