Find A Way [•Steve Rogers•]

10. Encontrar Una Manera

Wanda y Natasha llegaron.

—Por Dios... es ella—dijo Natasha incrédula.

—Nat... Tú sabes más sobre esto, ¡Ayúdame a sacarla de ahí!

Natasha se acomodó al lado del cilindro y le tomó un par de minutos descifrar la clave para descongelarla.

El cilindro se abrió y un poco de nitrógeno comenzó a salir de este. Cuando concluyó, Valerie cayó en mis brazos aún con los ojos cerrados.

Temblé y me hinqué con su helado cuerpo ante mí, tomé su rostro e intenté acercarme, rogando al cielo que pudiese sentirla respirar y escuchar su corazón latir. Me sentí de nuevo como aquel joven vulnerable de antes. Comencé a perder la esperanza de verla abrir los ojos pero al menos la tenía conmigo... tan igual a la última vez que la vi hace ya bastantes años.

Nat se arrodilló y tocó mi hombro.

Volví a mirar a mi preciosa Valerie. Estaba listo para dejarla ir después de tanto tiempo...

Entonces un milagro ocurrió: ella respiró tratando de tomar grandes bocanadas de aire y abrió los ojos alarmada.

Comenzó a moverse a la defensiva y sus preciosos ojos castaños se posaron en los míos.

—Valerie...

— ¿S... Steve? ¡¿Steve, eres tú?! ¡Amor... estás vivo! ¡Volviste por mí! ¡Volviste! —nuestros ojos se llenaron de lágrimas de conmoción.

Me abrazó y yo la aferré a mí, jamás creí que volvería a sentirla tan cerca de mí, pero estaba pasando, ella, la chica que he amado durante toda mi vida aquí estaba, conmigo.

—No iba a dejar a mi chica especial, menos porque me debe un baile. Le hice una promesa.

Val sonrió y tomó mi rostro entre sus manos. Lo acarició tratando de comprobar que estábamos juntos.

— ¡Mi amor! —dijo besando mis labios— ¡Es que no es posible! ¡No puede ser!

—Lo es... estamos juntos, y no voy a volver a separarme de tu lado, mi pequeña chica descabellada.

Volvimos a besarnos, en un beso más intenso y duradero. Recorrí su cuerpo, sintiéndolo, amando tenerlo ante mí, tocarla era como pisar el cielo después de haber estado en el infierno.

—Yo lo creía más inocente...

Valerie y yo volteamos percatándonos de la presencia de Wanda y Natasha. Val frunció el ceño confundida y yo me reincorporé junto con ella sin dejar se abrazarla.

—Val, te presento a Natasha Romanoff y a Wanda Maximoff, sin ellas jamás habría logrado encontrarte.

—Gracias—dijo Valerie y Wanda y Nat sonrieron al igual que ella—. Yo... disculpen que pregunte esto... pero... ¿dónde estoy? ¿Qué ha pasado?... Mi hermano... ¡Steve! ¡Bucky está vivo, por eso me capturaron a mí! ¡Y Peggy! ¡Ella debe de estar preocupada porque no llegué a casa! ¡¿Cuánto tiempo estuve aquí?!

Comencé a ponerme nervioso, había tantas cosas que contarle y eran muy difíciles de decir, más aún porque no sabía de que manera procesaría todo.

—Valerie... hay tantas cosas que decirte... pero, pero no sé como....

—Te explicaremos todo adentro del Quinjet, en camino a casa—dijo Nat.

— ¿En el qué? ¿Es una clase de búnker o algo así?

—Lo verás en un segundo.

Salimos de la base y nos dirigimos de inmediato al Quinjet. Valerie estaba entre fascinada y confundida mirándolo.

Aún cuando entramos yo la acurruqué a mi lado.

— ¿Qué es todo esto? ¿Y mi hermano? ¡Le estaban haciendo daño, Steve! ¡Se lo llevaron!

—Llevo un año buscándolo y aún no hay señales de él. Val... ha pasado mucho tiempo, el mundo no es como creíamos...

— ¿A qué te refieres?

—Han pasado 70 años, Valerie... estamos en el 2015.

— ¿Te estas vengando por todas las bromas pesadas que te hice? Porque voy a decirte que este no es momento para que lo hagas y eso no es de buen gusto, Steven Grant Rogers.

—Valerie...—habló Wanda—. Es verdad, pasaste años congelada en dominio de Hydra.

—Pero Steve y la SSR terminaron con Hydra en el 45.

—Eso creímos pero no fue así. SHIELD se formó después de la guerra como una agencia de seguridad—dijo Nat—. Pero mentes criminales de Hydra se infiltraron, y Hydra no fue aniquilada, sino hasta hace poco.

Val asintió, la sentí alterada a pesar de que trataba de aparentar que no era así.

—Oye... estoy aquí contigo, pase lo que pase—le dije para tratar de tranquilizarla.

—Mientras estés conmigo todo estará bien, es que yo sólo... ¡Maldita sea, Steve! ¡Soy una jodida anciana!

Sonreí y besé su nariz, mientras seguía envolviéndola en mi abrazo.

—Cuida tu lenguaje Valerie porque a tu ancianito no le gustan las malas palabras.

— ¿Empezamos con eso de nuevo, Romanoff? —dije levantando una ceja.