Los guardias no sabían que hacer, ella era la mujer del hombre para quien trabajaban. Y los empleados simplemente estaban mirando la situación y murmurando sobre la situación que desconocían totalmente.

— Eres una maldita pe...

— ¡Angelina! —Rugió, Alex.

Había salido de su oficina tras escuchar los gritos histéricos de su ex mujer. Olvidando por completo que llevaba el pantalón manchado. Angelina había armado un escándalo en su empresa y eso no lo toleraba por nada del mundo. Observó a Jenna que se encontraba con la mirada en el suelo y la mano en la mejilla, Zoey la abrazaba ligeramente por los hombros. Estaba seguro que Angelina la había golpeado y eso le molestó bastante, Jenna no tenía la culpa de nada.

—Alex —Dijo Angelina, recuperando su postura normal.

—Acompáñame, ahora.

Dicho esto se dio vuelta y caminó en dirección a su oficina. Angelina lo siguió, pasando a un lado de Jenna y mirándola con desprecio. Hizo sonar sus tacones de forma exagerada por la baldosa del lugar. Él intentaba guardar la calma, no la gritaría, no la atacaría, solo hablaría normalmente. Escuchó la puerta cerrarse y él se giró para encararla.

— ¿A qué has venido? —Preguntó entre dientes, intentando tragarse todo lo malo que le quería gritar — ¿A armar tu show de mujer celosa? Te recuerdo que fuiste tú la que se metió con mi mejor amigo —No quería hablar de ese tema. Le afectaba emocionalmente.

—Vine para decirte que firmaría los papeles del divorcio... —Dijo con las palabras saliendo lentamente de sus labios y con la voz cargada de odio y celos —Pero ahora que vi esto...

—Pero ahora que viste esto ¡NADA!

Sabía lo que ella iba a decirle; no tenía derecho de reclamarle nada y no darle el divorcio por aquello siendo que ella fue la que falló en ese matrimonio. Alex se giró y caminó hasta su silla de cuero, en donde tomó asiento y junto sus manos sobre la mesa. Respiró tranquilamente, contendiéndose.

—Angelina, si no me firmas los papeles pasaremos a juicio y sabes muy bien que terminaras perdiendo por falta de dinero, tendrás deudas y posiblemente termines en la cárcel.

—No puedes hacer eso —Dijo muy segura.

— ¿Ah no? —Preguntó alzando la ceja derecha — ¿Por qué?

—Porque sigues enamorado de mí.

Alex rió con entusiasmo pero sentía un poco de dolor en el fondo de su alma; ella tenía razón, aún la amaba. Era difícil olvidar a una persona de un día para otro y más si esa persona era tu esposa. Se sentó en su sillón de cuero con las piernas abiertas, le molestaba el asqueroso café pegajoso entre sus piernas, el cual se iba secando.

— ¿Por el simple hecho de que aún sigo enamorado de ti no puedo divorciarme? — Colocó los codos sobre la mesa y juntó las manos bajo su barbilla y la miró con una sonrisa sínica y los ojos llenos de dolor oculto — pues déjame decirte que, casi nada de lo que sentía por ti, lo siento ahora —En parte era verdad.

Angelina se alejó de la puerta y se acercó con sensualidad hasta su escritorio. Intentó regular su respiración que comenzó a ser irregular; intentó no soltar un suspiro placentero al verla caminar de esa manera. La extrañaba mucho. Extrañaba abrazarla y besarla.

— ¿En serio? — Le preguntó en un susurro tentador a la vez que inclinaba su torso sobre el escritorio de una forma provocativa, dejándole a la vista su hermoso escote.

Que ganas de hundirse y dormir en ellas.

—Sé que me amas —Sonrió de costado. Agarró de su corbata y lo estiró hacia ella suavemente, haciéndolo inclinar también —. Sé que me deseas — Se acercó dispuesta a cortar el poco espacio que quedaba entre sus labios.

Tantas ganas tenía de besar esos labios una vez más, pero no podía, ella lo había lastimado, le había hecho daño como nadie. Por más difícil que fuera él besó su mejilla suavemente y se alejó de ella, mirándola con dolor que ya no se molestó en ocultar.

—Basta, Angelina —Pidió casi en un susurro, poniéndose en pie —. No hagas las cosas más difíciles, esto me duele mucho. Terminemos las cosas bien, por favor —Rodeó el escritorio hasta colocarse frente a ella.

—Yo te amo, Alex.

—No me amas —Dijo colocando sus manos sobre los hombros de ella —, si lo hubieras hecho jamás me hubieras traicionado —Sus manos pasaron a su delgada espalda y la atrajo hacia él, envolviéndola en un suave y cálido abrazo.

—Alex... —La voz de Angelina tembló. Estaba tan sorprendida como confusa. No esperaba aquel abrazo.

—Shhh... —La chitó suavemente, acariciando con sutileza su hermoso, sedoso y perfumado cabello negro. —Te daré tiempo hasta la semana que entra para que asimiles que ya no estamos juntos, nena; luego quiero el divorcio o esto definitivamente pasará a juicio.

Alex la alejó despacio y la observó fijamente a los ojos. La mirada de ella denotaba frialdad, perseverancia y egoísmo.

—Ahora tengo que seguir trabajando —Aquella fue una invitación bastante clara para que se marchara.

Angelina iba a protestar pero decidió ceder por esta vez.

—Está bien, Alex —Caminó hasta la puerta y lo observó antes de salir —. Pero volveré.


***

Jenna se había pasado la tarde distraída en sus pensamientos, esa mujer, esposa de Alex, realmente era una víbora peligrosa aparte de hermosa. La había golpeado y parece que eso nunca se le iba a salir de la cabeza y con tan solo recordar aquél suceso se le revolvía el estómago de los nervios que sentía.

Suspiró mientras se tiraba en la cama de espaldas.

Alex le gustaba no podía negarlo, y si se hubieran conocido un poco mejor y fuera del trabajo, quizá hubieran tenido una relación ¿o no? Pero ahora que había visto a su mujer en persona pudo corroborar que era demasiado preciosa como para que él no quisiera perdonarla.

El teléfono de su trabajo comenzó a sonar.

¿Sería él?


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Hola mis queridas y bellas lectoras *-* hice el capitulo más largo ahora. Sé que dije que actualizaría cada cuatro días pero como me pedían que actualizara ya!!! Y MUCHAS gracias a todas las que comentan y votan, me ayudan muchísimo!!

¡¡¡Si te gustó el capítulo dale una estrellita y comenta abajo lo que te pareció!!! ↓↓↓


LA ASISTENTE ©Kde žijí příběhy. Začni objevovat