Cartas al corazón

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Gabrielle había vuelto a su querida isla natal tras su desastroso matrimonio, había decidido volver a empezar y aquel era un buen lugar.

Había comprado el antiguo correo , siempre le había gustado aquel pequeño edificio blanco, iba a reformarlo para que fuera su casa y también pondría allí una pequeña librería.

Estaba en pleno plan de limpieza cuando él llegó, Liam McKinnnon estaba en la entrada con su caja de herramientas. Él era la parte negativa de aquel lugar, lo que la había hecho dudar en regresar, pero bueno, ya era hora de seguir adelante.

-¿Qué haces aquí Liam? – preguntó mientras levantaba una polvareda barriendo como para reforzar su disgusto.

-Tu padre me pidió que viniera a ayudarte.- Respondió él y ella se hizo una nota mental de ir a explicarle a su padre que era una mujer adulta y no necesitaba que se entrometiera en su vida

-Has desperdiciado tu tiempo, no necesito ayuda y lo estoy haciendo perfectamente bien.

-Este lugar es muy viejo, Belle, no deberías estar aquí hasta que hagamos una revisión general – le dijo con suavidad como si hablara con una niña y además usando su antiguo sobrenombre.

-No necesito que metas tus narices en mi casa, Liam y está en bastante buen estado- dijo  y para reforzar sus palabras dio unos golpes con el pie en el suelo, pero tuvo la mala suerte de que su agujereara la madera y su pie pasara de largo.

-Ya lo veo – dijo él con una media sonrisa- Veo el estado en que se encuentra este lugar y veo lo terca que sigues siendo.

-¡Rayos! – exclamó fastidiada y él se le acercó.

-¿Te hiciste daño?

-No, sólo mi orgullo – reconoció- Va a salirme asquerosamente caro poner este lugar en condiciones, ¿verdad? – preguntó y él asintió.

-Me temo que sí, pero siempre te gustó y va a quedar precioso cuando esté listo. Ahora será mejor que te olvides de barrer y revisemos que tanto problema hay en tu piso, si llega a haber termitas estamos acabados...- le dijo y ella gruñó como respuesta.

-Lo que me faltaba, termitas. De acuerdo, revisemos – dijo ella resignada. Fuera lo que fuera, Liam era el mejor si se trataba de construcciones y reparaciones. El edificio estaba en las mejores manos posibles, aunque no era lo mismo si se trataba de su corazón. Había aprendido aquella lección muchos años atrás.

-Vamos, Belle, ayúdame. Descubramos que hay debajo de tu viejo piso de madera.- dijo y empezó acomodar sus herramientas en el suelo.

Liam escogió un lugar junto a la pared y empezó a desprender las viejas láminas de madera.

-¿Y? – preguntó ella asomándose al hueco.

-Creo que no tenemos termitas...

-¿Qué es eso? – pregunto ella y metió la mano para sacar algo que había allí.

-¡Cuidado, puedes herirte la mano! – la censuró él, pero la chica ya había sacado lo que había visto.

-Es un sobre, una carta – dijo ella mirado el papel amarillento.

-Asombroso, debe estar aquí desde la época del viejo correo, es un milagro que se haya conservado.- comentó echando un  ojo al sobre y de pronto se quedó mirando los luminoso ojos verdes de ella. Tenían la misma expresión que de pequeña, cuando descubría algo que la maravillaba.

-Sí, un milagro – dijo ella y trató de descifrar la letra aunque estaba bastante borroneada.

-Bueno Gabrielle, las buenas noticas es que no tenemos termitas, y la base está en muy buen estado. Podremos arreglar tu piso con bastante facilidad.

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⏰ Son güncelleme: Oct 25, 2020 ⏰

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