Cuatro

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El estado del príncipe empeoraba, por lo que Mino se hallaba en la tarea de buscarle con ahincó alrededor de los castillos ¿Por qué se escondía? le frustraba no tener la solución en sus manos, recurriendo a memorias desgarradoras "No, él no" ansioso preguntaba a los sirvientes reales, quienes desconociendo que el príncipe fuera un chico tan complicado, le restaban la importancia que merecía. Mino quería gritarles para que abrieran los ojos ante la problemática que se escondía debajo de esa corona. Pero ellos no lo comprendían, porque era él, Song Minho fiel escudero, quien más le apreciaba en todo ese enorme castillo. Si, a pesar de que procuraran cumplir sus mandatos, elevando alabanzas en nombre del futuro Rey, aunque le trataran como una clase de deidad. Eso no bastaba, porque se sentía tan vacio en lugares concurridos, pero tan amado en los momentos en que Mino lo rodeaba con sus brazos prometiendo que nunca le dejaría.

—Siempre que te encuentro estas llorando — dio con el paradero del príncipe, luego de dar vueltas por todo el castillo —No me gusta verte así ¿Qué es eso que te mantiene de esta manera? Porque no creo que sea lo suficientemente digno para arruinar tu sonrisa. — Coloca su mano izquierda en la mejilla de Jinwoo —Un día subirás al trono y debes mostrarte como alguien fuerte. Yo estaré ahí cuando eso suceda, usted lo sabe — el príncipe se inmuta, alza sus brazos pidiéndole que lo levante —Eres un príncipe mimado.

Mino— canturrea posicionado su cabeza entre el espacio del cuello y hombro. Los brazos rodeándolo mientras este se encarga de cargarlo entre sus brazos —No me dejes, siempre eres el único que me busca ¿Crees que a los demás les afectaría si un día su príncipe los abandona? Parecen tan ocupados, no lo sé, sólo tú me cuidas.

—Por favor, no piense de esa manera ¿Es esa la razón para que me haga esto? — Jinwoo levanta la cabeza, mirando desde abajo el semblante serio de su escudero —Todos le necesitan, puede que estén ocupados, pero todo es por usted... siempre es por el príncipe azul.

—No estoy triste, sólo confundido — declara. Unas cuantas sirvientas pasan a sus lados pero no les prestan atención. Para ellas el trabajo de Mino es cuidar exclusivamente del príncipe y si el pidió ser cargado, él debía seguir con la orden —es sobre esas historias de amor que me cuentas.

—En ese caso, lo lamento — llegan a la puerta de la habitación. Jinwoo estira su brazo dando vuelta a la perilla —Si lo ponen de esta manera, dejare de contárselas. Supongo es como lo creí, sólo seria una triste ilusión para usted.

—Mino— lo recuesta en su cama. Dispuesto a dejarlo se aleja, pero el príncipe se aferra a su brazo —Escúchame, porque no puedo más con esto. Es sobre todos esos cuentos, si —Song se siente culpable, por lo que no puede mirarlo a los ojos. Mantiene su vista fija en el piso, avergonzado del daño que ha causado —Estoy enamorado, pero no es como todas esas anécdotas ¿Qué se supone que deba hacer? — Sorprendido levanta la cabeza raudamente. Lo observa manteniendo una conexión que lo dice todo y nada a la vez — En mi historia no hay una damisela, mi historia es prohibida y los del pueblo no se atreverían a plasmarla en las letras.

Mino se aproxima con cuidado, dudando de la revelación que se la ha mostrado. Acaricia su rostro cuando finalmente lo tiene ante él, fija la vista en esos labios que le incitan al pecado. Porque la iglesia es la ley, así que él es una clase de delincuente sin remedio y por esas razones le gustaba creer que era un vago que saltaba en los jardines reales "Ya no tengo arreglo" porque estaba seguro de lo que llego a sentir por el pobre Nam Taehyun, a pesar de su penoso destino. Aunque su madre lo abrazara con el temor de que sentenciaran a su hijo por amar en demasía, por admirar la belleza de los hombres y no la de las mujeres como se esperaba de él. Entonces a sabiendas de todas las adversidades, ella dejaba que su hijo fuera, mientras este lloraba diciéndole "lo siento, lo lamento" no le quedaba más que consolarlo desde aquel día frío en que descubrió la relación que mantenía con el loco del pueblo, ese que tocaba instrumentos a altas horas de la madrugada y desprendía congoja en su andar. Fue que le cuestiono ¿Por qué? Ignorando que ambos fueran chicos ¿Por qué el chico con la mirada triste? ¿Por qué te gusta rodearte de personas azules? Refiriéndose al color como la melancolía.

Recordando las palabras de su madre es que se disculpa nuevamente por ser un pecador "Lo siento, creo que ahora recibiré mi sentencia por no cumplir, por no ser normal... por enamorarme" Jinwoo se mantiene a enfrente de él, con la tensión de su cercanía. Sus ojos viajan a los ojos de Mino, a sus labios, a esa mirada que le dedica, entre amor, deseo y pena. Se desespera, tomando del cuello de su escudero para que así sus narices rocen, pero al tenerlo en esa posición duda por unos minutos, tragando saliva. Acaeció que Mino acorta el trecho, besando de manera casta los labios suaves de su príncipe.

—Lo lamento— se separa luego de tal declaración. El príncipe Kim no lo comprende en ese momento, por lo cual no responde, dejando que su escudero le abandone en su habitación.

"Mi príncipe azul, has despertado la lujuria que mantuve bajo llave

Aquella ocasión me disculpaba por el destino apabullante que te esperaba al enamorarte de un hombre como yo; un joven delincuente del amor

Porqué ahora mis pensamientos se verían ensombrecidos con la añoranza de marcarte, arrancarte las vestimentas elaboradas en un intento desesperado de borrarte esa tristeza con encuentros sexuales, tan prohibidos que sólo los hacen más exquisitos, como tu piel y el aroma que emanas.

Creo que en esa ocasión que me hallaste en los jardines, lo comprendiste.

Sí, porque tú eras azul, como las mañanas frías y yo carmesí, como los atardeceres calurosos"

Príncipe azulDonde viven las historias. Descúbrelo ahora