NIKLAS I (Let me love you)

Capítulo 36: ¿A qué le temes?

—¿Y de que quieres hablar? — pregunté tratando de sonar interesada. Lo cual estaba. Me quité los zapatos y los puse a un lado de la entrada. El hizo lo mismo y agarró mi mano dirigiéndome hacia su habitación.

—Primero ponte algo más cómodo— indicó. Abrió su armario y sacó un Hoodie grande y un pantalón deportivo— Toma, creo que esto está bien.

—Gracias— sonreí tomando lo que había buscado para mí y lo miré esperando que se dispusiera a salir del cuarto.

—¿Qué? ¿Porqué me miras así? — preguntó confuso.

—Vete— ordené. El rió divertido.

— ¿Me estás echando de mi propia habitación?— dijo tratando de sonar dolido. Sonreí ampliamente.

—Ajá— indiqué.

Soltó un suspiro y salió de la habitación refunfuñando, dejándome ahí con una estupida sonrisa dibujada en mi rostro. Lo quería,lo quería muchísimo y lo que él me hacía sentir,era de las cosas más bellas que jamás había sentido.

Me vestí rápidamente y doblé la ropa que acababa de quitarme. Pegué un suspiro y fue seguro de felicidad. Miré la hora y me di cuenta que iban a ser casi las dos de la mañana. Recogí mi cabello en una Cola de Caballo y salí de la habitación en busca de Nik. Él estaba en el sofá acostado, se había quedado dormido; traía puesto ahora sólo unos Bóxers, ni camisa, ni pantalón. Aproveché para observarlo un poco y contemplar su cuerpo. Se veía tan exageradamente sexy, quise acariciar cada uno de sus músculos. Estaba a punto de despertarlo cuando decidí primero ir por un vaso de agua. Me dirigí a la cocina, estaba tan ordenada y reluciente que me costaba creer que un chico viviera sólo en este apartamento. Pero en general todo aquí estaba ordenado. Abrí la nevera en busca de agua fría, pero de tomar sólo encontré jugo, una botella de Coca Cola y un par de cervezas. Tomé el jugo colocándolo en el mesón de la cocina y me incliné hacia el estante de los vasos para tomar uno. Serví un poco y con el vaso en la mano, regresé a la sala. Noté que Niklas ya no estaba sobre el sofá. Quise voltearme para buscarlo pero sentí cómo unas manos envolvían mi cintura y me apegaba a un cuerpo cálido y musculoso.

—¿Cuál es tu mayor miedo? —preguntó en mi oído.

Me volteé hacia él para quedar frente a frente y me miraba interesado. Me tomó de la mano y nos sentamos en el sofá. Se acomodó acostándose y colocando su cabeza sobre mis piernas.

—¿Mi mayor miedo? —repetí su pregunta. Él asintió — Quedarme sola—respondí — estar sin mi familia o sin mis amigos. Tener que ser simplemente yo y nadie más.

—Nunca vas a estar sola—respondió con suavidad— Tú eres una chica que siempre estará rodeada de gente que la quiera.

—¿Estarás tú a mi lado?— pregunté cerrando mis ojos.

—Haré lo imposible para que así sea —respondió. Yo seguía con los ojos cerrados pero sabía con exactitud que en su rostro se dibujaba una sonrisa.

— y ¿tú? ¿ Cuál es tu mayor miedo?, Nik.

— No lo sé— respondió inseguro— Yo le temo a muchas cosas.

No podía creer lo que estaba escuchando.

—¿Tú? No me lo creo— dije sinceramente.

—Seré sincero— dijo ahora sentándose a mi lado y ofreciéndome sus brazos. Me acomodé a su lado y dejé que me envolviera con ellos. Disfruté de su aroma y de la calidez de sus músculos — Sé que es poco creíble pero de verdad le temo a muchas cosas.

—¿Por ejemplo?.

—Le temo a decepcionar a mi hermano. Él ha sufrido con todo esto tanto como yo, y si un día decidí levantarme, dejar de comportarme como un idiota y andar drogándome sin necesidad, fue por él—hizo una pequeña pausa— me gusta verlo feliz, por eso le agradezco tanto a Mel que ella esté ahí para él. Él a diferencia de mí, es una buena persona. En todos los sentidos. Sé que me ve como su ejemplo, no quiero defraudarlo —concluyó. Acaricié su cabello con mi mano y le regalé una sonrisa que el correspondió.