CAPÍTULO 9

31.4K 2.3K 225
                                    

DRAC©
Capítulo 9

DRAC

Tragué grueso mientras la bebida recorría mí garganta quemandola a su paso. Sus ojos me observaban haciendo que mi pulso y enojo se acelerara, una de las cosas que mas odiaba era que me observaran.

—¿No piensas contestar?—indagó sin dejar de observarme.

Cuando terminé mi bebida, respiré profundo, me traía completamente harto no saber como hacerle a entender a esta chica que no metiera sus narices donde no la llamaban, quizás si la hubiese asesinado esa noche junto a Sullivan mayor, no tendría este problema ahora.

—¿Por qué seguiría a una maldita chica que lo único que quiero es asesinarla cada vez que abre la maldita boca? —contesté frotando mis nudillos por encima del mesón.

Su boca se abrió pero la cerró lentamente, sus ojos cafés se encontraron con los míos y me percaté de que estaba asustada.

Pero si estaba asustada, ¿por qué mierda seguía aquí?

Me levanté del pequeño banco con mis ojos intactos en los de ella, coloqué un brazo a un costado y el otro brazo al otro costado. Acerqué mi rostro lentamente, tan cerca que podía sentir su corazón latir y ver como contenía su respiración.

—¿Quieres que cumpla mis amenazas, Sullivan?—sus ojos empezaban a ponerse húmedos—¿Quieres volver a ver a tu papi?—me observó, estaba petrificada—Porque si no me haces caso, eso es lo que ganarás.

Me alejé de ella, comenzaba a hartarme absolutamente de esta chica, sus ojos llorosos, su corazón latiendo, no hacía más que provocarme a asesinarla con mis propias manos, entonces cuando ya me iba su mano me detuvo.

Observé su mano sintiendo como mi cuerpo se ponía rígido, el enojo comenzaba a relucir de nuevo.

—No importan tus amenazas, Drac—hizo énfasis en mi nombre haciendo que quisiera ahorcala en este instante—No me importa quién seas o qué hagas, mataste a mí padre y por eso, haré que sufras—sus ojos ahora me observaban desafiantes—Haré que sufras el doble de lo que yo sufrí desde esa noche—soltó mi muñeca—Te lo juro.

La observé irse segura de si misma, pensando que su advertencia me podría herir, esboce una sonrisa que fue inevitable desaparecer.

Suerte con eso, Sullivan.

Observé el reloj en mi muñeca, en tan solo quince minutos habrían dos personas menos en este mundo, favor para algunos, sufrimiento para otros, pero nada que ver conmigo.

—Dios perdona mis pecados pero en realidad no me arrepiento—murmure en silencio.

Me alejé de la barra, habían tantas personas en este maldito lugar, tantos hipócritas fingiendo ser perfectos cuando en realidad no pueden cargar con el peso de sus malditas vidas miserables. Mi teléfono empezó a vibrar y el nombre de Derek apareció en la pantalla.

—¿Qué quieres, Derek?

—Mi gente me informó que ya están allá, por favor se discreto. Recuerda que no quiero tener que pagar otra fortuna para sacarte de problemas.

Arrugue mi rostro, no me metería en problemas si el no odiara a medio país y me mandara a eliminarlos.

—Discreción es mi segundo nombre, Derek—lo escuché reírse—No te preocupes, esos cabrones ya no te serán un estorbo.

Colgué la llamada y guardé el teléfono en mi bolsillo. La música retumbaba en mis oídos, busqué con mi mirada a los dos cabrones que debía eliminar y esperé a que estuviesen solos. Los observé caminar a través de un largo pasillo, así que los seguí con discreción. Sus pasos eran relajados y de vez en cuando decían alguna que otra cosa que los hacía reír. Cuando me dí cuenta que nos dirigíamos al baño dejé que ellos entraran primero. A los poco minutos entré, ambos charlaban mientras usaban los urinarios. Me aseguré de que el baño estuviese solo y para mi suerte lo estaba, cerré la puerta sin que ellos se dieran cuenta y me acerqué a un urinario entré ambos.

DRAC© [1] ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora