Capitulo 1

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La casa estaba completamente a obscuras, ni siquiera la iluminación de la calle, o la luz de la luna ayudaban a que mejorará la visión de Maque.
Ella corrió hacia las escaleras en el instante en que vio a los hombres que estaban en el recibidor. Subió lo más rápido que pudo y estaba a punto de alcanzar el teléfono, cuando dos pares de manos la aferraron por los hombros.
Maque forcejeo, piso y hasta mordió a sus captores, pero estos no la dejaban ir.
La arrastraron a trompicones escaleras abajo, teniendo que arrastrarla en algunos momentos, cuando sus pies dejaban de tocar el suelo debido a los forcejeos.
Cuando iban a mitad del camino, la escena que vio Maque le hizo perder toda esperanza.

Su madre aguardaba hincada en la entrada, frente a las escaleras, con la mandíbula apretada y ojos fieros.

–¡Mamá! –gritó desesperadamente la muchacha, mientras observaba como un hombre calvo, la rondaba como si fuese un gato y ella el ratón.

Maque jadeaba mientras trataba de liberarse del agarre de aquellos hombres que parecían ser de acero.

–Pero miren quien ha decidido unirse a la fiesta –dijo el hombre calvo. –. La mismísima "Princesa del Drama".

Al decirlo, los otros dos hombres que custodiaban la entrada rieron, haciéndose notar.

–¿Qué es lo que quieren? –la muchacha dijo con desesperación.

–Maque. –reprimió su madre.

–Bueno muchacha, nosotros hemos venido por tu madre..., y al parecer también por ti. –un destello de diversión brillo en los ojos negros de aquel hombre, mientras se acercaba a la madre de Maque. – ¿Cómo...? ¿Cómo que hiciste?

La madre de Maque, la observaba directamente a los ojos, como si quisiera decirle algo. O simplemente no tenía otro lugar a donde mirar.
De pronto la mano de aquel hombre voló al rostro de su madre, y la obligó a volverse hacia él.

–¡Contéstame! –gritó a centímetros de su cara.

–¡Ya! –Maque se revolvió en los brazos de los hombres que la sujetaban, con el rostro contraído.

–¡Silencio! –el hombre calvo hizo ademán de querer golpearla, aún que estuviera muy lejos, y de su manga salió un pequeño hilo brillante. Era demasiado pequeño y delgado pero brillaba con la fuerza de mil soles.

"Extraño" había pensado Maque, aún que algo en él hacía que algo en su mente se revolviese.
De pronto un golpe la sacó de su ensimismamiento regresándola a la realidad. Una realidad donde sentía como su cara poco a poco se paralizaba. Como si pequeños rayos se dispersaran por su cara, desde el punto en donde había llegado aquel hilo.
Lentamente sintió como un líquido caliente resbalaba por la comisura de su labio, afortunadamente no era sangre.

–Ni se te ocurra volver a tocarla, rata inmunda. –siseo su madre incorporándose.

–No estás en posición de exigir nada mi querida Giela. Además, que sería de tu captura sin algo de diversión. ¡Por todos los cielos! –exclamó –Te imaginas lo que dirán de mí cuando te lleve tu cuerpo inerte "Por fin muere la esperanza", después de veinte años."

–No fueron veinte años, Silvio y lo sabes. –interrumpió Giela con una sonrisa burlona.

–Lo que sea. Pero cuéntame; –dijo el tal "Silvio", mientras se acuclillaba frente a la madre de Maque, para mirarla directamente a los ojos. –cómo es que ella existe, y tú sigues viva. Según recuerdo, nunca regresaste a Genicia. Debo de saberlo, así que; ilumíname.

Intrigado Silvio sé acercó, quedando a centímetros de su rostro en espera de una respuesta, pero lo único que obtuvo fue una gran cantidad de saliva de Giela esparcida por toda su cara, acto seguido Silvio abofeteó a Giela tan fuerte, que su cabello negro cubrió todo su rostro.

Maque seguía sin poder hacer uso de sus facciones. Quiso gritar, llorar y mal decir a todo el mundo, pero lo único que brotaba de sus labios eran gorgoteos indescifrables.

Al escucharla, su madre se volvió a mirarla con una expresión tan fiera, que literalmente transformaba toda su cara. Sus ojos no eran los mismos que había visto desde el día en que nació, su mirada era como la de las personas a las que deben de internar en un hospital psiquiátrico.

Y no es que su madre no estuviera loca en algunas ocaciones, pero esto era totalmente diferente.

A partir de allí, todo se volvió totalmente difuso: su madre gritaba, mientras que el hombre calvo inyectaba el el cuello de su madre un liquido verde que la hizo desfallecer.
Lo último que Maque vio, fue un pequeño destello blanco, tragándose todo a su alrededor.

Y la luz se comió la obscuridad, y se transformó en lo que más temía.
En la misma obscuridad.

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⏰ Last updated: Dec 29, 2016 ⏰

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